Durante mucho tiempo he escuchado a las mujeres llamarse de maneras nefastas mientras platican con otras sobre el tipo de hombre que desean en su vida. Yo misma me he llamado tonta cuando pienso en las características y atributos que debería tener el hombre que esté a mi lado.
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Me ha tocado convivir con mujeres verdaderamente valiosas cuya idea de pareja se resume a un “cada quien tiene lo que se merece”. Esto me recuerda un poco a la segunda película “El diario de Bridget Jones” que, por cierto, me parece la única producción hollywoodense que ha sido justa al plasmar lo que le sucede a cualquier chica en una etapa de su vida donde el chico malo y el bueno ponen a prueba nuestra madurez emocional.
Sucedió que al final de todas las peripecias con estos dos sujetos, la señorita Jones decidió que ninguno era el correcto, dejándonos claro que ella merecía “algo extraordinario”. Aunque al principio me parecía de lo más absurdo, dado que tenía a dos hombres dispuestos a todo por ella, terminé entendiéndola y dándole la razón.
Si regresamos la película descubriremos que este personaje pasó por lo mejor y por lo peor con cada uno. Quizá nunca lo dijo abiertamente pero cada dolor, frustración y éxtasis que estos dos hombres la hicieron vivir le dio la maravillosa oportunidad de conocer más sobre sí misma y saber de lo que era capaz en el amor y en el desamor.
Al final, más que los besos apasionados, el sexo salvaje, el juego de la seducción y la conquista, el mejor regalo que obtuvo de ellos fue la forma en la que ella abrió su corazón sin cuestionarse nada. Con cada uno se dejó ser sin límites ni miedo.
Cada vez que veía esa película me preguntaba cómo después de todas las decepciones, Bridget jamás dudó que en algún momento llegaría el indicado, y es que justamente fue el hecho de no dudar lo que le dio la seguridad suficiente para saber que merecía algo mejor.
Más allá de las virtudes o defectos que tenga la persona con la que estamos, es el acto de conocer todo sobre nosotros mismos lo que define el tipo de relación que tenemos. No se trata de calificar nuestras opciones como buenas o malas, sino saber lo que somos y podemos ofrecer para entonces ver si el otro está a la altura de nuestras posibilidades.
Eso de “tenemos lo que merecemos” es demasiado ambiguo, yo diría que más bien tenemos lo que necesitamos para darnos cuenta si podemos mejorarlo o si así somos felices.
Bridget Jones me dejó la siguiente reflexión: nada te da más libertad y satisfacción que saber quién eres, ubicar tus fortalezas y en lo que debes superarte. Cuando te conoces lo suficiente entonces puedes tomar decisiones porque estás segura de que todo lo que se quede en tu vida será tu responsabilidad.
Debemos disfrutar más que cuestionarnos, entender que el dolor es algo latente e inevitable, pero hay que confiar en que siempre llega para avisarnos que viene algo mejor.
Así que para los que creían que esto era un homenaje a la cursilería, Bridet Jones es más que una idealista y romántica a la que le atraen los “chicos malos”, y valdría la pena tomar algo de este personaje para aplicarlo en nuestras vidas, ¿no creen?