“Amiga, ¿vamos a hacernos una manicure? Ah, se me olvida que tus uñas son muy cortas para eso”. Es una maldición, sí, lo sabemos. Para todas las que alguna vez hemos caído en la mala costumbre de mordernos las uñas, les cuento que hay esperanzas.
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Este mal hábito llegó a mi hace no tanto tiempo; nunca me mordí las uñas de pequeña, pero sí empece a hacerlo de más grande. Es un hábito detestable, y sé de algunas personas que además de moderse las uñas, ¡se las tragan!
¿Cómo podemos terminar de una vez por todas con esta mala costumbre? Si ya estás cansada de ocultar tus manos y de usar técnicas antiguas como el esmalte con sabor a ajo u otros secretos ancestrales, mira estos consejos.
1. Parte de a poco
Si te cuesta mucho y sólo el hecho de dejar de hacerlo te provoca ansiedad, parte de a poco. Puedes ponerte la meta de no morderte una uña primero. Elige cuál quieres proteger e intenta no morderla por un tiempo. Al ver luego la diferencia entre esa uña y las otras te motivará a seguir con las demás.
2. Analiza qué te ocurre cuando quieres hacerlo
Todo mal hábito tiene su causa. Morderse las uñas es consecuencia de estados de ansiedad, es por esto que te ayudará mucho pensar en qué sientes en el momento en que lo haces. Cuando llevas tu dedo a tu boca, algo ocurre que lo gatilla y una vez que estés consciente de tus emociones, será más fácil controlar ese mal hábito.
3. Usa esmalte de uñas
Si tenemos las uñas pintadas, es probable que sea más incómodo morderlas ya que quedarán residuos de la pintura en la boca.
4. Córtalas y mantenlas así
Mientras trabajas en la eliminación de esta mala costumbre, corta tus uñas con un cortauñas o límalas, así no tendrás nada que morder y tus uñas se verán mejor que si las cortaras con tus propios dientes.
