Cuando empiezas a salir con alguien nuevo tienes la emoción (o la pereza, me ha pasado) de descubrir todo sobre él. El problema viene cuando la emoción es tanta que pasas de largo ciertas cosas que más adelante van a convertirse en un problema.
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Dependiendo de tu personalidad, debe haber cosas que en definitiva no son negociables. No me refiero a las de cajón: obviamente no debes aceptar a una persona violenta, chantajista o mentirosa en tu vida.
Hablo de cosas básicas que haces todos los días o casi, que compartes con tus amigos, que dicen quién eres.
En mi caso: películas, música y viajes.
Los gustos cinematográficos son el primer indicador. Quienes tenemos la costumbre de consumir mucho cine y series no podemos comprender ni soportar a quienes no.
Si no crees que ir a ver una película clásica a una función al otro lado de la ciudad es un buen plan para el fin de semana, no tenemos para nada la misma idea de diversión.
Creo que es importante compartir esa pasión, y al menos el género preferido, para saber que estamos en el mismo canal.
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Y la película favorita no se toca. Como en HIMYM, Ted debió dejar a Stella desde el segundo en que supo que no le gustaba Star Wars. No, no es sólo una película, es claro que no son tal para cual y qué bueno que lo deja plantado en el altar.
Simplemente no sabría de qué hablar con alguien a quien no le gustara Jurassic Park. O que no le gustaran los zombies. No, no vas a entender nunca quién soy si no amas los dinosaurios y los muertos vivientes.
El segundo sería la música. Siempre he dicho que hombre que no escucha a los Melvins es una amiga más.
Y no que los escuche yo diario ni que sea lo único que me gusta, incluso soy bastante abierta y escucho toda la música que me propongan sin prejuicios. Pero precisamente por eso, alguien que no lo disfrute tanto como yo me va a estorbar.
Si no puedes callarte la boca y escuchar un disco de principio a fin, no eres mi tipo y nunca lo vas a ser.
En cuanto a los viajes, hay de dos. Como viajo mucho y me gusta hacerlo sola, no me importa que no me acompañen.
Estaría increíble poder compartir esa pasión por vagar por calles lejanas y comer platillos exóticos en rincones al otro lado del mundo. Me encantaría conocer a alguien más que, como yo, sintiera la necesidad de platicar con el mar.
Pero si no vas a acompañarme tendrás que ser muy independiente y dejarme ir cada que lo necesite. Porque es eso, una necesidad. Ya me ha tocado quien trata de convencerme de no ir, y también quien aprovecha la ausencia para volver con su ex y así.
No, no funciona y sé que nunca nunca va a funcionar.
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¿Cuáles son tus requisitos no negociables?