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Constanza del Rosario, “Si la cama hablara”. “La chilena ahora quiere sentirse sexy”

En su libro, la sicóloga especialista en género, relaciones de pareja y sexualidad desmenuza nuestra realidad en la cama. Aquí entrega sus principales conclusiones y enumera varios mitos que rodean nuestra sexualidad. “El principal problema de chilenos y chilenas en su vida erótica es que somos una nación muy mental y poco corporal”, dice.

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Por Jessica Celis Aburto. Fotografías: Gonzalo Muñoz.

Las mujeres chilenas están en un importante proceso de cambio en su vida íntima, dentro y fuera de la alcoba, desde modelos más tradicionales a unos más posmodernos. Esto se ve reflejado en el hecho de que por primera vez se ha vuelto un eje fundamental de su realización personal y de pareja el querer liberarse sexualmente. En ese contexto, el deseo, la capacidad de desinhibirse y explorar, así como el sentir placer y alcanzar un orgasmo, son preocupaciones que las lleva con frecuencia a buscar ayuda. Es decir, están evolucionando desde un rol de objeto a sujetos de su sexualidad. Por supuesto aún son varias las que llegan a consulta con intenciones de mejorar estos temas para no perder a su pareja o para que éste no les sea infiel; pero son muchas más las que llegan por una motivación propia (tengan o no pareja), porque quieren bienestar y goce en su vida erótica, y eso es una verdadera novedad», dice Constanza del Rosario, (34), sicóloga y terapeuta sexual. Para ella es fundamental hablar de estos temas para educar, y por ello utiliza todos los medios posibles. Además de su sitio web, colabora en varios medios de comunicación y en la última Feria Internacional del Libro de Santiago presentó su última publicación, «Si la cama hablara, (¿reinas fuera y dentro de la alcoba?)».

¿Es posible identificar conductas o patrones de comportamiento que sean propios de las chilenas en la cama?
Más que patrones de conducta, uno puede ver estilos de personalidad y de apego que se expresan de diversos modos en su vida afectiva y erótica. Como estamos en proceso de transformación, hoy hay de todo en distintas proporciones. Siguen existiendo muchas mujeres que viven su sexualidad desde la vergüenza, la culpa, el asco y el miedo, que no se atreven a experimentar, que esperan que el hombre «haga la pega», que se tapan o apagan la luz, que «lo hacen por cumplir», que por ellas no tendrían sexo, etcétera. Asimismo, de forma reactiva a todo ello, han aparecido en el otro extremo mujeres que salen de «cacería», que tienen amigos con ventaja o encuentros de una noche, que prueban todo y hacen de todo, que evitan quedarse a dormir para evitar compromisos, que exigen sexo en cuanto a frecuencia y calidad. Y también hay otras que están siendo capaces de equilibrar ambas formas e integrar sexualidad lúdica, exploratoria, desinhibida y placentera, con compromiso y complicidad. Estas mujeres son proactivas en la cama pero también pueden ser dulces, cariñosas y receptivas dentro y fuera de ella; lamentablemente éstas aún no son la mayoría.

¿Y qué pasa con los chilenos?
Los hombres también están experimentando grandes transformaciones ante estos nuevos modos de ser mujer en la intimidad. Si antes ellos eran los dueños y señores de la sexualidad e iban a lo suyo, hoy son cada vez más los conscientes de que la sexualidad femenina es distinta a la masculina, y que la técnica de «dos cucharadas y a la papa» no es el camino. Son hombres que quieren satisfacer a sus mujeres, pero muchos de ellos se han insegurizado en el camino con respecto a su rendimiento, las dimensiones de su genital o ante una mujer experimentada o proactiva en la cama.

¿Cuál crees que son los principales problemas que nos afectan?
Los trastornos son varios. Si tuviera que nombrarlos pondría en primer lugar la falta de deseo en los chilenos adultos mayores de 25 años. En segundo lugar, la anorgasmia y dolor durante el coito en mujeres menores de 30, y en tercer lugar la eyaculación precoz y disfunción eréctil, esto se aprecia en distintas edades. Tras estos trastornos muchas veces encontramos a hombres y mujeres que tienen miedo a ser abandonados, rechazados, a fracasar o no saber; altas cuotas de ansiedad y estrés; desconocimiento de sus cuerpos y desconexión de sus sensaciones eróticas; dificultades para auto-motivarse y tendencia a responsabilizar al otro de su placer; dificultad para dar espacio al disfrute en su vida porque viven para cumplir con el deber; comparaciones constantes con otros que generan inseguridad; tendencia a vivir la cama como un lugar de evaluación; pensamientos pesimistas rumiantes; obsesión por los resultados. En definitiva, a mi juicio, el principal problema de chilenos y chilenas en su vida erótica es que somos una nación muy mental y poco corporal.

¿Qué salida tenemos, entonces?
Además de una buena sicoterapia y el apoyo kinesiológico adecuado, alternativas hay muchas, buenas, bonitas y baratas, y tienen que ver con el estilo de vida que llevamos a diario. Si usted quiere una vida sexual de calidad, el manejo del estrés, la ansiedad, la negatividad, así como cultivar los espacios de intimidad de pareja, son básicos. Lo fundamental es salir del sedentarismo, conectarse con el cuerpo y los sentidos, aprender a relajarse, respirar, vivir en el presente y mantener una actitud de confianza y optimismo. Quien disfruta fuera de la cama disfruta dentro de ella.

¿Cómo ves a las nuevas generaciones de mujeres en relación a las que están en los 40 y 50 años?
Las grandes diferencias se notan entre generaciones jóvenes y las mayores, sobre 50 años. Diría que las mujeres entre 30 y 40 años son la generación que marca el tránsito entre estos polos, las que son el mix de modelos tradicionales y posmodernos de mujer, dentro y fuera de la alcoba. La gran diferencia entre mujeres mayores y las más jóvenes son los tipos de mensajes que recibieron con respecto al rol femenino, las relaciones de pareja y la sexualidad. Las mujeres adultas, en su mayoría, son las que salían de la casa paterna para casarse, que tenían que esconder embarazos no deseados porque la virginidad era un valor, la mayoría era educada bajo estrictos códigos morales que veían la sexualidad como un deber marital, no como una fuente de gratificación personal, que tenían como norte el «casarse bien» y ser madres más que desarrollar una carrera, y poco y nada sabían y hablaban de sexualidad. Menos aún de placer sexual femenino o de violencia contra las mujeres. Las generaciones más jóvenes han sido criadas en la era de las comunicaciones en medio de un mundo globalizado que las ha acercado a distintos modelos de ser mujer, donde somos protagonistas de la historia y de la vida pública. Son alentadas a proseguir estudios superiores, a ganar su dinero y a no depender del marido, a postergar la maternidad en aras de su realización personal. Estas mujeres viajan solas; ven, escuchan, leen y conversan sobre sexualidad, placer e igualdad; tienen sex shops pensados para ellas; pueden acceder a la pastilla del día después; conviven antes de casarse; pololean varias veces sin temor al qué dirán; comparten las tareas de la crianza y del hogar con el hombre; acceden a terapia sicológica con mayor facilidad, entre otras muchas cosas más. Todo ello claro que afecta el modo de vivir la sexualidad y las relaciones de pareja. Pero las cosas no son blanco o negro. La nueva realidad ha abierto los ojos a muchas mujeres mayores que hoy quieren que su vida íntima sea distinta y trabajan por ello. Traen a su pareja a consulta y se abren a conocerse de otro modo. Por otra parte, las más jóvenes deben hacer frente a desafíos enormes desde una lógica del consumismo que hace más inestable y desechables las relaciones de pareja y una liberación sexual mal entendida que las tiene angustiadas, confundidas y pone en riesgo su salud mental y física.

Somos un país de tabués; ¿cuáles son los principales que nos rodean?
Más que tabúes te hablaría de mitos que aún nos siguen pasando la cuenta a nosotras y a ellos. Mitos como que el hombre siempre tiene ganas; que la verdadera sexualidad es la penetrativa; que los orgasmos que valen o los verdaderos son los que se logran a través de la penetración; que si no está teniendo sexo contigo lo está teniendo con otra; que para mantener relaciones sexuales hay que tener ganas y este deseo debe nacer de forma «natural» y «espontánea»; que todo encuentro sexual debe culminar en penetración y orgasmos; que el orgasmo es el fin último de la sexualidad, en vez del proceso de goce, relajación y conexión, entre muchas otras ideas que sólo dañan y empobrecen nuestra vida erótica.

Harto ruido mental, ¿y cartuchismo?
Sí, totalmente. Como lo mencioné antes, mientras más mental sea una persona, mayor inhibición sexual y bloqueo de impulsos y sensaciones sucederá, porque la mente te llena de intrigas, miedos, vergüenzas, ascos, pesimismo, culpa, entre muchas otras cosas. Mientras tengamos en nuestro interior muy activa una vocecita criticona, humilladora, perfeccionista, castigadora y/o sobreprotectora, nuestra relación con nuestro cuerpo y nuestra sexualidad se verá dificultada. Mientras no superemos el miedo al qué dirán –y ese que dirán no tienen que ver con lo que el otro dice sino con lo que mi mente dice que el otro piensa o dirá– seguiremos siendo cartuchas.

¿Qué consejo podrías dar a todas aquellas mujeres que son esclavas de sus imperfecciones sexuales y que no logran disfrutar con libertad?
Un consejo muy simple: no te compares con parámetros «ideales» de belleza ni creas que el disfrute sexual depende de cuán flaca o linda eres. La plenitud sexual tiene que ver con tener una buena autoestima, con sentirse cómoda y conectada con una y aprovechar cada centímetro de piel, que desde su capacidad sensorial aporta una infinita fuente de placer. Aprovecha tu cuerpo, que nunca será más joven y vital de lo que es hoy, y no creas que ellos te miran con ojos de cirujano plástico. Lo que la mayoría de los hombres termina apreciando de la mujer que tiene en su cama no es cuan firme tiene sus senos, sino cuan dispuesta está a disfrutar, fluir, jugar y pasársela bien.

En relación a la autosatisfacción, ¿la masturbación es fuente de satisfacción para las chilenas?
Si bien cada vez son más las mujeres que están mirando esta actividad con buenos ojos y la practican en su vida privada, a solas y/o con la pareja, lamentablemente aún son muchas las que la ven como algo que «ellas no hacen» o con un «me da asco tocarme», «no conozco mi vagina», «¿cómo voy hacer esto sola?», «¿tocarme a mí misma? ¡qué vergüenza!». Creo que los diferentes especialistas en sexualidad que accedemos a los medios de comunicación estamos ayudando a cambiar esta mentalidad y a derribar mitos y tabués con respecto a una práctica que siempre se consideró de hombres y de «mujeres cochinas o promiscuas». El autoerotismo es muy importante en los procesos de autoconocimiento, la autoestima y el cimiento de las futuras capacidades amatorias y de disfrute.

Sexo anal. ¿Lo seguimos viendo cómo anormal?
Alguna vez escuché por ahí que el sexo anal es la nueva virginidad del siglo XXI. La verdad la afirmación me pareció interesante y graciosa, y pienso que con respecto a él las mujeres tienen diversas visiones. Hemos sabido a través de programas de investigación en torno a la sexualidad de los jóvenes, que muchas chicas están inciando su vida sexual a través del sexo anal antes que el genital, como un modo poco apropiado de evitar embarazos y/o mantenerse «vírgenes». Eso demuestra que las generaciones jóvenes lo ven como algo bastante más normal y frecuente que las mayores. Para esta últimas el sexo anal puede ser desde una aberración hasta una forma de disfrute sexual «entre otros». En este sentido creo que si bien cada vez más las mujeres se atreven a experimentar esta práctica sexual, aún está cargada de muchos contenidos simbólicos que varían de persona a persona y de generación en generación.

¿Es posible tener un manual de sexualidad, así como si fueran las instrucciones que vienen para usar un producto?
Un manual ayuda, pero no es la clave. Te daré un ejemplo: a todos los hombres les enseñan a jugar fútbol (el cómo), pero el que sean grandes futbolistas depende en gran medida de cómo se relacionan con la pelota. La sexualidad es lo mismo. Pese a la utilidad de los tips, no tiene que ver con saber cómo se hace tal o cual cosa, sino con los niveles de conexión y fluidez con la que vives el encuentro sexual. El sexo no es un pensamiento, es una experiencia en la que mente y cuerpo se unifican, relajan y armonizan.

 

«SI LA CAMA HABLARA, (¿reinas fuera y dentro de la alcoba?)»
«Mi libro es para las chilenas. Ha sido elaborado con todo el amor del mundo para ayudarles a liberarse de su cinturón de castidad mental, para facilitar el autoconocimiento y la conexión consigo mismas, y desde ahí con su pareja. También para que se hagan cargo de su vida y dejen de elegir pasteles o sufrir por quienes no las aman bien. Es un libro para ayudarlas a enamorarse y gozarse a sí mismas y descubrir que éste es el camino para el amor saludable y el placer».

En la web: www.constanzadelrosario.cl
Twitter: @silacamahablara

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