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Ignacia Golborne: “Mi único compromiso es estar en terreno”

La hija más mediática de Laurence Golborne cambió la Ingeniería Comercial por la política. Una decisión no muy bien vista por su familia, incluyendo a su padre, quien la apoya pero hubiese preferido otra cosa para ella. Su candidatura por el Distrito 28 también le costó su pololeo, pero ella está segura de su decisión, y se prepara. “Puedo manejar algunas cosas generales de ciertas áreas, pero proyectos específicos con leyes determinadas, obviamente que no los sé. Necesito prepararme para ver temas locales como la salud, y profundizar en el área de la educación. me hago cargo de eso”, dice.

 

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Por Jessica Celis Aburto. Fotografías: Gonzalo Muñoz.

En diciembre terminó de estudiar Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile. Tenía dos caminos: empezar a buscar trabajo o ingresar en la campaña presidencial de su papá, Laurence Golborne. «Pensé que no tendría oportunidad de trabajar en paralelo a una campaña en la que mi padre iba a ser candidato presidencial, así que opté por ello y me metí  100%. Viajé por todo Chile, y esa experiencia me cambió totalmente. Ver el cariño de la gente en la calle, sus anhelos e ilusiones, cómo querían ver gente nueva para que trabaje por ellos, fue muy fuerte», explica Ignacia Golborne (27) sobre su decisión de dedicarse a la política.

Cuando terminó la campaña se dio cuenta que no quería trabajar en una empresa como ingeniero comercial, ni menos detrás de un escritorio. «Mi hermana me decía que lo hiciera, que llevaría una vida más tranquila, con horario y sueldo fijo, pero no me interesa. Me gusta mi carrera, pero no mucho las finanzas ni la economía, porque los números no son lo mío; me gusta más el área ‘blanda’, como la estrategia, marketing, recursos humanos. Quiero trabajar en algo que sea un proyecto que tenga un fin mucho más grande, no en una empresa en la que vea que las utilidades crecen día a día», precisa.

¿Cómo fue el proceso para incorporarte al Distrito 28 (Lo Espejo, Pedro Aguirre Cerda y San Miguel)?

Terminé mi tesis y ahí me ofrecieron distintas comunas para ingresar a la política de lleno. Finalmente elegí este distrito por las necesidades que existen, y porque hay mucho por hacer; creo que puedo ser un gran aporte.

¿Qué dijo tu papá?

Se siente orgulloso y me apoya, pero por el lado de padre protector no le gustaba mucho la idea, porque sabe lo difícil que es para una mujer trabajar en política. Ya de por sí la política es compleja, pero para una mujer es mucho más, porque es una vida dedicada a ella 24/7. No era lo que le hubiese gustado para una hija por todo eso.

Y tu pololo, ¿te apoya?

Terminé hace dos semanas.

¿Esta decisión te costó el pololeo?

No sé, quizás íbamos a terminar igual, pero claramente estamos en paradas distintas en la vida.

O sea, la candidatura afectó la relación.

Sí, porque además de que ya era conocida por mi papá, ahora yo empecé a ser una figura más «pública», por decirlo así. Eso, sumado a que no tengo minutos en el día para nada más que la campaña, quizás le mostró que era algo que no quería. Teníamos caminos distintos.

¿Cómo te has preparado a nivel de conocimientos para entrar en la política? ¿O no lo has necesitado?

Siempre he leído las noticias y ahora más, obviamente. También llevo rato informándome y leyendo, pero claramente hay temas puntuales que no manejo, porque soy Ingeniero Comercial. Puedo saber algunas cosas generales de ciertas áreas, pero proyectos específicos con leyes determinadas, obviamente que no los sé. Necesito prepararme más para ver temas locales como la salud, profundizar en el área de la educación. Yo me hago cargo de eso.

¿Eres matea?

(Risas) No me considero así. Salí con promedio 6.3 del colegio (Scuola Italiana), pero creo que es porque tengo facilidad para aprender. Si me explican algo no me cuesta entenderlo, pero nunca he sido estudiosa a tiempo completo, o de estudiar con mucha anticipación. En el colegio escuchaba la materia, se me quedaba, tomaba apuntes y antes de la prueba lo leía y me acordaba de todo. En la U era más difícil porque es más materia, pero después de que me costó agarrar el hilo, no fue complicado.

Ignacia estudió Bachillerato en la Universidad de Católica y optó por Ingeniería Comercial en la misma casa de estudios, pero vivió una crisis existencial y se cambió a la Universidad de Chile. «Llegó un punto en que dije que no me gustaba la economía, que no quería trabajar sin ver la luz del día, estaba muy desmotivada. Ahí pensé en cambiarme de carrera, como Kinesiología por ejemplo, porque me gustan los deportes, pero luego fui a la Universidad de Chile y conversé con Franco Parisi, que en ese tiempo era vice-decano de la facultad. Él me aconsejó y me dijo que me cambiara porque era otra cosa, muy distinta a la Católica, y en eso no se equivocó (risas). Así fue. Sentí que ese era el lugar en el que siempre debí estar. Me encantaron mis compañeros, los profesores, y me gustó la carrera. Lo pasé muy bien ahí, y eso hizo la diferencia», explica.

¿Tu papá te impulsó o te aconsejó especialmente para que estudiaras esa carrera?

Él siempre me ha aconsejado. Lo que nos dice a sus hijos es que en lo que elijamos tenemos que ser los mejores. A mi hermano, por ejemplo, que estudiaba Arquitectura y le vino una crisis y congeló (quería estudiar Música), le dijo que lo hiciera, pero que se preparara para hacerlo bien y que tenía que ser dedicado. Aunque ahora decidió que la música sería un hobby y estudiaría Ingeniería Comercial (risas). Mi papá nunca nos ha presionado a estudiar algo porque es nuestra felicidad la que está de por medio.

¿Qué significa él para ti?

Es todo para mí. Lo admiro, es todo lo que me gustaría ser. Es lo máximo, es un ídolo, al igual que mi mamá. Es una persona muy fuerte, muy inteligente, muy capaz, cercano. Él nunca ha dejado de ser como es por los cargos que ha ocupado. Me ha pasado que me han dicho que cómo soy tan «normal» si mi padre era gerente de una tremenda empresa. Yo me pregunto, «¿por qué iba a ser distinta?». Él siempre dice «uno no es importante; son los cargos los importantes. Hay gente que confunde eso y cree que por estar en cargos importantes ellas lo son y se creen el cuento». Espero tener siempre los puestos bien puestos sobre la tierra, como él.

¿Qué sentiste cuando su probidad se vio afectada por los cobros abusivos en Cencosud cuando fue gerente, y las cuentas en las Islas Vírgenes?

Creo que esas críticas que cuestionaron su probidad fueron una utilización política. Son temas que él ya ha aclarado y ha demostrado que es intachable.

¿No te parece que al ser el gerente general de una empresa en la que se abusó de los clientes es grave, y que sí tenía responsabilidad?

No hubo irregularidades y los cobros fueron avisados. Lo que se hizo fue todo según lo que la ley establecía en ese tiempo, era la única forma. Ahora todos vemos que esa no era la manera, y por eso se legisló sobre el tema. Lo que pasó es uno de los más de 60 casos de lo mismo. Me parece raro que esa sentencia haya salido justo en el momento en que mi papá era candidato. Él nunca actuó de mala fe. Sobre sus cuentas en Islas Vírgenes, cualquier persona puede guardar su plata donde quiera, si quiere incluso debajo del colchón. Mi papá pagó sus impuestos, y una gran parte de su plata la tiene en Chile, y otra más chica está en Estados Unidos invertida.

¿Te pide tu opinión en decisiones políticas?

No. Hablamos harto y nos pregunta mucho a toda la familia. A Karin (Oppermann), su mujer, le pregunta harto porque es un pilar muy grande. Lo bueno es que él siempre nos considera y nos informa de lo que quiere hacer. Si nosotros, los hijos, y la Karin le hubiésemos dicho que no queríamos que hiciera algo, por ejemplo, seguramente no lo iba a hacer.

¿Tanto así?

Sí, de todas maneras, porque lo más importante somos nosotros. Nunca haría algo que nos hiciera mal. Nosotros entendimos que había un bien mayor y que quería seguir en la política, porque le cambió la vida. Para él es imposible hacer borrón y cuenta nueva y volver al mundo privado.

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