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Carolina de Moras: “Tengo derecho a probar y equivocarme”

Con una vida en equilibrio, no sorprende que se sienta preparada para enfrentar otra vez las cámaras, la vorágine diaria e incluso las críticas. En la semana que regresó a la pantalla, aclara su relación con “Buenos Días a Todos”, su recuerdo de Felipe Camiroaga y su posición frente a los dimes y diretes de la prensa de farándula.

Por Carolina Palma F. Fotografía: Gonzalo Muñoz. Producción de moda: Susana Marín. Maquillaje y pelo: Paula Bruzzone para M.A.C. Ropa y accesorios: Dimensión Azul.

Ver a Carolina de Moras (30) en la sesión fotográfica, remonta de inmediato a su pasado de modelo. Conoce con precisión la pose, el gesto, la mirada perfecta. Es brutalmente guapa, mantiene la simpatía sureña y habla sin parar mientras la maquillan. ¿Cambiada? Según ella, siempre ha sido así y los medios sólo han exagerado aristas de su personalidad. Aunque a simple vista, se nota un cambio: se ve desenvuelta, más segura e, incluso, más espontánea que hace un par de años.

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No la vimos en televisión el año pasado, pero asegura que los miles de eventos que hizo a lo largo del país le entregaron «millas» en su relación con el público y, de alguna forma, eso le permitió curar heridas, como las que dejó la muerte de Felipe Camiroaga. En este momento, prefiere no ahondar en el animador, para no generar polémica innecesaria o que vuelvan a sugerir que «se cuelga» de su figura.

Está en pareja con una persona ajena al mundo televisivo, así que anda de «polola» por la vida, confiesa. Aunque su gran amor es su hija Mila, de 3 años ocho meses, y que muchas veces la sorprende con comentarios de lo más agrandados. Ahora ha debido dejarla unos días por sus nuevas responsabilidades en el programa festivalero «Fiebre de Viña» y, quizás, el matinal de CHV. Bueno, si no es ese proyecto, sería un espacio de ayuda social. Así está su vida, intensa, cambiante. «Estoy en un excelente momento. Feliz, muy optimista, la verdad».

Todos hablan de la nueva Carolina de Moras. Estás más confiada, no temes decir lo que piensas. ¿Realmente existe este cambio?

Sabes lo que pasa, hay varias cosas. En un programa hablaron del cambio de Carola de Moras por una entrevista que di a un diario. Y dijeron que dije la verdad sobre mi relación con TVN, pero ahí no aparecía nada al respecto. Ni siquiera hablaban de cambio, sino de que «sacó las garras». Me parece mal intencionado y fuera de lugar.

Pese a todo, me parece que hay un cambio. Estás más relajada…

Siempre he sido relajada, igual, de verdad.

Antes estabas más cuidada. No sé si tenías que complacer a más personas en el matinal, quizás.

Es importante el tiempo que estuve fuera de pantalla, para ver mi desempeño, ver lo que pasa en televisión y también decir: «Esta soy yo, y ésta siempre he sido yo». A veces la opinología es un poco ingrata con los rostros televisivos, porque te imponen una personalidad que en muchos casos no es la del personaje. En muchas oportunidades me pasó a mí y a otras personas también. Muchas veces dije: «Yo lo conozco y es un amor o nunca haría esto». A veces, en el afán de describir algo más interesante en televisión, tienden a sobre personalizar al individuo y le dan un carácter diferente. Me siento muy contenta conmigo, estoy tranquila, feliz con esta nueva etapa y nuevas posibilidades. Estoy feliz con lo integrada, apoyada y cotizada que me siento en Chilevisión.

¿Esa es la gran diferencia con TVN? ¿No te cotizaron?

Creo que fui bien cotizada en su momento y que también coincidió con que TVN estaba pasando por un periodo de baja en su misma parrilla. No voy a generar polémica, porque si de algo estoy agradecida es de la mano que me tendió TVN, de todo lo que aprendí en el equipo del «Buenos Días a Todos». El canal ha invertido en la parrilla, porque no nos olvidemos que hubo un cambio estructural muy importante en TVN, el piso se movió y se sigue moviendo. No es algo personal conmigo, y no me lo tomo así. Fue un periodo donde tuve que evaluar si me salgo o me quedo, y dije que era momento de salir. Tampoco sabía a lo que salía.

¿En algún momento te sentiste poco valorada?

Más que eso, había días en que me preguntaba qué voy hacer. En una entrevista, Franzani decía que a veces era difícil lidiar con ese ego y decir: «Chuta, sé que sirvo, entonces, por qué no hago nada».  Claro, hay días en que uno dice podría haber sido bueno participar en un programa, pero en ese momento no habían espacios en la parrilla.

¿Tu ego se vio alterado?

Mmmm. Sirvió que, pese a que no estaba en pantalla, estaba trabajando mucho. Tuve la posibilidad de animar muchos eventos por todo Chile, para la empresa privada, para el gobierno, para las mineras… y eso te sirve para enfrentar al público, y tantearte con el público, con el cliente.

¿Cuál era la respuesta en vivo?

Ahí tú dices: «Chuta, aquí salen todos felices y yo también». Entonces, está todo súper bien. Así, el ego se tranquiliza un poco y lo tranquilizas al saber que estás expuesta al público siempre. Una vez, una persona que me  contrató para un evento de más de cuatro mil personas, me dijo que era impresionante la llegada que tenía con la gente. Le pasaba que había rostros que funcionaban increíbles en televisión, los llevaba al vivo, que es lo más difícil, y no funcionaban.

Este año, de alguna forma, te preparaste para volver a la televisión.

O sea, seguí en crecimiento, esa es la idea. Quiero experimentar muchos formatos, como el de entretención, aunque en un comienzo quería más conversación. Tengo 30 años y tengo derecho a experimentarlo todo, probar, equivocarme. Hemos visto en festivales que personajes muy reconocidos se equivocan, les pasan chascarros. Es que somos humanos y la perfección no existe en televisión. Esto de pedir perfección en todo… lo que cuenta es que la gente lo pase bien contigo. Si un programa de farándula, por falta de pauta, un día decide estirar un chicle, comentar de mí o no… En realidad, preferiría una opinión un poquito más pragmática y neutral con respecto a mis capacidades, mis competencias en el mercado de rostros, a que destrocen o elucubren…

«PREFIERO NO HABLAR NADA DE FELIPE»

¿Estás preparada para las críticas que se vienen?

Tengo claro que las críticas existirán siempre. Es importante saber de dónde vienen y si tienen buen argumento. Si es así, te juro por Dios que lo voy a considerar. Si viene la señora Juanita en la calle y me comenta: «Mijita, usted dijo esto y me dolió», me vale mucho más todavía. Hasta ahora, no me ha pasado. porque me dicen: «Me encanta usted, me encanta su naturalidad, lo que es usted». Entonces, cuando viene alguien y me hace pebre, pienso que quiere generar polémica.

Bueno, ahora está lo del programa de Viña, y dicen que el espacio de ayuda te lo quitó Eva Gómez. ¿Es así?

Hay dos versiones de programa de ayuda, y todo el mundo dice que me lo quitaron, y no sé qué (ríe). ¡Es demasiado, cachai! El programa claramente es otro, que sería franjeado y todos los días, por ende, si acepto el matinal, no puedo hacer el de la tarde, porque la idea es que también tenga vida y pueda ver a mi hija.

¡Mínimo!

(Ríe) Claro, por otra parte, quizás me uno a un estelar en algún horario prime. Al final, necesito definir si voy al matinal o no, y hay hartas aristas que falta definir para tomar la decisión.

Tomando en cuenta la competencia, ¿no es un gran riesgo animar el matinal de CHV?

No. Claramente este matinal necesita reinventarse, replantearse, renacer, y todas las R. Ese golpe lo ha dado a conocer CHV, y la idea es participar en el crecimiento del canal, en lo que uno pueda ayudar.

¿El matinal no se sabe quién lo animaría?

Estamos viendo, quizás la dupla Rafael Araneda y yo. La idea es lograr un buen objetivo. A muchos se les olvida que aquí la idea es lograr un buen producto para la gente, para que la gente se divierta. Quizás el primer año no seremos los primeros, ni los segundos, ni los terceros, pero estaremos con la fe, porque estamos haciendo un matinal entretenido, que a la larga vamos a reinventar, que vamos a reencontrar un público mayor, que vamos a consolidarnos como un matinal con diferentes aristas, posiciones. Claramente, la competencia es súper fuerte, mayor ganar un público, pero hay que dar tiempo, es la única forma de formar equipo.

¡Me estás confirmando que vas al matinal con tu respuesta!

Es que no estoy tan confirmada, ¡no tan pronto!

Pero estás metida en el tema.

Me gusta la dinámica del matinal, es misceláneo, el horario me permite ir a buscar a mi hija, que es espectacular, y ese es el mejor regalo del mundo.

¿Esta es la vuelta definitiva a la televisión?

Sí, ¡esta es la vuelta definitiva!

¿Cómo se prepararon para el programa «Fiebre de Viña»?

Con Cristián y Américo nos hemos tomado hartas copas (ríe). Hemos conversado mucho, hemos tenido muchas reuniones. Lo pasamos bien. Siempre he tenido muy buena onda con Cristián y es rico tener buena onda con el partner. Te imponen trabajar con alguien, pero es rico saber que con él y su mujer he tenido la mejor de las ondas.

El único defecto es que son más bajos…

(Ríe) ¡Pero eso tiene su gracia! Es como «salúdenme, pero súbanse al peldaño» (ríe). Américo es más bajito que Cristián, son como mis dos machos y yo. Y ya les dije que se olvidaran de que me ponga zapatos planos.¡Soy grandulona y qué!

Eva Gómez  anima el festival, dicen que es la mujer ancla del canal, y ahora llegas tú, su competencia…

Tengo buena relación con ella, pero no la he visto mucho porque ella está sumergida en el festival…es harta pega. Tenemos llegada, aunque no hemos trabajado juntas. Con respecto a eso, analicemos: Canal 13 tiene a Tonka y Diana, hay espacio para dos y hasta para una tercera. ¡Por qué esto de crear competencia! Al final, genera incomodidades por cosas que no existen. Hay que tratar de volcar esta cosa, y no es que me crea Dalai Lama ni Osho ni nada por el estilo (ríe), pero metámosle energía para que todo sea más buena onda.

Igual se piensa que, si Eva anima su último Festival y tú llegas al matinal, es obvio que animarás el Festival el 2014, y has confesado que te gustaría, además.

(Ríe) Es que a qué animador no le gustaría, pese a que es mucha pega, estrés… y ahora tengo la boca reventada de estrés. Hasta ahora, son especulaciones, no se ha insinuado ni nada. Por el momento, mi día a día es «Fiebre de Viña», no más. Estoy feliz, y si concretamos con el matinal, feliz, y si viene Almorzando con Carolina, feliz (ríe). Estoy abierta a experimentar, porque carrera y tiempo hay, ¿cachai?

Dentro de este nuevo proyecto, ¿dónde está la presencia de Felipe Camiroaga? ¿Está en algún lado?

Prefiero no hablar nada de Felipe, porque después dicen que me cuelgo, que no sé, que la cuestión, así que prefiero obviar. Lo que yo sienta o viva con él quedará siempre guardado en mí, me gustaría comunicarlo para que no se malinterprete ninguna opinión o comentario.

Con respecto a lo mismo, pero desde otro punto, ¿cómo lograste no caer en estos dos años súper duros?

Chuta, uno igual cae no más. Cuando lo pasas mal cuesta mantenerse en pie, encontrar tu centro, y ahí cae mucho la resiliencia, porque necesitas replantearte, reubicarte en un espacio. Pasé por muchos procesos después del accidente, pero uno lo trabaja con la familia, con amigos, con especialistas, como cualquier persona, uno no es un robot. Claro que a mí me pagan por estar en la tele, por mostrar una cara y no iba a estar llorando todos los días.

«TRABAJAR MENOS Y TENER VIDA»

¿Estás curada?

Ha sido un trabajo, porque uno nunca termina de curarse. Las heridas siempre están, lo que pasa es que uno aprende a vivir con las heridas y el dolor. Quizás no sangran tanto, pero en general uno aprende a vivir, a aceptar. El año pasado todas las entrevistas eran para eso y era como que me sacaran el parche de la herida y me metieran el dedo. Entonces, es un tema que no quiero hablar, porque no es sano para uno abrir parches para mostrar la herida. La herida no la tengo sólo yo, sino que todo un país.

Tienes toda la razón. Cuéntame de tu hija, ¿cómo va su relación? ¿Amigas a esta altura?

Es un personaje. Has cachado cuando dices que viene muy corregida. ¡Tiene un carácter! El otro día la llamaba el papá por teléfono y me pregunta: «Quién es», y yo le digo que venga no más y me dice: «No, porque tú eres mi mamá y debes decirme quién me llamó, si no, no voy a contestar». Y uno la mira y dice: «Y esta cabra chica». ¡No quiero saber cómo será cuando tenga quince años! ¡Me hará parir!

¿La retas?

No, es que es divertida. No quiero ser su amiga, porque soy su mamá, pero sí quiero tener una relación súper cercana, con mucho amor y respecto. Quizás, hay tanto amor que a veces se me sube a los hombros. Cuando uno se derrite por los hijos, hacen tonteras y las disfrutas.

¿Va al colegio ya?

Sí, va en pre kínder, y uno se ríe, pero tiene que retarla, en realidad. Pasa que, como a todas las mamás que trabajamos, la culpabilidad de no estar en todos los momentos, o cuando debes estar, hace que uno tenga mucho más paciencia.

Claro, los eventos de noche afectan…

Claro, o sea, a veces no la puedo acostar, no le puedo dar comida, y a veces no la veo levantarse. Es terrible, pero le pasa a muchas. Tengo que trabajar, porque si no, no tengo cómo pagar las cuentas, cómo criar a mi hija… ni nada.

¿Compensa?

Compensa si sabes poner límites, porque si te pones obsesiva y agarras todas las pegas que te ofrecen, es malo. Uno debe poner un límite. Prefiero trabajar menos y tener vida.

Ahora estás en pareja, ¿visualizas otro hijo?

Sí, me gustaría tener otro hijo, porque me fascinan los niños. Por mí, tendría un choclón, me gustan las guaguas. Me gusta estar embarazada, pese a que mi embarazo lo pasé harto en cama, es rico tener una guagua adentro. Una opción súper válida también es la adopción. Quizás, adoptar y tener otro, o tener otro y adoptar, no sé.

Con tu actual pareja, ¿existe una proyección?

Llevamos un tiempo, pero para todo en la vida hay que tomarse su tiempo, no hay que apresurarse, vivir el día a día, sin apresurarse. Es importante decantar y no lanzarse a los vacios de la nada, porque de repente los porrazos son súper grandes. Aunque son súper buenos también, porque miras para atrás y te das cuenta que todo es por algo, es increíble, todo pasa porque era necesario que lo entendieras así. En este momento, no creo que tenga una guagua, menos ahora que pretendo trabajar tanto, y si tengo más hijos es porque quiero dedicarles más tiempo. Tengo una amiga que a los 44 años tiene su segunda guagua, así que todo a su tiempo.

¿Viven juntos o no?

(Ríe) Tanta pregunta. ¿Cómo lo haces para que la deformación profesional no te pase con tus amigas, ponte tú?

Me pasa, soy la más preguntona y me dicen: «¡Basta, tan periodista!».

A mí pasa que manejo los temas en la mesa: «A ver, volvamos al punto anterior». Me dicen «la conductora de TV» (ríe). Es divertido.

Bueno, ¿pero viven juntos?

Mmm. Estamos en un proceso de «veremos»… es mi pololo.

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