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Rodrigo y la historia de su novia inflable

Todo comenzó con ‘Le Femme Ballon’, un tragicómico cortometraje francés que cuenta la historia de un hombre que se enamora de una muñeca inflable y de ahí el cuestionamiento de si esto puede replicarse en la vida real.

Todo comenzó con ‘Le Femme Ballon’, un tragicómico cortometraje francés que cuenta la historia de un hombre que se enamora de una muñeca inflable; mujer fría y sin corazón -literalmente- hasta el punto de engañarlo en su propio departamento con un tremendo negro inflable.

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Mis cuestionamientos acerca de si una historia como esa podía replicarse en el mundo real, coincidió con un desclasificado de la guerra mundial que aseguraba que Hitler habría sido el gestor de la mujer de goma y con la curiosidad de mi director, quien se sumó a mis interrogantes y me sugirió entrevistar a un hombre que tuviera una muñeca inflable.

Luego de reparar en que un hombre que usara una mujer plástica jamás se atrevería a hablar de eso con una mujer de carne y hueso, acepté el desafío y después de encontrarme sorpresivamente con un par de casos, sólo un joven se atrevió a hablar, pero con la condición de proteger su identidad.

En ese entonces Rodrigo a secas, el protagonista de esta historia, tenía 25 años y estudiaba en el puerto de Valparaíso. En ese entonces yo estaría haciendo hasta ahora, la entrevista más curiosamente sórdida de la vida y que les comparto a continuación.

¿Cuándo decidiste comprar una muñeca inflable?

Fue en 2006. Yo había terminado con mi polola y estuve como tres años sin tener relaciones con nadie. Una amiga me recomendó que probara con una muñeca, así como entre broma. A mí me quedó dando vuelta la idea y empecé a averiguar. Busqué por Internet y encontré un sexshop donde las vendían. En el fondo la compré porque me sentía solo y tenía ganas de estar con alguien.

¿Era la primera vez que ibas a una de esas tiendas?

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Sí, por lo mismo, al principio estaba como urgido porque no sabía cómo preguntar… Pero vi varias mujeres, igual bonitas, que entraban y se llevaban consoladores y juguetes. Entonces me relajé. En el sexshop había una variedad de productos, pero lo que más me gustó fue la muñeca y me la compré. Me acuerdo que me costó como 100 mil pesos y la pagué al contado.

¿Y cómo era?

Era bien bonita. Tenía pelo negro, ojos claros, medía como 1, 65 cm. Sus pechos eran grandes, su cuerpo era de un material que se llama ciberskin, que es una imitación de la piel. Lo mejor de todo, era que tenía una vagina masturbadora.

¿En qué consiste eso?

Que tenía como un huequito que vibraba. Uno podía irle aumentando la vibración y uno tenía la misma sensación de penetrar a una mujer.

¿Cómo fue tu primera vez con ella?

Yo estaba urgido y no sabía cómo armarla… La muñeca trae un bombín y con eso la inflé, luego tenía que juntar unas piezas que vienen todas con instrucciones, pero el punto, es que a medida que estás armando el juguete, te das cuenta que se te aparece una mujer. Ahí inflada y todo le apliqué una crema lubricante y la ocupé. Fue una primera vez bastante placentera.

¿Y? ¿Es como hacerlo con una mujer?

No. Para el hombre no es lo mismo… Pero para el pene sí. Esto es mucho mejor que masturbarse con la mano. ¡Es mucho mejor! O sea, por ejemplo, cuando estás con una mujer, hay un diálogo, hay una respuesta, y eso no lo consigues con la muñeca no. Pero la muñeca da mucho placer. En su conjunto no es igual, pero la sensación es muy parecida.

¿Le pusiste nombre?

Sí, Angeline. Lo que pasa es que yo cuando me masturbaba siempre pensaba en Angeline Jolie. Eso me ayudaba a eyacular más rápido y también por los colores de la muñeca: morena y de ojos claros. Jajaja.

¿Terminabas dentro de ella?

Sí, casi siempre

¿Y cómo la limpiabas?

Lo que pasa es que la vagina de la muñeca tiene como un recipiente para el semen. Y esa parte se puede sacar. Ahí yo lo desarmaba y lo limpiaba con un pañito.

¿Qué parte de su cuerpo te gustaba más?

La vagina, porque se sentía bien real.

¿Hacían posiciones?

Sí. Primero estábamos a lo perrito y luego la volteaba igual que a una mujer, dejándola sobre mí. Esas eran como las posiciones que practicábamos. No se puede mucho más. Como su cuerpo era grande y un tanto rígido, claramente “Kamasutra” no. Además se pueden romper.

¿A ti se te rompió?

No, la cuidé mucho, mucho.

¿Esa muñeca pasó a ser en el fondo tu compañera?

Sí, con el tiempo uno toma cierto perfil de pareja. Igual después de unos meses yo encontré polola y bueno, ella pasó a ser mi verdadera compañera.

¿Y qué pasó con Angeline?

No, po, si yo igual seguía con ella

¿Engañabas a tu polola con la muñeca?

Claro, jaja

¿Tus amigos sabían de tu relación con la de goma?

No, ninguno, sólo una amiga. De hecho una vez uno me comentó que tenía una muñeca inflable, pero yo me hice el hueón no más.

¿Y cuáles serían las ventajas de tener una?

Es que el hombre teniendo o no pareja, siempre tiene deseos de eyacular. Y en ese sentido la muñeca te ayuda a estar más aliviado. ¡No andai con el kino acumulado! También, porque no necesitas gastar en prostitutas o agarrarte infecciones por meterte en cualquier parte.

¿Qué prefieres? ¿De goma o de carne y hueso?

Es complicado… porque igual uno establece una especie de relación de pareja con su muñeca… Pero siempre es mejor estar con una mujer real.

¿Me estás diciendo que le tomaste cariño?

Sí, al principio pensaba que no, pero con el tiempo me di cuenta que sí. En realidad, en un comienzo me sentí un poco ridículo, me dio susto pensar que le tenía cariño. Pero cuando me di cuenta que gente común y corriente iba a comprar a los sexshop y tenía juguetes igual que yo. Entonces acepté mis conductas. Yo establecí algo muy parecido a una relación con mi muñeca. Era como mi mina. Estábamos sujetos a un horario, por ejemplo, para tener relaciones. Yo le hacía cariño, muchas veces le di besos, Yo le hablaba, le decía, por ejemplo, “ponte así”. Me pasaba rollos. Porque mal que mal, sentís que estai con una mujer, o al menos, es ese el deseo. Además que la muñeca era linda. Entonces no había problema.

¿Y la llevabas de vacaciones y eso?

Cuando me iba de paseo no la llevaba. En ocasiones igual me pillé pensando en ella. Pero no así tanto como en una mujer, pero sí como en una amiga con ventaja, porque ella era como una amiga con ventaja. Así como la relación que uno tiene con su ex polola, alguien que podis terminar pero volver después. Ahora, no es como que haya estado pensando todo el día en ella.

¿Y que hacías para que no te pillaran?

Yo vivo con mis papás entonces usarla igual era atado. No la podía dejar en la cama… entonces había que inflarla, usarla piola y luego limpiarla, por el olor a semen. Y después desarmarla y guardarla. Lo peor era cuando estaba con la Angeline y me tocaban la puerta de la pieza, ¿cachai? ¿Imagínate que estai teniendo relaciones con tu muñeca y alguien va y te toca la puerta? Ahí yo la tapaba y la tiraba a un costado de mi cama. Una vez una tía me preguntó que por qué se escuchaban ruidos extraños (ríe) y le dije que estaba viendo una película. Porque da lo mismo que piensen que uno se está masturbando, porque uno ya es grande, pero no creo que se pasen por la cabeza la idea de que uno está con otra cosa.

¿Angeline hacia ruidos?

Sí, ella gemía, hacía como – ah aha- . Pero yo no lo activaba porque no quería que la escucharan.

¿Y nadie sospechó?

Peor, una polola me la encontró. Al principio me la dejó pasar, pero comenzó a cuestionarse. Y al final se enojó mucho y me dijo que cómo hacía eso, que porqué. Y me pidió que la botara en frente de ella, para evitar que la recogiera de nuevo. Por un lado sentí mucha plancha, pero por otro, sentí pena. Mal que mal era mi fiel compañera. Fue como perder a una amiga, a una muy buena amiga.

Fuente: The Clinic, archivo septiembre 2008

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