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Claudia Arnello: “No me casaría por tercera vez”

Está comenzando una nueva relación con la que pone fin a su mediática separación de Julio César Rodríguez. Se siente plena con su vida, su hija, su trabajo y, quizás, mostrará una nueva faceta en televisión este 2013.

Por Carolina Palma F. Fotografías: Gonzalo Muñoz. Producción de moda: Susana Marín. Maquillaje y peinado: Sole Donoso.

Es pausada, observadora y habla bajito, pero se percibe que carácter no le falta. Su vida íntima ha estado marcada por dos separaciones (su primer matrimonio duró un año, cuando ella tenía 26) y Julieta, su hija de 3 años que tuvo con el periodista Julio César Rodríguez. Una relación que, si recordamos, empezó con bombos y platillos. Es que todos comentaban que ella habría sido «la otra», el motivo de separación de Francisca García Huidobro, pero ambos se han cansado de repetir que comenzaron cuando todo estaba claro. Vivieron 6 años felices, con los ajustes propios de cualquier pareja, pero hace casi un año decidieron separarse, dejándose entrever que ella tomó la decisión.

Claudia Arnello (36) es regia, extremadamente femenina y le gustan los desafíos, así que cuando le preguntamos si quiere trabajar en televisión, contesta con un gran sí. Adelanta que quizás la veremos en algún programa franjeado, aún no lo decide, pero reconoce que es una oportunidad profesional y que no pretende herir a nadie con comentarios, para no recibir una pachotada de vuelta.

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Le gusta trabajar, pero más emprender. En el colegio fue presidenta de curso, se pagó sus estudios en la universidad y hace 6 años logró crear su propia empresa: L´Agenzia Comunicaciones (www.lagenzia.cl), donde trabaja con importantes clientes. «He pasado por todo, como que me he tenido que ir descubriendo como jefa, uno va encontrando su estilo de liderazgo. Ha sido ensayo y error; ahora tengo un estilo definido, pero al principio metí harto la pata» (ríe), revela.

¿Estás más segura?

Sí, mi seguridad profesional. En el fondo siento que al tener mi agencia tuve la oportunidad de demostrar, más que a mí, al mundo, que era capaz. Tenía la sensación, desde que partí trabajando, que era capaz de lograr muchas cosas. Ahora que tengo esta instancia de hacer las cosas como yo quiero, y ha dado tan buenos resultados, siento que lo logré. No demostrármelo a mí, sino a los demás. No a toda la gente, sino a los clientes.

El otro día te vi en un programa de farándula. ¿Ves farándula?

Veo de todo, tengo la televisión todo el día encendida porque tenemos marcas en algunos programas, así que en una veo noticias y en otra farándula. También tengo hartos conectados, y lo que pasa es que en mi relación con los medios de repente se cruza el lado profesional y mi relación como amiga o conocida. En «Intrusos» tengo un cliente que es auspiciador, entonces voy, converso con ellos detrás de cámara y me dicen «por qué no te quedas un rato». A veces me quedo y a veces no, esa es la relación.

Pero te veías súper desenvuelta con los temas, súper natural…

¿Encontrai’?

Totalmente. ¿Te ves en este formato en televisión?

Sí. Es que había hecho algo parecido cuando trabajé en «SQP» hace muchos años. De hecho, el equipo de «Intrusos» es el mismo con el cual trabajé, como Mauricio Weitzel y más gente, y ellos me dijeron «quédate». Igual siento que me falta training, pero he tenido algunas ofertas; nada concreto, pero podría ser.

Claro, y si es poco tiempo al día…

Sí, creo que sería bueno como complemento. Igual por un tema de horario tengo que evaluarlo bien para no dejar la agencia de lado. Aunque en esas cosas que parecen «una horita no más» hay que llegar antes, ir a pauta, maquillaje, etcétera. Hay cosas que hay que conversar en el caso que fuera algo más concreto, pero de que me gustaría, me gustaría.

¿Qué es lo mejor de la televisión? ¿La plata, la exposición…?

Mira, ahora todo lo hago pensando en mi empresa. Es una oportunidad para mi agencia estar más ligada a los medios porque cuando estás dentro consigues todo más fácil. Extiendo mi visibilidad a mis clientes.

¿No te causa conflicto que tu ex, y su ex, estén en la televisión, y que se preste para dimes y diretes constantes?

He aprendido que voy a recibir lo que dé. Si me siento en un panel a tirar mala onda a Julio lo voy a recibir de vuelta, y si no es así, no tendría por qué ocurrir. Además que conocí a Julio ahí, igual he estado, en ese medio nos desenvolvemos, entonces no tendría que ser negativo estar en el mismo ambiente.

«HE HECHO TODO LO QUE HE QUERIDO»

Entre tanto trabajo, ¿qué lugar ocupa la Julieta?

Este trabajo me da la posibilidad de estar lo más posible con ella. En la mañana la llevo al jardín, la voy a buscar y almuerzo con ella, y en la tarde nos vemos también. Cualquier otro trabajo no me lo permitiría, así que no me pierdo la celebración del jardín hasta del Día de la Primavera (ríe).

¿Qué tal la experiencia de ser mamá después de los 30? ¿Cansador?

Para mí ha sido ideal porque uno tiene la madurez, la visión, para enfrentar la maternidad de otra manera; como que a esta edad la disfruto y le saco el jugo ciento por ciento. Si la tenía a los veinte años habría sido más a la ligera; en cambio ahora mi prioridad es ella, valoro su tiempo, observo las palabras que incorpora todos los días. Ahora, por el lado físico, quedai’ con la espalda en la mano (ríe). Y yo igual hago ejercicio, pero en el período que le enseñas a caminar es terrible. Amigas me dicen que si tienen el segundo a este edad no saben cómo lo harían (se ríe). ¡Es que la energía no es la misma!

Oye, me tinca que eres demasiado estricta. Acostada a las ocho y todo eso, ¿no?

Sí, totalmente ordenada. Como soy mateíta, la Julieta tenía un desorden del sueño, así que me leí el libro «Duérmete niño» en un día, porque necesitaba dormir. Lo puse en práctica y a los dos días la tenía durmiendo. Todo esto es por disciplina, y te das cuenta que haces cosas mal po’.

¿Se parece a ti cuando eras chica?

¡Sí! Se parece mucho en personalidad. Es más introvertida que extrovertida. Ponte tú, la metí a clases de natación porque estaba preocupada por los accidentes, porque uno no puede estar en todos lados, entonces la solución es que sepa nadar o por lo menos flotar. En la clase los niños se tiran agua entre ellos, y a ella le molesta que le tiren agua, le molesta el agua, le molesta que pataleen al lado, ¡y yo soy así! Y ella se saca el agua de cara y todo (se ríe).

Es calladita, juega sola… ¡hija única!

Sí, es calladita, pero igual tiene su personalidad, dice lo que le molesta, pero es para adentro no más.

¿Quieres tener más hijos?

No, en este momento no quiero tener más hijos. Quizás, en una de esas, más adelante, sí. Creo que ser hija única es bueno cuando uno tiene un mundo interior grande y acompañado está bien… Y a veces la gente tiene hermanos, ¡que es mejor no tener!

¿Querías sólo niñita?

¡Sí, todo el rato! Cuando supe que estaba embarazada lo primero que hice fue comprar cosas rosadas, sabía. En la primera ecografía me dijeron que era niñito, pero yo sabía que no. Es lo máximo tener niñita, de repente se taima, no quiere hablar conmigo y la entiendo porque me pasaba lo mismo, le doy su espacio.

Son amigas al máximo.

Sí, es una complicidad espectacular. Va a hacerse las manos conmigo, me mira, me cierra un ojo. Sale con cartera y anteojos, se pone collar, pulsera…»Ya, estoy lista», dice.. Salimos a comprar, a veces dice «qué hermoso vestido, mamá»… ¡Te juro! ¡Opina! Le tengo que pintar las uñas con mi mismo color, manos y pies (lo cuenta ultra chocha, y muestra una foto en su teléfono donde aparece Julieta en el ascensor con su cartera y anteojos. Muy top, la verdad).

«ASUMÍ RESPONSABILIDADES SÚPER JOVEN»

Tu madre se murió hace sólo seis años, y ahora eres mamá. ¿Te acuerdas todo el rato de ella?

Sí, especialmente cuando decía «cuando seas mamá te vas acordar de mí». La verdad es que cuando murió no pensé en las cosas que se perdería de mi vida, sino que más la pérdida de la mamá. La Julieta la conoce. Hay fotos de ella en mi casa, y sabe que es la Lela. Es igual a mí e igual a ella.

¿Y tu papá? Está chocho…

Sí, vive en Viña y le carga venir a Santiago, pero desde que nació la Julieta viene mucho, y eso ha sido increíble. Es verdad que los papás como abuelos hacen cosas que como papás no hacían. Con la Julieta deja que bote cosas, que raye todo, ¡a nosotros jamás!

Una vez comentaste que con la separación de tus papás te empezaron ataques de pánico. Es decir, te afectó demasiado.

Me dio porque mis papás se separaron y se me desestructuró todo. Tenía una vida súper tranquila, bien estable, pero con esta separación lo que más afectó fue que la solución de los doctores era darte remedios, y eso me dio mucha lata. Hoy muchas personas tienen crisis de pánico, es como parte de la vida normal, pareciera. Yo tuve que hacer un trabajo para dejar de tomarlos, porque ese doctor me dijo que tenía que tomarlos para siempre, y no es así, se debe trabajar.

Hiciste un trabajo interno…

Una limpieza y todo, porque son adictivos. Te hace estar en un estado somnoliento, las cosas no te afectan ni para bien ni para mal. Mi mamá había tenido y le habían recetado, y tomaba remedios siempre, entonces estaba convencida que yo también debía tomarlos para siempre. Aunque veía que ese camino no era auspicioso, porque después necesitas pastillas para todo. Estaba en un punto que no podía salir de mi casa sin los remedios.

¿Te dio cuántas veces?

Me dieron varios en un periodo de tiempo, estuve más de un año así. Empiezas a transpirar, te sudan las manos, tiritas, el corazón late rápido, los sonidos de afuera los escuchas con eco, sentía que me salía de mí, no sabía si era un sueño o no. ¿Pero sabes qué? Eso se puede solucionar con un trabajo profundo, no es una cosa del momento, sino que es una señal que algo de tu ritmo de vida no está bien, y ahí hay que poner atención y hacer la corrección.

¿Cómo lo superaste?

Con clases de yoga. Me dio a los 17 años y llevaba un año y medio tomando remedios, dopada, y me fui a un retiro de yoga al sur. Me inscribí y partí sola a desintoxicarme. Estuve dos semanas, no tomé ni media pastilla, me levantaba a las cinco de la mañana a meditar, y pensé que iba a colapsar, pero nada. No era verdad que no podía vivir sin esas pastillas, y me di cuenta que uno decide la vida que quiere tener y quién quiere ser, tienes que estar convencida de quién eres.

Bueno, ¿y la separación de tus papás te definió? ¿Te diste cuenta que el amor no es para siempre?

Lo que me produjo la movida de piso no fue que ya no estuvieran juntos, porque ellos no tenían una buena relación, entonces era mejor. En realidad fue cómo nos cambió el estilo de vida. Pasé de tener una vida en un buen colegio, muy tranquilo, a tener que salir un poco a buscarme la vida. Si quería estudiar tenía que trabajar y pagarme yo, tenía que arreglármelas. Empecé a trabajar y estudiar al mismo tiempo, asumí responsabilidades súper joven. Me di cuenta que si no me movía no lograría nada. Fui apoderada de mi universidad en las dos carreras que estudié, firmaba los cheques…

Qué heavy…

Es fuerte, porque era capaz, pero no estaba acostumbrada, después me acomodé. Igual iba a clases, mis compañeras querían pasarlo bien y yo quería estudiar porque no me quería echar ni un ramo porque me salía más caro. Estoy contenta con la vida que he tenido. He hecho hartas cosas, he hecho todo lo que he querido. Siento que tuve harta fuerza para reinventarme, sanarme.

«HACE POCO COMENCÉ UNA RELACIÓN»

¿Es cierto que sigues a un líder espiritual? ¿Puede ser?

Es un sistema que se llama «el conocimiento», que lo puedes seguir y aprender. En el fondo, es un sistema de meditación, una forma de ver la vida, que tiene una forma de meditar que te ayuda con los miedos. Hace tres años lo hago. Maharaji tiene sede en las Torres de Tajamar (www.laposibilidad.cl), y dices que quieres el proceso de las llaves, son etapas que vas pasando hasta que recibes el conocimiento. Ha sido el regalo más lindo de la vida. Cuando estaba embarazada lo conocí. Todos los días medito una hora, a la hora que me acomode. Antes hice todo para sentirme bien, leí a Isha, Osho, la Biblia de los Mormones, todo…

Eso te ha hecho aceptar las situaciones de tu vida, como las separaciones, con más calma.

Sí, totalmente. Te das cuenta que la vida es hoy. Podría lamentarme todos los días por cosas que me pasaron, pero qué sentido tiene, ya no existe. Ya sufrí lo que tenía que sufrir, y lo mismo con el futuro. Cuánta gente sufre por el futuro, que desperdicia el ahora por el futuro. Como elegir una persona que nos les gusta tanto porque les dará «un buen futuro», pero a veces ese futuro ni siquiera llega. Lo que se dice es que si uno vive pendiente de lo que pasa afuera, siempre dependerá de lo que pasa. Si pasa algo malo, estarás triste, y si pasa algo bueno, serás feliz, pero no puedes controlar el exterior. Cuando vienes adentro y estás en plenitud internamente no importa lo que está afuera.

¿Y esto te aleja de una relación, por ejemplo?

No te aísla, sino que te ayuda a convivir más sanamente. Muchas veces uno pone en la pareja expectativas que tienen que llegar, y a veces lo logra y otras no. Si no lo hace, uno lo responsabiliza. Cuando tú te relacionas con el otro sin ponerle ninguna responsabilidad de tu felicidad, sino que lo aceptas y disfrutas como es, la relación es mucho mejor. Qué rico no presionar al otro, no esperar que llene tus vacíos.

¿Necesitas un hombre al lado?

Necesitar, no. Lo rico de la etapa en que estoy ahora es que una relación de pareja no es para llenar ningún vacío de ningún tipo, es solamente para compartir y disfrutar, y eso es exquisito. Muchas veces son para complementar otras necesidades, y a muchas mujeres les pasa, pero uno debería relacionarse con las parejas desde el amor; para eso hay que hacer hartos trabajos, internos y externos, porque tiene que ver con la independencia económica, porque sólo así puedes ser libre con el otro, y no echarle responsabilidades que son tuyas.

En una entrevista que diste a otra revista quedaron cabos sueltos. Se daba a entender que le habías dado un break a Julio César y que él se lo tomó como un término, entonces que te había sorprendido verlo con Laura Prieto. ¡Son peligrosos los break parece!

No me gustan los breaks, para nada. Soy súper clara con lo que quiero. Tomo decisiones tajantes, no tomo decisiones como un break.

Eso se dio a entender, al menos.

No sé por qué se interpretó así, me lo habían dicho. No, la verdad es que las decisiones las pienso harto, y cuando las tomo son definitivas.

¿Te dio lata que apareciera con Laura al poco tiempo?

(Se ríe) Es que sabes qué… Siento que ya hablé todo lo que tenía que hablar al respecto. De verdad siento que estoy tranquila, y ahora estamos en otra, estamos en paz, entonces no tiene sentido darle vueltas a un asunto cerrado.

¿Tu relación con él es buena ahora?

Sí, lo veo todos los días porque va a ver a la Julietita.

Le hicimos una entrevista para el día del Padre, y el título era «las madres de mis hijos me la han hecho fácil».

No es que se la haya dado fácil, es que uno recibe lo que da, lo que es justo. Tenemos una bonita relación, de papás de Julieta. Todo lo referente a nuestra hija lo conversamos.

¿Y conoces a su hijo con Francisca García-Huidobro? ¿Se lleva bien con Julieta?

Sí, juegan harto; la Julieta tiene tres años y Joaquín seis.

¿Te gusta que sea así?

Sí, obvio… Es lo más sano, por supuesto.

Y ahora, después de un año de tu separación, ¿estás sana?

¿Me ves con un tajo abierto? (se ríe). Estoy bien, en paz, porque mi vida está en armonía.

¿Lista para otra relación?

¡Estoy lista, listaaaa, listaaaa! (se ríe, y hace el gesto de gritarlo por la ventana).

¿Lista para conocer a otra persona? Porque es un trabajo conocer, aceptar otra pareja…

Sí, ¡es como una pega! A ver… Estoy en un buen momento, pero creo que la relación que quiero ahora es distinta a las que he tenido, porque a medida que pasa el tiempo las relaciones se complican, y en la etapa en que estoy quiero pasarlo bien en pareja. Una relación sana, porque estar en pareja es para divertirse.

Después de dos matrimonios…

Claro… Ponte tú, no me casaría por tercera vez, aunque mi papá dice que la tercera es la vencida (se ríe). Es que no creo que me casaría porque me he casado por la ley dos veces, y eso es un problema más. Es mucho más fácil casarse que divorciarse.

Ah, ¿todavía estás casada?

Sí poh’. Es un año desde el cese de convivencia, recién ahí puedes empezar el trámite. Lo que pasa es que los trámites legales no van de la mano con los sentimientos o con la vida, entonces tú me dices que me ves bien, y lo estoy, pero igual sigo casada en el papel. Uno soluciona un problema interno, pero en lo práctico… No me casaría de nuevo porque es complicado, un problema.     
                                                         

¿Estás en pareja?

Hace poco comencé una relación, pero prefiero no referirme al tema porque está todo muy reciente.         
                                                                                                                                

¿Es conocido?

No…        
                                                                                                                                                       

¿Él tiene claro que no quieres casarte?                                                                                          

Sí, lo hemos conversado y entiende perfectamente el momento en que me encuentro. Nos estamos conociendo y disfrutando de esta etapa.              
                                                     

¿Hay algún error que no volverías a cometer para que la relación trascienda?                     

En mi casa, necesito mi espacio. Soy un poco para adentro, necesito mi espacio para meditar, para estar en silencio. Cuando uno parte una relación, por entusiasmo o temor a decir que no, cede mucho ese espacio. Y después, cuando uno vive con esa persona, pierdes ese espacio. He aprendido que es una bomba de tiempo. La única forma de proteger eso es no cediendo ese espacio desde el principio.

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