Los extremos nunca son buenos, y el peso no es la excepción. Hay una serie de enfermedades o condiciones derivadas del bajo peso y del sobre peso. Para mujeres y para hombres también.
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En el Daily Mail, apareció este artículo que muestra varios testimonios, de mujeres que estuvieron años con anorexia o con obesidad, y que cuando quisieron ser madres, sus médicos les advirtieron lo difícil que sería concebir en forma natural.
Subieron los kilos que les faltaban y bajaron los que les sobraban respectivamente, pero aún con esto, les costó mucho quedar embarazadas.
El bajo peso, produce dismenorrea, o sea, la ausencia de la llegada mensual de la menstruación, y con ello una alteración generalizada de la producción hormonal, lo que puede llevar a problemas de fertilidad incluso años después de que la regla se ha reestablecido.
Por otro lado, la obesidad y sobre peso, puede favorecer la aparición del SOP (Síndrome de Ovario Poliquístico), lo que también dificulta la concepción.
En el caso de los hombres, quienes son muy delgados pueden tener espermatozoides debiluchos, y quienes tienen sobre peso u obesidad, eyaculan una menor cantidad de semen, lo que también es un escollo para la concepción.
En una oportunidad de mi vida, estaba con un estrés de la putamadre y pasando por un difícil momento personal. ¿El resultado? Talla 34, menos de 45 kilos de peso y una dismenorrea que duró varios meses. Cada vez que iba al médico, me miraban con cara de “pobre refugiada de guerra” y me hacían ciento cincuenta mil preguntas sobre mis hábitos alimenticios. Con sorpresa comprobaban que hacía cinco comidas diarias, que no me privaba de comer cosas ricas y de que no tenía ni lombriz solitaria ni extrañeza alguna que provocara ese peso tan reducido. No fue sino en una visita al ginecólogo que pude sopesar la gravedad de mi situación:
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“Tienes el nivel hormonal de una mujer menopáusica”… “Deberías pensar en adelantar tu maternidad” ¿Cómo dijo? “O sea, que tus ovarios no están en condiciones de ovular”
A mis 22 años, ni esperanzas de tener un hijo, ¿De qué me estaba hablando este caballero?
Fueron días muy penca, de llamadas familiares y espaldarazos varios; hasta se conversó el congelamiento de mis óvulos y pasaron unos meses. Tuve vacaciones, me desestresé, mi peso estaba reestablecido, mis hormonas estaban mejor, ya no era concibe ahora o nunca. Pero tengo que cuidarme. “Prohibido bajar de los 50 kilos” No hay caso, sólo llego a los 47 y no puedo donar sangre, pero al menos ya no me veo mal de lo flaca, y espero no tener problemas el día en que quiera tener hijos.
Así que las que están medio fanáticas de las dietas, o las que no están ni ahí con los kilos de más, es importante recordar, que ningún extremo es bueno.
