Wellness

Bésame mucho

Según la teoría freudiana, es el primer lugar donde se asienta el deseo sexual.

Esta semana tuve que hablar de los besos en un programa de televisión del que soy panelista. Muchas cosas de las que se dijeron, creo que son bastante sabidas, pero hay otras que llaman bastante la atención; sobre todo lo referente a estudios serios y los aportes de la siempre interesante antropóloga Helen Fisher.

La palabra beso proviene del latín Basium –acción de besar- y besar del latín basiare, tocar algunas cosas con los labios contrayéndolos y dilatándolos suavemente, para manifestar amor, amistad, o reverencia. El beso es la forma más clara de expresar cariño, expresar sentimientos, emociones y pasiones y la boca, según la teoría freudiana, es el primer lugar donde se asienta el deseo sexual.

Besar es todo un arte, pero también tiene su propia ciencia. Se llama filematología, y las últimas investigaciones en esta disciplina revelan que intercambiar saliva nos ayuda a escoger la pareja más adecuada.

Recomendados

Fisher, profesora de antropología en la Universidad Rutger y experta mundial en la biología del amor, también ha analizado el papel del beso, y asegura que “besar es un poderoso mecanismo de adaptación” presente en más del 90% de las sociedades humanas. Sin olvidar, añade, que “los chimpancés y los bonobos se besan, los zorros se lamen sus hocicos entre sí, las aves se picotean y los elefantes ponen sus trompas en las bocas de los otros miembros de sus manadas”.

En los humanos, el beso es fundamentalmente una cuestión química, según Fisher. La saliva masculina tiene testosterona y los hombres prefieren los besos húmedos porque “inconscientemente intentan transferir testosterona para provocar el apetito sexual en las mujeres”, según la experta. Además, este tipo de besos podría ayudarles a “medir los niveles de estrógenos femeninos de su pareja, para hacerse una idea de su grado de fertilidad”. En cuanto a las mujeres, el beso les sirve para detectar el estado del sistema inmune de su posible pareja y saber “cuánto se cuida”.

Por otra parte, la antropóloga sostiene que existen tres sistemas cerebrales diferentes que evolucionaron en el Homo sapiens para permitir el emparejamiento y la reproducción. El primero es el deseo sexual alimentado por la testosterona, tanto en hombres como en mujeres. El segundo regula el amor pasional u obsesivo y parece estar vinculado a una actividad elevada de la dopamina, un estimulante natural. El tercero, que controla el apego y permite a una pareja permanecer unida suficiente tiempo como para criar hijos, está ligado a un nivel mayor de oxitocina. El beso, probablemente, permite que se estimulen esos tres sistemas, concluye Fisher.

En relación al placer asociado con esta práctica, los tratados eróticos establecen que el labio superior de la mujer es una de las zonas más erógenas de su cuerpo, incluso se hace referencia al canal nervioso que une directamente el labio superior con el clítoris.
El Kama-Sutra al igual que otros textos indica que si el hombre estimula el labio superior de su compañera mordiéndolo y succionándolo suavemente, mientras ella juega en el inferior de él, es muy posible que se provoquen olas de placer para ambos.

La técnica japonesa (Shiatsu) hace referencia también a que el masaje del labio superior en la mujer libera energía sexual y estimula el deseo.

Tags

Lo Último


Te recomendamos