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Clítoris: Las mil y una formas de sentir placer

Rodrigo Jarpa habla sobre nuestra arma secreta.

El autoconocimiento es fundamental para la satisfacción en distintas áreas de nuestra vida. El conocimiento del propio cuerpo no es la excepción, pero no todos lo conocemos. El conocer y saber, por ejemplo, cuáles son las partes más sensibles de nuestros genitales y cómo se despiertan al erotismo, es fundamental para aprender sobre nuestras preferencias personales, siendo este conocimiento algo básico para poder transmitírselo a otro en el momento de un encuentro sexual.

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Muchas personas piensan que existen más diferencias que similitudes entre los cuerpos masculinos y femeninos, pero la verdad es que existen muchas más similitudes, incluyendo algunas entre los órganos sexuales y su funcionamiento.

Las diferencias en los genitales que distinguen a hombres de mujeres son visibles en el feto aproximadamente dos meses antes de que la criatura nazca. En el libro de John Gray “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”, las diferencias son ampliamente tratadas pero, en definitiva, machos y hembras somos de la Tierra y es muy importante lograr apreciar las similitudes entre nuestros genitales, tanto a nivel morfológico como funcional. Visualizarnos tan distintos puede ser una fuente importante de ansiedad.

El clítoris es un órgano situado en la parte anterior y superior de la vulva. Se asemeja bastante, en su estructura, al pene, ya que al igual que éste, tiene un glande y está constituido por cuerpos cavernosos y eréctiles. Tiene una especie de capuchón, que es el prepucio del clítoris. Muchas veces la estimulación directa -las mujeres se quejan que habitualmente es más fuerte de lo que les gustaría-, genera incomodidad e, incluso, dolor. La estimulación oral o una especie de suave masaje a través del capuchón puede resultar mucho más placentera… si el clítoris tiene un capuchón que lo cubre, por algo será.

El clítoris aparece como un botón (“el botón del placer”) que tiene una forma similar a un pequeño poroto y un cuerpo esponjoso que se divide en dos brazos, cada uno de los cuales se extiende hacia atrás dentro del cuerpo de la mujer y bajo la piel. Los nervios controlan las contracciones de los músculos y hacen pasar las sensaciones producidas en cualquier parte de la región, por lo que también puede ser estimulado indirectamente.

Sus ocho mil terminales nerviosos lo hacen extremadamente sensible, por lo que no son pocas las mujeres que no toleran la estimulación directa en este “botón del amor”. A la mayoría de las féminas les gusta su estimulación en forma de suave roce; otras prefieren sólo la estimulación oral, aunque a la mayoría también le gusta un correcto roce del cuerpo de su pareja contra el de ellas. Como hay tantos gustos y técnicas como mujeres en la Tierra, es vital que ellas aprendan a conocer qué es lo que las enciende y que se lo transmitan a sus parejas.

A diferencia del pene o de la vagina, el clítoris no juega ningún papel funcional importante en el coito o en la reproducción. El único y grandioso fin del clítoris es exclusivo: proporcionar placer sexual a las mujeres. ¿No es esto otra prueba más de que el sexo tiene otros fines que el netamente reproductivo?

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