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Las mamás perfectas no existen, sólo están en los libros

Te presentamos a Naran Xadul, el blog que todas las mamás deben leer ahora en Nueva Mujer

Por Sara Rosenthal Garber
Fundadora de Naran Xadul

#yoconfieso que pensé que iba a ser mucho mejor mamá antes de tener hijos. Recuerdo cuando mi amiga Sandra, que se casó antes que yo, tuvo a su primer hijo, nos contaba que nunca lograba hacerlo dormir en su cuarto.

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En ese entonces, yo pensaba para mis adentros que, seguramente, lo que le faltaba era consistencia… «porque todo mundo sabe que la clave para que los bebés amen la hora de dormir es tener un ritual». El mío ya lo tenía perfectamente planeado, y eso que ni propósitos de tener bebés tenía por ese entonces. Aun así, ya sabía que cuando tuviera bebés, y estos ya fueran lo suficientemente grandes para dormir en su cuna (porque los primeros 6 meses colecharíamos y le daría OB-VIA-MEN-TE lactancia exclusiva), el ritual sería:

Luz tenue en tonos cálidos en su cuarto.

Baño calientito con esencia de lavanda para relajarlo.

10 minutos de música clásica para estimular su intelecto.

Leerle MÍ-NI-MO 20 minutos diarios para estimular el lenguaje.

Obviamente NA-DA de dispositivos electrónicos, ni azúcares, desde las 5 PM.

Finalmente, ponerlo a dormir cansado, pero no ya dormido, en su cuna, donde mi bebé imaginario me diría adiós y se perdería en sus sueños.

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5 años después….

AJÁ, ¿cómo no? Pues tuve 3 bebés, y con ninguno salió como había pensado. El primero fue cesárea, que me hizo sentir fatal porque «no había logrado» hacerlo a lo natural; mi segunda decidió que ella no quería colechar, le gustaba dormir SOLAMENTE en el huevito y nada más; y la tercera, por el contrario, decidió pasarse de colecho hasta los 5 años.

Terminé por comprobar, y comprender, que las mamás de libro son justamente esas, ¡las que sólo existen en los libros! Que yo no era una mamá perfecta, sino una real y que estaba harta de las miles de páginas de internet, revistas y libros, que sólo me hacían sentir que lo estaba haciendo fatal.

Así fue como decidí fundar NARAN XADUL, que en el nombre lleva implícitas esas maravillosas imperfecciones de la vida; una alusión a como yo me imaginaba de pequeña que se pronunciaba Naranja Dulce, la primera estrofa de mi canción favorita de la infancia. En Naran Xadul quise darle voces a todas esas experiencias imperfectas, que hacen de la maternidad una experiencia perfecta: desde tener que hacer pipi con dos niños persiguiéndote, tener cesarea cuando soñabas con partos y, en mi caso, hasta estar escribiendo esta columna -espero la primera de muchas- con una niña de 5 años dormidita en un colchonsito al pie de mi cama, que tuve que ponerle cuando ya de plano no cabíamos todos en la mía.

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