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Un rincón de artistas en Quito para admirar sus “7 arrebatos”

Dar vida a los objetos olvidados y sin uso es el arte de los artistas de los “7 arrebatos”. ¡Conoce sobre ellos y visítalos!

Por Gabriela Vaca Jaramillo

Definitivamente la vida es un arrebato por todo lo que se vive en cada capítulo de la existencia. Y de este pensamiento se creó un espacio inspirado en el talento de todos los artistas que buscan dar una nueva oportunidad a los objetos olvidados, esos que tienes en tu casa en un rincón o guardado en fundas de basura, que han caído en desuso e incluso en el olvido tras el paso del tiempo y las generaciones.

Roque Iturralde junto a sus dos hijas, Carolina y María Augusta, quisieron que esas cosas tengan una segunda oportunidad y en una casa, ubicada en la Mariana de Jesús E7-218 y Pradera. A pocos pasos de la FLACSO, en Quito, crearon una tienda-desván de objetos reinterpretados a la que bautizaron hace cuatro años como «El Arrebato». Entrar a ese lugar es ver sonreir de nuevo a las cosas pintadas con colores vivos, acopladas con otros materiales y sobretodo dándoles nuevamente uso.

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Este rincón tiene un cuarto surrealista para admirar varias obras de arte, una cafetería denominada «Naranjo en Flor» porque está colocada bajo este árbol, un taller de carpintería para crear puertas talladas de entrada, áreas verdes, una biblioteca donde se aplica la dinámica de «ojo por ojo, libro por libro» para que lleves un libro y te lleves otro y el plus de todo es que encuentras cada día a un grupo potencial de artistas practicando sus variadas disciplinas y de las cuales puedes indagar tomándote un café o un vino.

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De ese grupo de «locos arrebatados», como ellos mismo se llaman, Carolina Iturralde y Wilo Ayllon, una calígrafa zurda y un director de arte, panísimas «desde que el Wilo vivía en San Juan», cuentan que entre conversa y conversa nace la idea de crear un portafolio de artistas y crean el proyecto «Los 7 arrebatos«, que consiste en que siete artistas de varias disciplinas eligen un objeto de los que llegan y se lo lleva a su taller para aplicar todo lo que saben hacer. Según Carolina, hay tantas cosas recolectadas de chatarrerías, galpones, casas abandonadas, entre otros lugares, y para ellos todo vale.

«Todo tiene un potencial de ser algo», me decía mientras miraba un vaso que contenía la cera de una vela ya casi terminada a la que la transformaría en una lámpara o grabaría en su vidrio una frase inspiradora.

Wilo señala que para crear «los 7 arrebatos» deben aplicar destrezas diferentes. «Por ejemplo nos tomamos un café definiendo qué vamos a hacer de los objetos y el caligrafista deberá aprender a tallar en madera o la caricaturista puede empezar a practicar la pintura. es decir, nos arrebatamos para hacer algo grandioso de la cosa a la que apadrinamos. El año anterior fuimos siete y en cada evento queremos que se nos unan nuevos artistas más para presentarles sus arrebatos además de un proyecto grupal», explica.

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Él, de un bolso de maquillaje logró crear un maletín de cuero, intervenido con pirógrafo, que graba en calor y aplicó tinta para plasmar la ruta en un mapa que haría mientras imaginaba viajar en su motocicleta «hasta que la gasolina se acabe».

En este catálogo de artistas hay caricaturistas, creadoras de juguetes, grafistas, caligrafistas, ilustradores, muralistas, diseñadores gráficos, artistas variados que pintan paredes, hacen peluches, intervienen cosas y más.

«A mi forma de ver estos objetos son superiores a los que se hacen en la actualidad de manera industrial. Piensa en que un mueble de los años 60 o de épocas antiguas que ha logrado sobrevivir pese a su mal estado puede recuperar su función con una nueva cara. Es una ventaja porque también quitas tu huella del desperdicio ya que estás convirtiendo en algo útil a algo que fue tirado a la basura», dice Carolina.

Más que antigüedades valiosas se centran en recoger cosas viejas que ha caído en desuso para darles «nueva vida», independientemente de su materiales de fabricación. Para este grupo de artistas arrebatados absolutamente todo sirve.

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Nace de una casualidad cuando fueron a visitar a un primo de mi Roque en una hacienda en Bolívar. «Él es un señor lleno de vida que irradia armonía y tenía unos muebles que decía que le gustaban pero no definían la identidad de su familia ni de su personalidad y terminaron pintándolos de azul con amarillo en el garaje de mi casa en Las Casas.

Esa experiencia inspiró ese sueño y empezó la recolección de cosas en chatarrerías, carpinterías, botaderos, y un sinfín de lugares donde encontraron ese primer lote de El Arrebato. Luego pusieron un taller en Tanda y se consolida la idea de este plan para intervenir los objetos, algo que los diferencia de los restauradores porque su trabajo no es recuperar su figura ni esencia original sino darle una función diferente», explica Carolina.

Ven a conocer los nuevos «arrebatos»
En la Casa Taller El Arrebato, este sábado 8 de julio desde las 11h00, se expondrán los nuevos trabajos de los 7 artistas que se han unido al proyecto.

La entrada es gratuita porque ellos quieren dar a conocer su arte y dejar atrás la idea de que quien la hace es una persona inaccesible como sucede en las galerías o museos.
Si quieres comprar alguno de los arrebatos puedes hacerlo o preguntar cómo lo hizo su creador. Desde $5 a $2000 pueden llegar a costar los objetos intervenidos. Si tienes alguno puedes seguir la guía de los artistas para revivirlo o ellos encantados lo hacen.

     

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