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Nesting o la necesidad de “anidar” en casa: la nueva forma de pasarlo bien

De un tiempo a esta parte el hogar se ha convertido en ese espacio que anhelamos para “escapar” de las exigencias a las que nos vemos sometidas. La tendencia es “estar en casa”. ¿Por qué pasó esto?

Por: Carla Ingus M.

«¿Qué hiciste el fin de semana?», es la típica pregunta que hacemos –o que nos hacen– el lunes en la oficina. Hasta hace muy poco existía la presión de haberlo pasado bien, haber usado al máximo nuestro tiempo y, lo más importante, salir.

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¿Y si no hicimos nada? ¿Y si la respuesta es «hice una torta», «corté el pasto», «cambié una planta de macetero»?

Bueno, tendremos que acostumbrarnos a que ese sea el mejor panorama del fin de semana. Dados los tiempos que corren, las personas quieren un refugio donde anidar (nesting en inglés), donde vivir momentos de tranquilidad, donde poder leer con la tranquilidad de que no hay amenazas de por medio.

Hablamos de una tendencia que cada vez es más vista y en la que tal vez estamos incluidas, probablemente sin tenerlo conciente.

«Más que una tendencia es la respuesta a la calidad de vida que llevamos», señala la sicóloga Dominique Karaharian, de la Universidad Mayor. Correr toda la semana, cumpliendo la serie de exigencias que tenemos, nos desgasta a tal punto que una vez que llegamos a la casa no queremos salir de ella, es como si estuviésemos «en capilla» por momentos; momentos escasos, por cierto.

La sicóloga explica que la filosofía de Byung-Chul Han, de la cual nació un best seller, afirma que la sociedad occidental está sufriendo un silencioso cambio de paradigma: el exceso de positividad está conduciendo a una sociedad del cansancio. Según el autor, toda época tiene sus enfermedades emblemáticas. En el pasado fue el periodo bacterial, que tocó a su fin con la invención del antibiótico… El comienzo del siglo XXI, desde un punto de vista patológico, no sería ni bacterial ni viral, sino neuronal. La depresión, el trastorno por el déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno límite de la personalidad (TLP) o el síndrome de desgaste ocupacional (SDO) definen el panorama de comienzos de este siglo. Estas enfermedades no son infecciones, sino estados patológicos que siguen a su vez una dialéctica, pero no una dialéctica de la negatividad, sino de la positividad, hasta el punto que cabría atribuirles un exceso de esta última.

Inmersos en esta sociedad estamos sobrexigidos e hiperconectados, lo que no nos deja el espacio necesario para lograr descansar de verdad nuestra mente. «Respondemos a un modelo que está centrado en la producción y no en el bienestar», explica Karaharian.

EL AUGE DE NETFLIX
¿Qué es lo que haces el fin de semana? Podría ser un día de pijama, salir a caminar sin rumbo, bañar a tu perro o compartir un rico picoteo con alguien especial. Todo sin moverte de tu confortable hogar. Se entiende –en este contexto– que empresas como Netflix se hayan convertido en verdaderos monstruos de la creación. Y es que ver maratones de series, estar acostada hasta tarde, cocinar algo rico, estar más contactada con nuestras cosas, vivir el momento y disfrutar de lo que tenemos parece ser lo que más anhelamos hoy. Minutos de paz. Pero ojo, para lograrlo no basta sólo con instalarnos el fin de semana completo dentro de nuestras adoradas 4 paredes; necesitamos también dejar fuera los aparatos que nos conectan con el mundo de afuera.

Dominique Karaharian invita a tener un mayor contacto con la naturaleza y también mayor conciencia de nuestro cuerpo, de estar con nosotros. Es comprensible entonces que disciplinas como la meditación y el yoga, que si bien son antiguas, se hayan adaptado muy bien a la vida occidental por lo mismo: la búsqueda del silencio.

El diario El Mundo de España, por ejemplo, cita algunos estudios que muestran la creciente necesidad de desconectarse de «el resto» y conectarse con uno a través de lo que hacemos aquí y ahora.

COCINAR

El que los libros de cocina y pintura sean de los más vendidos en Europa tiene que ver con lo mismo. «La cocina ya es una herramienta terapéutica popular en países como EE.UU o Reino Unido. De hecho, de todas las terapias ocupacionales para combatir la depresión, la repostería ha demostrado ser una de las más eficaces, según un estudio publicado en el British Journal of Occupational Therapy. Por su parte, entregarse al placer de una buena novela reduce el riesgo de demencia, según BMJ. Pero si lo que le roba la paz es el estrés del día día, un estudio de Journal of Health Psychology se inclina por recomendar «la jardinería en la terraza, que baja los niveles de cortisol (hormona que lo provoca) en mayor medida que la lectura», detalla el medio español.

¿Y aburrirse? Incluso ese sentimiento es válido a la hora de descansar, puede ser el punto de partida para volvernos más altruistas y empáticos, detalla una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Limerick (Irlanda).

El nesting, de alguna, manera ha influenciado las distintas áreas de la vida. En ese sentido puede verse cómo el diseño de interiores también ha visto un potencial en volver los hogares más confortables, como refugios de fin de semana. El concepto «mi casa es mi mundo» ha llevado a que muchas firmas extranjeras –y también chilenas– descubran la manera de enfocar sus esfuerzos en crear ese tipo de ambientes.

«No es necesario que salgas de casa. Quédate en tu mesa y escucha», decía Franz Kafka en «Consideraciones acerca del pecado, el dolor, la esperanza y el camino verdadero».

EL EQUILIBRIO
El motivo que nos lleva a querer estar solos es determinante para saber si obedece a un sentimiento propio del cansancio o si es por algo más. Aislarse en sí no es saludable; si la razón es porque no quieres interactuar con gente puede que tengas una fobia que no has tratado. A su vez, el estar en casa no tiene por qué significar que no tendremos contacto con otros seres humanos, sino tener la tranquilidad para disfrutar de lo que nos ofrece la vida, con calma, sin mensajes instantáneos, pudiendo mirar a la cara a quienes nos hablan, ver lo que tenemos al lado. La inmediatez y la exigencia de estar siempre disponibles porque contamos con los dispositivos de manera generalizada, puede ser una de las cosas que más nos cansan y agobian. Es tiempo de reconectar, de pensar en ti y de parar. Leer los estados de otros en las RR.SS, o contestar a algunos de los montones de grupos que tenemos en WhathsApp, es una manera de seguir «en el exterior». ¿Qué importa si dejamos visto el mensaje? Eso ya es una presión, el sólo pensar que el otro podría molestarse. ¿Y si no queremos contestar en ese momento? No hay que sobreexigirse, mentalmente no podemos estar en todo.

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