Por Andrea Sánchez
Corría el año 2009 cuando a Miss Panamá se le preguntó algo acerca de Confucio, pensador y filósofo chino, cuyo legado para el mundo oriental fue impresionante, la señorita dijo que era el inventor de la confusión, dejando de lado el gracioso episodio, hay que aclarar que no, no fue el inventor de tal calamidad.
Confucio fue uno de los más grandes maestros; fue un pensador, educador y político. Vivió en una época llena de caos y corrupción. Vio la necesidad de que la sociedad se rigiera bajo una moral de respeto, honestidad, educación, bondad y dándole mucha importancia a las relaciones familiares.
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Si ya te trazaste un objetivo, no permitas que nada ni nadie se interponga, sólo tú conoces tu límite y cuándo es momento de detenerte.
Crearnos expectativas de las personas y las circunstancias es lo que nos causa infelicidad. Si no esperas nada de los otros, no habrá falsas ilusiones.
Rodéate de personas que te sumen, que te hagan crecer.
Las cosas llegan cuando estás preparado, cuando has vivido un proceso que te llevó hasta el punto en el que te encuentras.
Si no le pones pasión y amor a cada acto que haces, es mejor que no lo hagas, las cosas salen mejor cuando pones tu corazón en juego.
Ama a las personas que te rodena, sé compasivo. Si no puedes serlo, pídele al universo sólo cosas buenas para esa persona que te desagrada.
Que las personas te recuerden por lo bueno de tu corazón y de tus acciones en dondequiera que te pares.