Colaboración de Antes de Eva
por Corina del Carmen
«Cuando una mujer se da cuenta de que el cuerpoque habita le pertenece, la revolución explota»,
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Lucía Lagunes Huerta
Si un día todas las mujeres amaneciéramos contentas con nuestros cuerpos, miles de empresas quebrarían; el sábado millones de mujeres de todos los colores, masas, tallas, clases, luchas, vidas y sueños pusieron el cuerpo en las calles.
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Bajar de peso es el propósito número uno al comenzar el año, no importan las medidas, el índice de grasa corporal o el peso de una persona, casi todas buscan transformar su cuerpo como meta anual, año tras año, tras año. La última semana de este primer mes me pregunté cuántas llevan aún con fe este propósito a cabo, cuántas ya desertaron y cuántas más sólo lo mencionaron de palabra sin tener la verdadera intención de hacerlo.
Las respuestas a esas cuestiones no importan, lo que de verdad quisiera saber, queridas lectoras, es en qué momento de nuestras vidas el odio o descontento contra nuestros cuerpos se volvió un pensamiento automático que llega cada fin de año. Por ahí dicen las buenas lenguas feministas que si un día todas las mujeres amaneciéramos contentas con nuestros cuerpos, miles de empresas quebrarían. Creo que es cierto.
Porque la sociedad en la que nos tocó vivir hoy, impulsa por todos medios imágenes cuasi divinas del cuerpo femenino, lo que nos deja afuera a la gran mayoría de esa representación. Y la representación importa, estar representadas en la cultura reafirma nuestra existencia y participación en el mundo.
Estas imágenes hipersexualizadas de mujeres y niñas que vemos en los medios masivos de comunicación, tanto informativos como de entretenimiento y en las crecientes comunidades virtuales, ponen el foco en la apariencia de los cuerpos y en sólo una de sus funciones: la sexual.
Si por otro lado, las mujeres nos enfocáramos en lo que podemos hacer con nuestros cuerpos, en los límites que a diario podemos cruzar gracias a ellos, en lugar en sólo enfocarnos en cómo se ven, nuestra vida cambiaría.
Hace apenas dos días tuvimos la evidencia de lo que las mujeres podemos hacer cuando nos acuerpamos al lado de las otras. Como todas saben Donald Trump, conocido por su misoginia, racisimo, clasismo, etc., llegó al poder el pasado viernes, el sábado millones de mujeres de todos los colores, masas, tallas, clases, luchas, vidas y sueños pusieron el cuerpo en las calles para resistir, en un acto simbólico en el que sus cuerpos sirvieron como herramienta de resistencia, de lucha contra un sistema que sistemáticamente pretende aplastarnos.
Basta de señalar nuestros cuerpos con decepción y desprecio, es hora de honrarlos, amarlos y usarlos a favor de nuestras luchas. Queramos un cuerpo fuerte, más que uno delgado, amemos un cuerpo que lucha y resiste, busquemos un cuerpo que ame sin medidas.
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