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Esta Navidad sé consiente y no hagas nada por obligación ¡Te sentirás mejor!

No queremos ser ni el Grinch ni exageradas como para prohibir por siempre los regalos. Sin embargo, estamos en una cruzada por ser responsables. Responsables con nuestros hijos, nuestro entorno, nuestra sociedad, nuestro medioambiente Y nuestro bolsillo.

Por: Alexandra Gallegos Andrejkovic.

Endeudarnos más de lo que podemos no nos hace mejor persona ni nos asegura una amistad; comprar todo lo que pidieron nuestros hijos no reemplaza el tiempo que ya no pasamos junto a ellos ni les educa sobre el verdadero significado de entregar un regalo; un regalo carísimo no es más valioso que, por ejemplo, un frasco de galletas hechas y decoradas por ti.

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Quizás tienes buenos recuerdos de tus Navidades infantiles, cuando abrías tus regalos y era exactamente lo que habías soñado todo el año o, tal vez, justo lo que le pediste en tu carta al Viejito Pascuero. Pero también muchos tienen recuerdos o vivencias tristes de la Navidad.

La sociedad en la que vivimos da por sentado que esta fecha es sinónimo de comprar sin control, de regalar mucho, de endeudarnos. Según la Encuesta Anual de Gastos de Deloitte, el 41% de los chilenos indicó que gastará entre $35.000 y $70.000, con un máximo de 11 regalos, mientras que un informe de la Cámara de Comercio de Santiago sitúa en $135.000 el gasto adicional de cada familia chilena para este mes.

Me pregunto qué sienten ante estas cifras quienes no tienen para comprar los regalos que pidieron sus hijos, o que por estar pasando por situaciones difíciles tuvieron que destinar el dinero a otra cosa.

Como equipo queremos recomendarte evitar cualquier sensación de «frustración» porque no pudiste dar el regalo que querías, o no tuviste suficiente dinero para regalarles a todos los importantes para ti, o la cena de Navidad que planeaste no salió como esperabas. Porque no tiene por qué ser así.

Lo más bonito de la Navidad es que la gente se reúne, las familias se reencuentran, a veces llegan los amigos que viven lejos. ¿En qué momento los objetos, regalos y cenas de lujo pasaron a ser lo más importante? Creo que el sólo estar con los seres queridos es, de por sí, el mejor motivo para celebrar.

Se espera que regalemos a los amigos, la familia, los compañeros de trabajo, los vecinos, los papás del curso de tus hijos, y la lista sigue. Si la revisamos bien, lo más seguro es que a varias de esas personas no sale del corazón entregarles nada, pero simplemente nos sentimos obligadas a hacerlo. Es muy probable que comprarás algo para «salvar», y el famoso regalo terminará abandonado en un cajón o reciclado para otra persona.

¿Es realmente necesario todo esto? ¿Qué tal si te planteas una Navidad con cantidad sensata de comida, para que no termine la mitad en el basurero, y unos cuantos buenos regalos bien seleccionados para las personas a las que realmente les quieres dar algo que venga del corazón?

Queremos disfrutar la Navidad evitando los excesos y enfocándonos en cuáles son las verdaderas prioridades. Celebrar en familia y demostrar afecto a través de regalos es válido, y lo puedes hacer de manera responsable. Pero para eso tenemos que cambiar nuestro switch y pensar en regalos «dedicados»; por ejemplo, en vez del clásico pijama, un vale por una clase de baile o un taller de cocina; o en vez del juguete «hit» del año, destinar esa misma plata a un picnic y acampada. Algo hecho con tus propias manos, un dibujo, una carta, una planta sembrada por ti, esos regalos sí tienen sentido y sentimiento, y te conectarán mejor con las personas que los reciben.

Creemos que ninguna tradición debe traer de la mano la obligación de darle algo a alguien, porque un regalo no tiene ningún sentido si lo das por obligación, así es que vale la pena replantearte esa idea. Para ayudarte en esta tarea acá tienes algunas ideas del blog colombiano Cualquier Cosita es Cariño cuya autora, Mariana, al igual que nosotras, empezó hace años una cruzada por reencontrarle el sentido a la Navidad.
Para encontrar poco a poco el sentido de la Navidad, estos son los regalos que deben desaparecer:

* Los que se dan sólo por compromiso. Culturalmente el regalo significa aprecio por quien lo recibe, entonces hagamos sólo eso.

* Los regalos que son animales. Lamentablemente nuestra legislación –y muchos chilenos– aún consideran a los animales como objetos, lo que se hace evidente en Navidad, cuando aparece la «genial» idea de usar a un animal como regalo. El problema es que olvidan que ese «regalo» tiene emociones, necesidades fisiológicas, requiere afecto, espacio adecuado y cuidados; la consecuencia es que los primeros meses del año aumentan los perros abandonados. «Sólo en Bogotá, en los primeros 15 días de enero de 2015, se reportaron 250 animales abandonados, número que normalmente corresponde al total de un mes», cuenta Mariana.

* Los fast-fashion. Con esto nos referimos a las decenas de «cositas» que compramos «porsiaca» te falta algún regalo de última o justo te pusieron Amiga Secreta en la oficina. Piensa que si son muy baratos la calidad no es la mejor, tu regalo será igual al de cientos que verás en la calle, y financias una industria muy alejada del concepto «comercio justo», que es el que debemos intentar respetar.

 

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