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“La cultura de la felicidad”: ¿Se aplica en tu empresa?

¿Podemos ser felices en “la pega”? Muchas dirán “nunca”, otras “me encantaría”, algunas “sí, a veces”. Lo bueno es que de a poco la cultura de la felicidad está tomándose en cuenta en empresas chilenas, después de conocerse exitosas experiencias en otros países.

Por: Rebeca Ubilla M.

«¡Noooo, mañana es lunes!». ¿Quién no ha dicho esta frase a horas que el domingo se termine? Generalmente la razón se vincula con el inicio de una semana laboral cargada de cosas por hacer, sensación que se incrementa si el lugar de trabajo no te hace feliz. ¿De que felicidad hablamos? De la que va más allá de lo emocional; se trata de aquella sensación de bienestar que se puede llegar a experimentar donde se trabaja, gracias a diversos factores que producen ese efecto positivo.

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Según el último estudio «Florecimiento y desempeño organizacional en Chile», realizado por la Universidad Adolfo Ibáñez y el Instituto del Bienestar en el 2015, un 56,5% de los encuestados dijo sentir insatisfacción laboral, un 36% un bajo compromiso laboral, y un 31% agotamiento emocional.

Pese a ello, a nivel regional no estamos tan mal. El Índice de Felicidad Organizacional elaborado por Trabajando.com, People First y Reputación e Innovación –y publicado en marzo de este año– ubicó a nuestro país en el tercer lugar, pese a lo cual los chilenos nos mostramos abiertos a buscar nuevas alternativas laborales, lo que sin duda algo dice. En primer lugar de «felices» se situó Estados Unidos.

Los motivos de infelicidad laboral comúnmente se asocian a falta de reconocimiento, de respeto y sentido de la igualdad en el trabajo, bajos sueldos, conflictos de valores, la imposibilidad de tomar iniciativas y sobrexigencia por parte del jefe, entre otros.

En nuestro país las nuevas generaciones están cambiando el objetivo de lo que se busca en un trabajo. Ellos ya no se mueven sólo por la remuneración; los llamados Millenials (nacidos entre 1981 y 1995), además del sueldo valoran lugares de trabajo donde les den autonomía, libertad y desarrollo de carrera. A ello se une que, tras su creciente incorporación al trabajo, las mujeres también han comenzado a valorar aspectos que van más allá del sueldo.

Afuera la felicidad organizacional es un tema que nos lleva ventaja, especialmente en países europeos –más que en Estados Unidos– donde varias empresas ya cuentan, por ejemplo, con directores o gerencias de felicidad. Y en otras ha nacido el cargo de gestor de bienestar, todos encargados de aplicar la «happy culture». A ello se suma que en la administración pública de países como Bélgica, el 70% de los empleados puede trabajar hasta un máximo de tres días a la semana desde casa.

¿Qué pasa en Chile? Wenceslao Unanue, académico de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, explica que poco a poco se ha comenzado a dar una preocupación creciente por el tema de la felicidad dentro de las organizaciones. De hecho su universidad imparte un Diplomado en Felicidad Organizacional que ya cumple 3 años. A ello se suma la creación del Instituto del Bienestar (del cual es director) hace 5 años, para promover la felicidad en Chile y el mundo. Y el próximo 26 de octubre se realizará el Congreso Internacional de Felicidad Organizacional, con destacados expertos extranjeros. «Cada vez hay más organizaciones y empresas haciendo cosas», indica.

Pese a ello reconoce que «la gran mayoría de las empresas se quedan en la charla y el taller, y no han instaurado políticas de cambio relativas al tema». ¿Por qué nos cuesta dar el paso? A su juicio, en Chile se tiende a asociar la felicidad a algo emocional, a pasarlo bien, pero es algo que debe ir más allá. «Se relaciona con encontrarle sentido a la vida, y esto sí se puede dar en el trabajo, si logro desarrollar mis competencias y fortalezas, por ejemplo».
Como antecedente, las Naciones Unidas declaró que la felicidad debía estar en el centro de las políticas públicas, demostrando que ésta va más allá de las emociones.

Más que un jefe
Al hablar de trabajo hay varios factores que nos pueden hacer infeliz. Pero el jefe, sin duda, es el que se puede transformar en nuestra pesadilla. Por ello las empresas han comenzado a entender la importancia de contar con líderes que ayuden a las personas a ser felices dentro de la organización.

«En nuestro país el jefe aún es el que dice lo que hay que hacer y tiene la última palabra. Sin embargo, la tendencia apunta a contar con empleados autónomos que puedan proponer, lo cual no es hacer lo que yo quiera», indica el profesor Unanue.
Agrega que otro aspecto importante es dar la posibilidad de establecer vínculos significativos. «Un jefe cercano, que logra establecer relaciones, permite que las personas estén más felices».

A ello se unen otros aspectos que resultan relevantes para tener trabajadores felices, «como un ambiente laboral grato, de respeto entre las partes y que cuente con las comodidades necesarias, lo que garantiza una mejor disposición al trabajo», indica Néstor Milano, director ejecutivo de Laborum para Chile, Panamá y Venezuela. «La generación de instancias de quiebre, o distractivas, también es una práctica que ayuda a las relaciones interpersonales entre los trabajadores y sus jefaturas. Está comprobado que las compañías que generan instancias de camaradería son muchísimo más valoradas por la fuerza de trabajo, ya que demuestran interés extra en la persona, y no sólo en lo que es rendimiento».

Y pese a que la remuneración no es lo único que hoy se está tomando en cuenta, el ejecutivo de Laborum destaca que «un trabajador bien recompensado y con una renta acorde a su desempeño, es una persona conforme que no estará preocupado de buscar nuevas y mejores oportunidades».

En términos de infraestructura, la generación de espacios comunes es algo que poco a poco ve la luz en algunas empresas u oficinas chilenas. Hablamos, por ejemplo, de salas de descanso, habitaciones de recreación (con taca-taca o mesas de ping-pong) o tipo lounges con máquinas de café y comida de libre consumo.

Beneficios
Por suerte los beneficios de tener trabajadores felices se están conociendo en Chile, y ya se han constatado a nivel mundial. El estudio de la U. Adolfo Ibáñez señaló que las personas más felices poseen un 19,2% más de satisfacción laboral, casi un 10% más de productividad, y un 53,5% menos de agotamiento emocional.

«Está comprobado que los trabajadores más felices son más creativos y cooperativos, cuentan con una mayor satisfacción laboral, se involucran más, y tienen niveles de compromiso más alto», explica Milano. Según el ejecutivo, «los trabajadores felices poseen menores tasas de estrés y ausentismo. Además son significativamente más productivos, la satisfacción de sus clientes es más alta y sus compañías más rentables. Por eso la felicidad organizacional se está convirtiendo en un área clave para la sustentabilidad y rentabilidad de las compañías del futuro».

Aquí cabe preguntarse, ¿las antiguas organizaciones jerárquicas están destinadas a desaparecer? En Europa no son pocos los que creen que sí, pues ellas no tendrán cabida en el actual mundo de cambios.

la felicidad organizacional se está convirtiendo en un área clave para la sustentabilidad y rentabilidad de las compañías del futuro

¡Ellos la llevan!
Siendo muy sinceras, en Chile cuesta encontrar empresas con programas específicos en felicidad organizacional. Pero hay. En el mundo privado destaca WOM, donde según explica Sandra Díaz, directora de Valor Humano, «se busca que todos conozcan el rol que cumplen dentro de la compañía y cómo a través de éste contribuyen al éxito de WOM. El reconocimiento y desarrollo de carrera es clave para generar orgullo de ser parte de esta compañía». Además, apoyan las ideas innovadoras y cuentan con una estructura más horizontal, con plantas libres, «sin diferencias jerárquicas, manuales de vestimenta ni lujos innecesarios», destaca.

Si hablamos de aparataje estatal aún falta mucho camino por recorrer, pero destaca el esfuerzo de Bancoestado Micro Empresas. Esta filial de la entidad financiera, que cuenta con 1.220 trabajadores, creó el 2012 la Gerencia de Felicidad, cargo que tiene actualmente María Teresa Adell. «Desarrollamos un modelo que incorpora 4 componentes: participación («la empresa la construyo yo»); equilibrio entre calidad de vida y desempeño (conciliación de vida laboral y personal); ejercicio de liderazgo (jefaturas con un perfil determinado) y sentido (claridad de por qué estoy en la organización)». Agrega que «la combinación de estos cuatro factores lleva a la felicidad en el trabajo».

 

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