Por Karen Hernández
¿Te has puesto a pensar que tus gestos y poses te pueden hacer más fuerte o convincente frente a las personas? La forma en que nos sentamos, saludamos, nos tocamos el pelo y hasta cómo permanecemos de pie, influye directamente en nuestro comportamiento y en la imagen que damos a los demás.
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Amy Cuddy, investigadora de la Universidad de Harvard, afirma que existe una «pose de poder» capaz de hacernos todopoderosas. Pararte erguida, sacar el pecho (sin malinterpretaciones, claro) y separar ligeramente los brazos del cuerpo, estimula temporalmente la producción de testosterona (tanto en hombres como en mujeres) haciendo de nuestra postura una «pose de poder» y dotándonos de autoridad.
Por otro lado, si te encuentras de pie, con las manos sobre la mesa y te reclinas ligeramente hacia adelante, estás dando señales de que estás dominando la situación y si estás sentada con las manos en las caderas,la espalda y los hombros erguidos, reduces considerablemente los de cortisona (hormona del estrés), dando señales de que tienes todo bajo control. Si cruzamos los brazos, encogemos los hombros y nos encorvamos, sólo estamos proyectando inseguridad y temor ante la creencia de posibles amenazas y al contrario de la pose erguida, con ésta estimulamos la producción de la hormona del estrés (cortisol).
Según indica la psicóloga Sian Beilock en su libro What the Secrets of the Brain Reveal about Getting It Right When You Have To, nuestra forma de movernos las poses que adoptamos con nuestro cuerpo, son capaces de afectar nuestros pensamientos, niveles de confianza y por supuesto, la percepción de otros hacia nosotras.
Cuanto más adoptemos poses de poder, mayor autoridad tendremos, por ello nos será más fácil tomar decisiones y que los demás nos sigan. Así lo indica a profesora de psicología en la Universidad de Columbia, Dana Carney quien asegura que incluso estas poses nos ayudan a concentrarnos y pensar con mayor claridad,
Por todo esto, es importante saber dominar nuestros movimientos cuando tenemos una entrevista de trabajo o cuando hablamos en píublico. Claro, aunque hay muchos otros factores que influyen en un triunfo, un lenguaje corporal adecuado nos da un «empujón» químico.
¿Te suena la pose de la Mujer Maravilla? ¡La pose de poder por excelencia!