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Apatía, el rechazo hacia ti mismo y hacia el sufrimiento de los demás

Los efectos de la apatía tienen repercusiones no sólo a nivel social, sino también a nivel personal. Como muchas otras cosas, es algo que podemos cambiar siempre y cuando tomemos conciencia de ello y emprendamos las acciones necesarias

Por Raquel Habibe

¿Te ha pasado que cuando estás haciendo alguna tarea, trabajo o esfuerzo extra fuera de la rutina de repente sientes como cansancio, sueño y bloqueo mental cuyo origen desconoces y que después tu cerebro vuelve a fluir para permitirte continuar con tus actividades? Es algo así como cuando sobrecargas la información de tu computadora, se traba y lo único que necesita es que le des tiempo para pensar, pero tú la insultas, la quieres romper y le das unos golpes para que funcione. Y es porque funcionará hasta que la tarjeta madre logre decodificar todo lo que le pediste que hiciera.

De eso se trata la empatía, de entender el funcionamiento de una computadora, no sobrecargarla de información y dejar que cumpla su función. Sin embargo, para poder experimentarla, necesitas conocer la apatía 

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Siempre me he cuestionado sobre la apatía que las personas sienten hacia sí mismos y hacia los demás. Es un tema muy controversial porque si se analiza a modos estratosféricos, pienso que la humanidad podría cambiar su percepción de la realidad y ser más unida.

La apatía es un problema mundial, llena de prejuicios, rechazo y violenta la mente. Cuando la gente ve a una persona obesa y siente odio o rechazo por ella no es más que un rechazo a sí mismos y a su cuerpo.

Otro ejemplo, es cuando se habla sobre los migrantes con un miedo desconocido y mal sembrado sin ni siquiera conocer el tema de migración o los propios orígenes. La estigmatización de la gente que consume drogas (sean legales o ilegales) sin entender la raíz del problema social o la adicción en sí por ignorancia (por la apatía de no querer investigar), el rechazo al aborto y los prejuicios hacia los homosexuales creados por algunas religiones que se contradicen y que reprimen la sexualidad, la cual es un elemento fisiológico importante para el desarrollo del ser humano.

Recientemente vi la conferencia del doctor Mario Alonso Puig, cirujano general y del aparato digestivo, experto en motivación, creatividad, comunicación y trabajo en equipo. En ella narra una breve historia sobre el origen de la palabra apatía y su significado.

La apatía se describe como la impasibilidad del ánimo e imperturbabilidad del animus frente al sufrimiento. Sin embargo, el doctor Mario sitúa la apatía en el pensamiento negativo del ser humano: dejadez, decidia, la falta de energía, de entusiasmo y de motivación, por lo que habla de indiferencia en cinco facetas; lo fisiológico, psicológico, emocional, social y espiritual.

Las causas de la apatía, también son cinco: la ignorancia, es decir, la ausencia de conocimiento; la falta de reflexión; el miedo a cometer errores; la pereza; y por último, y clave, la incapacidad aprendida.

Esta última explica cómo lo negativo del pensamiento influye para aprender a limitar tus capacidades, como aprender un idioma o manejar una computadora. El especialista ofreció un ejemplo de un experimento en donde unas ratas son metidas a una caja en la que reciben choques eléctricos. Cuando las ratas se resignan a que no hay una salida para dejar de sufrir, entran en un estado de apatía y terminan muriendo en un rincón de la caja. ¿No les suena familiar?

El doctor Mario propone superar esa apatía con una metáfora, la de la gran «V» de Victoria. El primer brazo de esa V es el precio que pagaste, estás pagando y seguirás pagando por no resolver la apatía que has generado, el segundo brazo es una razón lo suficientemente poderosa para decir «se acabó la apatía en mi vida».

Los efectos de la apatía en la faceta fisiológica son descuidarte, no hacer ejercicio, no dormir un número adecuado de horas, no comer adecuadamente (con los cuales me identifiqué y me hicieron aceptar que soy una apática de mi cuerpo). El ejercicio y el movimiento (sea la actividad que hagas y te guste) generan nuevas neuronas en el hipocampo que controlan los centros del miedo en las amígdalas —no las de la garganta sino en los núcleos cerebrales— dando como resultado estabilidad emocional mayor.

El doctor Puig planteó unas preguntas durante la conferencia en las que cuestiona la ausencia de la reflexión psicológica, el desinterés por leer y no querer compartir, ya que ello no permite el desarrollo de la neuroplasticidad, es decir, no se forman nuevas conexiones neuronales que permiten al cerebro desarrollarse y fortalecerse como un músculo para potenciarlo.

En la faceta emocional se encuentra el miedo a amar emociones como la tristeza, el entusiasmo y la pasión aun cuando son parte de la vida.

«Quien no sufra porque no amó demasiado no conocerá la belleza del amor», sentenció el médico, y agregó que la creatividad es hija de la pasión pues el intelecto se abre al momento de apasionarte y emocionarte por algo.

Otra faceta es la social. Los seres humanos somos seres de encuentro. La relación que existe entre dos personas de diferentes nacionalidades, culturas y pensamientos por medio del respeto es lo que crea en interés de entintar y crear un camino para la colaboración, y es ahí donde se crea un fin común y empatía entre humanos.

Por último, habló de la faceta espiritual, citando a Santo Tomás de Aquino: «Todos los errores del hombre proceden del mismo origen: la soberbia». La espiritualidad no habla de la religión sino de encontrar el verdadero sentido de la vida.

Habrá que encontrar esa palanca emocional de la que habla el doctor Mario para poder vivir en armonía entre nosotros. Él ya nos dio las facetas de la apatía, al igual que sus causas y sus efectos. ¿Qué más necesitas para cambiar tu mentalidad, para sentir esa compasión por los demás y para apasionarte por la vida?

 

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