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Mundo de padres: Pase lo que pase, no golpees a tus hijos

La violencia hacia los niños es, a mi juicio, una de las peores formas de violencia, porque la sociedad no la ve: si golpeamos a un animal, por ejemplo, todos reaccionan, pero si golpeamos a nuestros propios cachorros humanos, lo justificamos. La violencia hacia los niños la invisibilizamos y creemos que necesitan un golpe para ser mejores personas, como si nacieran malos y hubiera que corregirlos. Durante mucho tiempo convencieron a nuestros padres diciendo que si no nos golpeaban seríamos pequeños delincuentes y ellos, tratando de darnos lo mejor, lo hicieron.

Por Varinia Signorelli C. Web: www.terapiainfantil.net

Es un tema controversial. Cuando uno señala frente a un grupo de personas que «a los niños no se les golpea, nunca» aparecen caras de poco entender y muchas veces lo violentan a uno diciendo que a nosotros nos dieron palmadas y que somos de lo más normales.

¿Es normal creer que golpear nos sirve? No, no lo es. Seguramente porque a nosotros nos golpearon estamos tan dañados que nos parece que golpear a nuestros hijos para «corregirlos» es súper normal. Lo hacemos también para defender a nuestros padres; los queremos profundamente y es fuerte pensar que hicieron algo incorrecto, por lo que es mejor anestesiar esa parte nuestra y hacer como que no nos dolió ni afectó, e incluso «agradecemos» que nos hayan pegado y adjudicamos a esto el ser buenas personas. ¿No les parece extraño?

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Sin duda nuestros padres no sabían de las repercusiones de un golpe, ellos creían que golpeándonos nos ayudaban. Podemos perdonarlos o no, pero lo que no podemos hacer es golpear a nuestros niños, porque ahora tenemos la información suficiente –y la cordura a nuestro favor– que nos indica que a los niños debe tratárseles bien.

¿Por qué no debemos golpear a nuestros hijos? Fundamentalmente porque ningún niño merece ser golpeado por la persona a la que más ama en el mundo. Porque en pleno 2015 los avances en neurociencia son claves en demostrar que los niños golpeados por sus padres (coscorrón, palmadas en el trasero, manotazos, golpes en la cabeza) viven a la defensiva y alertas ante la amenaza, lo que los hace más propensos a generar problemas en el futuro, especialmente ansiedad o estrés.

La tensión que se genera en el cerebro infantil al estar expuesto a violencia por parte de los padres altera todas las áreas de su desarrollo. Y sí, una palmada es violenta.
Los castigos físicos alteran el cerebro, tal cual. La materia gris de un niño que ha sido golpeado por sus padres es menor que la de un niño al que nunca le dieron palmazos, lo cual está asociado a menor CI.

Tener menos materia gris en ciertas áreas de la corteza prefrontal fue vinculada con la depresión, adicción y otros trastornos mentales de salud en la adultez; además la materia gris está relacionada con el logro del autocontrol. Mientras más materia gris, mejor es la capacidad de evaluar recompensas y consecuencias.

Es decir, mientras más golpes recibes de tus padres (por falta de autocontrol de los ellos), menos autocontrol podrás adquirir. Entonces, la triste realidad es que aprenden a ser regulados desde afuera y en forma violenta, lo cual no ayuda a que aprendan a regularse si la figura golpeadora no está.

Además, si lo pensamos bien, los padres que golpean a sus hijos con el fin de corregir comportamientos generan que los niños aprendan que alguien que te quiere puede hacerte daño, puede golpearte, lo cual puede ser el preámbulo para aceptar agresiones de los otros en el futuro.

De la misma manera, se ha podido establecer una relación entre niños que han sido golpeados por sus padres y alteraciones en los telómeros de los cromosomas; éstos evitan que el ADN se deshaga o se acorte. Esta situación se relaciona con menor supervivencia y enfermedades crónicas de adulto.

Si quieres que tu hijo sea inteligente, buena persona y un aporte a la sociedad, por favor parte tratándolo con respeto y nunca jamás lo golpees para que aprenda que así se debe tratar a las personas. Si pierdes la paciencia, si estás cansada, si no tienes ganas de hacer cariño y quieres descargar tu rabia con un golpe a tu hijo, entonces pida ayuda a algún adulto que pueda relevarte hasta que te sientas mejor para contener a tus hijos y explicarles con cariño.
No está mal pedir ayuda.

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