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ESPECIAL 50 SOMBRAS Jane Morgan, dueña de Japi Jane: “Viene gente de 18 a 88”

Ocho años instalada en el rubro del sexo y el erotismo la convierten en una experta, y desde ese sitio hace un alcance a los detractores del libro de E.L. James: “Es porno, no es un estudio sicológico ni sociológico. Está escrito para la diversión. Hay que leerlo para pasarlo bien, sacando de él la calentura que tiene”.

 

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Por Jessica Celis Aburto. Fotografías: Gonzalo Muñoz.

En noviembre del año pasado Japi Jane celebró 8 años en Chile. «Todo un récord para una pyme, porque generalmente no pasan de los 5 años», dice su dueña y creadora, ingeniera comercial y diplomada en sexología, la norteamericana Jane Morgan. «Partimos con un público femenino en su mayoría y hoy podemos decir que los hombres están poniéndose al día: nuestro público es 60% mujeres y 40% hombres», agrega.

«Como empresa hemos hecho estudios de mercado respecto a eso y descubrimos que un cliente de Japi Jane no se puede definir ni por edad ni por estrato social, porque viene gente desde 18 hasta 88, ¡y mucha gente de esa edad! El fuerte está entre 30 y 50. Nuestra conclusión es que vienen 3 tipos de personas. Uno corresponde a las exploradoras, que son las que se atreven a probar de todo en todo ámbito. Ellas hacen muchas preguntas y compran cualquier cosa que les llame la atención. El segundo perfil es de aquellas personas que andan en una búsqueda personal en su vida íntima, con ganas de explorar su sexualidad, ya sean solteras o en pareja. El tercer grupo que identificamos, aunque en menos porcentaje, son los que vienen a resolver problemas sexuales puntuales», detalla.

 

Y en términos de generaciones, ¿tienes un balance sobre las mujeres?
Las mujeres mayores de 40, separadas, están pasándolo muy bien (risas). También las que están en los 50. Son mujeres que ya cumplieron un rol, muchas como mamás, y ahora están relanzadas a la vida, quieren gozar y tienen muchas menos trancas y prejuicios. Es una generación que pudo ser cartucha, pero ya no. Y son ellas las que incentivan a sus amigas casadas para que también se lancen (risas). ¡He visto a amigas separadas llevar de la mano a sus amigas casadas a la tienda! Eso me encanta porque hemos ido creciendo paso a paso y por el boca a boca: nuestras clientas son nuestra mejor publicidad. Yo no le vendo la pomada a nadie.

¿Y cómo ves a las de 20 y 30?
Son menos osadas y más cartuchas que las de 40. Ellas aún tienen que recorrer un camino. Aunque he visto a chicas cerca de los 30 que también se las saben todas, esa no es la regla. No tengo estudios que avalen lo que percibo, pero me atrevería a decir que, en estas edades, las que están preocupadas de su placer y sexualidad, versus las que no, son mitad y mitad.

Hay indicadores que dicen que «Cincuenta sombras de Grey» ha contribuido a mejorar la vida sexual y las relaciones de pareja. ¿Lo compartes?
Sí, pienso que es así y lo he comprobado. Creo que el libro fue un gran aporte para la sociedad chilena. Ayudó a muchas parejas a descubrir cosas nuevas, romper la rutina y atreverse. Vieron cómo «Anastasia», una muchacha tímida y sin grandes conocimientos, logró probar cosas nuevas, superar sus miedos, su timidez y vergüenzas. El segundo gran aporte que hizo es darle a las mujeres más fantasías. Les abrió el imaginario erótico. Las fantasías por definición son cosas que no vas a hacer, pero te calientan. Si no tienes fantasías, no vas a andar caliente ni con deseo por la vida. Fue un gran aporte al líbido colectivo de las mujeres chilenas. El libro es una fantasía que calienta y eso es bacán.

¿Qué le dirías a sus grandes detractores, que lo califican cómo una apología al machismo, a la sumisión de la mujer o un porno para mamás?
Jamás me metí o se me ocurriría meterme en el análisis sicológico que se ha hecho sobre el libro, sobre la dominación y sumisión de las mujeres. Eso no es relevante, porque no es un escrito literario ni un estudio. Les diría que es porno, no es un estudio sicológico ni sociológico. Está escrito para la diversión. Hay que leerlo para pasarlo bien, sacando de él la calentura que tiene. También puedes leer a Sasha Grey, una estrella de porno norteamericana feminista, que escribió un libro erótico que se llama «La sociedad Juliette». Es otra cosa. No hay que ponerse grave con el tema, y si no te gustó, busca otro. Creo que «Cincuenta sombras…» llevó la novela rosa a un nivel más porno, y si no te gustó el contexto, creo que es muy positivo que se instale el género. Si quieres otras opciones, anda a una librería. ¡Hay mucha literatura erótica!

¿Qué juguetes y/o productos causan furor entre los chilenos?
Las solteras vienen por un tema específico: un juguete para masturbarse. Y los que están en pareja vienen por cosas para jugar. Por ejemplo, el calzón con vibrador que funciona a control remoto. Tu pareja puede activarlo a distancia, cuando quiera y desde dónde esté. Lo otro que más se vende son las bolitas geisha, que te aplicas como un Tampax y se mueven dentro de la vagina. Son buenas para la complicidad, por ejemplo, para usarlas como una previa, contándole al hombre que te las pusiste. Lo otro que sale harto son los productos que tienen que ver con redescubrir el cuerpo, como los aceites de masajes, todo lo que es para jugar de a dos.

¿Cuál es la última novedad?
En la tienda tenemos todos los artículos descritos en «Cincuenta sombras…» y la gran novedad son los juguetes para disfrutar del coito hombre y mujer a la vez, gracias a que vibra para los dos al mismo tiempo. Se llama We Vibe. Una parte, que es en forma de U va dentro de la vagina y en el clítoris, para estimularla, y el hombre la puede penetrar con el juguete adentro, lo que hace que también vibre para el pene.

El humor es fundamental también.
Por supuesto. Yo les digo a las mujeres cuando compran disfraces, que no es para ser serias. No es para ser la enfermera sexy, es para jugar y reírse en pareja. El humor es muy importante al momento del sexo. Sexo supone algo divertido, no grave. ¡Es sexo, páselo bien!

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