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Claudia Pascual Grau, ministra del Sernam: “Necesitamos vivir sin violencia”

La Ministra avanza a paso firme en cada uno de sus desafíos. De hecho, en la última encuesta Adimark aparece con un 78% de aprobación a su gestión y en segundo lugar del gabinete, después del Ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz.

Por Pilar Huilcaleo Mateluna

Este 21 de agosto tuvo un avance importante en la Comisión de Familia y de Adulto Mayor de la Cámara de Diputados con el proyecto de Ley que crea el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género. Y el Sernam fue el primer ministerio en cumplir todas las medidas encomendadas por la presidenta Michelle Bachelet para los 100 primeros días. Y así, suma y sigue.

Tranquila, a lo largo de la entrevista corrige y reflexiona cada idea, como una forma de alcanzar la precisión máxima, con el afán de no errar y jamás de criticar el trabajo anterior. Antropóloga social y militante del PC, a sus 42 años mide cada paso, y con sencillez asegura que su notable e histórico avance político es producto de su trabajo sostenido y de larga data. Nada de cálculos ni tampoco sueños grandilocuentes. Empezamos tratándola de usted, pero finalmente optamos por tutearla.

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¿Estaba en tu plan de ruta ser Ministra?
No. Fue una sorpresa, absolutamente.

¿Vas tras desafíos mayores?
No, soy todo lo contrario a como otras personas puedan verse en el desarrollo de la política. Para mí cada día tiene su afán. La representación es hoy y no estoy pensando qué podría asumir mañana, ni el próximo año ni en 20 más. Ese tipo de cálculos está muy lejos de mi personalidad, desde mucho antes de ser Ministra.

Ministra, te toca enfrentar un salto importante. Pasar de Servicio Nacional de la Mujer, Sernam, a Ministerio de la Mujer y Equidad. ¿Cómo lo enfrentas y qué implica?
Me parece muy desafiante y gratificante encabezar esta cartera justo cuando toca dar un salto así. Porque esto no es sólo un cambio de nombre; es dotarlo de una institucionalidad que genere más y mejores atribuciones que nos permitan relevar, a propósito de la desvaloración que a veces se hace del aporte de las mujeres a nuestra sociedad, relevar en una categoría mayor los derechos de las mujeres y de la institucionalidad pública que se avocan a ello. Del mismo modo nos ayuda a mejorar las funciones y atribuciones en la transversalización, es decir, la influencia en las otras carteras ministeriales, otras políticas públicas para que también piensen con clave y sentido de género. No se trata de que nos traigamos todos los ministerios para acá, no es que este Ministerio vea todo lo que le pasa a las mujeres, sino cómo Vivienda, Educación, Deporte, Salud, etcétera, a partir de ahora piensen también sus propias iniciativas y se pregunten «esta política que voy a implementar, ¿cómo afecta a hombres y mujeres? ¿Los afecta igual? Y si hay una diferencia, ¿cómo la corrijo?». Es clave. Y esto nos permite, por ejemplo, presentar una propuesta de institucionalizar los Ministros por la igualdad de género, y también poder hacer el aporte de esa transversalización a través de regiones en la creación de las Secretarias Regionales Ministeriales. Esperamos que el Parlamento nos apoye, como hasta ahora.

Hablar de «Mujeres» es hablar de una infinidad de necesidades, visiones, aspiraciones ¿Cómo se aúna eso en un Ministerio?
Lo que nosotros queremos es hacernos cargo de la diversidad de mujeres que integran nuestro país. Y eso implica dar cuenta de esta diversidad. No somos iguales, aún cuando todas sufrimos evidentemente discriminación. En Chile no da lo mismo ser joven o adulta, ser urbana o rural o una mujer indígena, o tener una orientación sexual diferente, o ser estudiante, trabajadora o no tener estudios. Hay una serie de condiciones que hacen que las desigualdades, que son estructurales entre hombres y mujeres, nos afecten del mismo modo, dependiendo de las condiciones en las que nos desarrollamos. En ese sentido queremos hacernos cargo de esa diversidad.

De la agenda actual del Sernam, ¿cuáles son los temas que más te convocan, cuáles sientes urgentes?
Me convocan muchísimo los ejes que están en la agenda de género del programa de gobierno. Los temas de autonomía económica de las mujeres son sumamente importantes, la incorporación al trabajo, que no sean emprendimientos de subsistencia. Que podamos abordar las barreras que hoy impiden que más se incorporen al mundo del trabajo y que tienen que ver con el cuidado de los hijos, familiares o adultos mayores no valentes; y también el trabajo doméstico, que no está bien repartido. También los temas de participación. ¡Es increíble cómo nos organizamos y participamos más, y sin embargo a la hora de representación pública no estamos en esa misma proporción! También el tema del respeto a la autonomía y sus derechos; indudablemente uno de los más sensibles y complejos –y de una prioridad absoluta, independiente de las cifras– es la violencia contra las mujeres. Es un tema que no se puede soslayar. Aún cuando uno vea que puede hacer más en otros ámbitos, no se puede jamás dejar de trabajar y de ocuparse de ese tema. Es un ítem que la política pública debe integrar a su switch.

¿Cómo evalúas las políticas impuestas por la administración anterior en estos temas?
Creo que llevamos varios años de trabajo específico y explícito de políticas públicas por parte del Sernam en los gobiernos anteriores, como también de las organizaciones de mujeres de la sociedad civil. Llevamos varios años en estas temáticas, y creo que no podemos llegar a valorar si estamos «más mal» o «mucho mejor». Lamentablemente, en cuanto a violencia contra la mujer, las cifras se mantienen, y lo que es más grave, en términos culturales aún existe una naturalización, hay un tema que no ha sido tomado con el peso suficiente. Esto habla de una desvaloración de las mujeres y su aporte. Necesitamos con urgencia vivir sin violencia, no es una responsabilidad exclusiva nuestra, sino del conjunto de las generaciones más chiquitas y más avanzadas, es una tarea de hoy, mañana y siempre. El tema clave es abordar de manera intersectorial, con otros actores que nos ayuden nuevamente a educarnos en equidad de género, respeto, igualdad, y donde podamos decir que los hombres y mujeres de nuestro país podemos vivir sin violencia.

¿Cómo evalúas a los medios de comunicación y nuestro rol en el tema de la violencia contra la mujer?
Creo que el rol que pueden hacer los medios de comunicación, como un dispositivo que funciona en nuestra sociedad, hace noticia y desde ahí genera realidad, es indispensable. Hoy es fundamental hacer un debate país en conjunto con la prensa para poder valorar en su justa medida a hombres y mujeres y no tener este doble estándar: nos sentimos acongojados en casos de violencia contra las mujeres, y sin embargo no condenamos la explotación de la figura de la mujer en los medios de comunicación, por ejemplo.

¿Desnudamos a los hombres, entonces?
No, no se trata de hacer igualdad de género y tratar a los hombres de manera sexista también, como objetos sexuales. No. Dista mucho de aquello. Lo que buscamos es reconocer y valorar tanto a hombres como mujeres a partir de sus capacidades y quehaceres, y no buscar esta figuración estereotipada y sexista.

MUJER Y TRABAJO

Un ámbito que como país estamos al «debe» es precisamente el que tiene que ver con la integración de las mujeres al trabajo…
Como programa de Gobierno compartimos el desafío de generar la autonomía económica de las mujeres. Tenemos un tremendo desafío como país, con una tasa de participación nuestra de un 48,5% en promedio a nivel nacional, versus un 72% de los hombres. Una de las principales razones por las cuales dejan de trabajar –y el primer motivo por la que no se incorporan una primera vez– es el cuidado de los hijos y el resto de familiares que las necesitan, y las labores de la casa. No se trata de incorporar a las mujeres al trabajo y que sigan teniendo la misma jornada en la casa o que no nos importe el tema del cuidado de los hijos. En este sentido la co-responsabilidad es uno de los ámbitos fundamentales como objetivo del programa de Gobierno: generar co-responsabilidad de hombres padres y mujeres madres en el cuidado de los hijos, hacer una tarea más equitativa y democrática dentro de los quehaceres del hogar, y tener conciencia de que se necesita una co-responsabilidad de las políticas públicas de los empleadores con estos cuidados.

La desigualdad y los derechos de las trabajadoras son un tema también…
Ciertamente hay que hacer un esfuerzo en cualificar en oficio a las mujeres; a pesar que tenemos en promedio más años de estudio que los hombres, todavía hay un segmento muy importante que no los ha terminado, especialmente entre las más pobres. Y, además, dar a conocer sus derechos. Nosotros tenemos programas, como el de Jefas de Hogar o Mujeres Emprendedoras. Y también otro precisamente desde el ámbito de mujer y trabajo, que promueve las buenas prácticas laborales en cuanto a equidad de género. Ese programa otorga un sello que desafía también a las organizaciones a pensarse a sí mismas y ver si tienen buenas prácticas de igualdad.

Un tema siempre complejo es la discusión sobre el aborto. ¿Cuál es la posición del Sernam al respecto?
Primero que nada, la temática del aborto en nuestro país es una realidad, lamentablemente. Eso más allá de lo que determine la ley y de las políticas públicas. Por ende, lo que nos plantea el programa de Gobierno –y el llamado que ha hecho la Presidenta– es debatir de manera madura, sin caricaturas, haciéndose cargo de esta realidad. Abrirse a una revisión de nuestra legislatura que nos permita avanzar hacia la despenalización de la interrupción legal del embarazo en tres causales: el peligro de vida de la madre, inviabilidad del feto y en caso de violación. Por lo tanto, para el Sernam –futuro Ministerio de la Mujer– es indudable que queremos aportar en ese debate. Nosotras tenemos mucho que decir sobre aquello, es un tema de salud pública y de derechos.

¿Por qué creen fundamentales las medidas en pos de la paridad?
El criterio de paridad que está puesto en la propuesta de reforma al sistema electoral binominal nos parece importante. Es indudable que las mujeres esperamos durante mucho tiempo el avance en la representación política. Esto no avanzó solo, hay que generar los estímulos pertinentes ,y en ese sentido nos parece un tremendo ejemplo, cuando se aborda una propuesta de reforma de este tipo, que hay que corregir, porque hay que cambiar, porque no permite la diversidad de expresiones políticas que realmente tiene el país, porque no hace proporcional el voto. Las mujeres somos más de la mitad de las personas de este país, somos el 50,56%, nos organizamos más, somos la mitad de los padrones de las colectividades políticas, somos además la mayoría del padrón electoral y las que más votamos. Entonces, ¿por qué en el Parlamento hay apenas 19 diputadas y 6 senadoras? Si somos un poquito más de la mitad, ¿por qué tenemos cerca del 15,83% de representación parlamentaria?

¿Por qué?
¡Porque tenemos una cultura machista que impide que nos podamos representar de manera más equilibrada! Debemos estimular que hayan más candidatas, e incentivos para que realmente puedan ser electas. En las últimas elecciones parlamentarias alrededor del 20 o 21% de las candidatas eran mujeres, muy poco. Por lo tanto, el criterio de paridad que se está instalando ahora permitiría una mayor posibilidad de ser electa, porque obliga a que ninguno de los dos sexos tenga más del 60 y menos del 40% de la lista nacional.

¿Cuál es tu mejor escenario una vez que termine tu labor?
Desde ya me siento muy orgullosa de estar en este lugar. No solo por el desafío que implica en lo personal sino en lo político, la significancia que tiene para mi partido que esté acá. Pero sobre todo me he sentido muy feliz del cariño que he podido sentir cuando he estado en regiones, y poder llegar al término de esta tarea, cuando me toque, sentir que hemos sido capaces de cambiar la calidad de vida de muchas mujeres en este país. Para mí eso sería impagable. Ese es uno de mis sueños más grandes. Las mujeres tienen las ganas de desarrollarse mucho más y mejor, están muy conscientes de las discriminaciones que viven, y esperan una política pública muy comprometida con ellas. Por eso creo que mejorar la calidad de vida de nuestro país lo podamos lograr a cabalidad para dejarlas en un estado mucho mejor, mucho mejor.

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