Wellness

25 años después: Soli y Chachi Arbulú nos hablan del regreso de Nadie 2.0

Los hermanos Arbulú están de vuelta. Tras un exitoso paso por “La Cumbre de los 80”, Nadie, la banda que encabezaron hace más de dos décadas, regresa a los escenarios para dar un par de conciertos en Chile. Desde España -antes de volver a Chile este mes- Chachi y Soli hablan sobre cómo fueron estos años, cómo ha sido este regreso y en qué estuvieron todo este tiempo.

 

%%fotocuerpo1%%

Exclusivo desde España, por Jessica Celis Aburto. Fotos Chachi Arbulú: María Fernández Pello. Fotos Soli Arbulú: Chasan.

Recomendados

Es mediodía en Madrid, y Francisco Arbulú Costa y Laurent –»Chachi» (46)– guitarrista y vocalista del grupo Nadie, recuerda cómo empezó la historia de la banda que vuelve a los escenarios con presentaciones en Chile después de 25 años, este 30 de noviembre en la Blondie y el 5 de diciembre en el bar Magnolia de Chillán. Junto a sus hermanas Shía (Lucía) y Soli (Isolina), conformaban la fracción española, y José Domingo Cañas, «Chuma» en la batería, y Armando «Pelao» Figueroa en el bajo, la chilena.

«Cuando mi familia llegó a Chile en 1985, quedé rezagado un semestre más en Estados Unidos, en la universidad. Cuando llegué Shía ya había conocido a ‘Pelao’ y a ‘Chuma’. Ambos tenían una banda con un guitarrista que tenía una hermana, que era compañera de colegio de Shía, y ahí la invitaron a unirse al grupo, a acompañarlos en voz y teclados. Tuvo un show con esa banda y al poco tiempo se unió de manera estable», recuerda. El grupo ensayaba mucho en su casa, y él terminó sumándose a las tocatas caseras. Luego de varias jornadas –que incluyeron hasta la grabación de una canción– «Pelao» Figueroa y un amigo lo convencieron de que se uniera a la banda en reemplazo del antiguo guitarrista. «Fue en ese momento, y luego de haber pensado en armar un grupo con Soli, que ella dice, ‘¿y yo qué?’. Y entró al grupo», cuenta. Nadie, la banda, había nacido.

Una de sus primeras incursiones mediáticas fue la participación en un concurso que realizaba el programa «Éxito», de Canal 13. Desafortunadamente quedaron fuera. «Nos eliminaron a la primera, pero le gustamos a un par de productores del programa que quisieron ser nuestros ‘managers’. Recuerdo que nos llevaron a un show al colegio Don Bosco, en Las Condes, donde nos presentaron como ‘el grupo Nadie que viene de Las Condes’… Todos empezaron a abuchearnos. Tocamos dos canciones y nos dieron filo. ¡Fracaso total! (risas). No nos tiraron fruta porque no había. Curiosamente entre el público estaba Aparato Raro, que había tocado o tocarían allí, y también estaba Carlos Fonseca (ex de Los Prisioneros y actualmente de Manuel García). Cuando bajamos del escenario estábamos medios jodidos por el rechazo, pero ellos se acercaron y nos dijeron que no hiciéramos caso, que tocábamos muy bien. Ahí Fonseca nos preguntó si teníamos canciones. Le dimos las grabaciones de ‘La moda mata’ y ‘Me moriré en el invierno’ y luego nos fue a ver a un ensayo junto a Andrés Bobe. Mientras tocábamos se miraban, cuchicheaban y se reían. Dije ‘nos están encontrando ridículos, se están riendo de nosotros…’. Pero cuando terminamos nos dijeron que estaba genial, y Fonseca nos dijo que quería ser nuestro manager. El primero que nos tocó en las radios fue Pirincho Cárcamo», cuenta.

¿Por qué llamarse Nadie?
Nadie es una mezcla de cosas. Siempre he sido una persona con afición al marketing, y me di cuenta que mientras más pequeño el nombre, más grande aparece en los carteles. Un nombre como Parálisis Permanente o Dinamita para los Coños es muy largo y estrecho, y no se ve bien de lejos. Luego me di cuenta que con N no había muchos grupos…

¡Todo un análisis de mercado!
Sí, un poco (risas)… Me gustaba la idea de que fuera un nombre fácil de recordar, y ahí estuve entre Nada y Nadie, porque ese nombre era muy ochentero, con ese rollo que había del anonimato, la uniformidad… Siempre fuimos punkies, pero éramos unos punkies del pop (risas)…

Imagen foto_0000003320131126121524.jpg

Punkies del pop, buena mezcla…
Siempre nos han acusado de ser muy blanditos, suaves, porque no éramos políticos. No lo éramos porque en primer lugar no era nuestro país para meternos en política. De hecho nos llamaron para participar en un concierto de la campaña del NO. Pelao y Chuma querían tocar, pero les dije que no podíamos porque éramos españoles y no podíamos involucrarnos, y que si ellos querían tocar no había problema, yo no era quién para decirles que no lo hicieran. Además, nuestro padre era un banquero extranjero que estaba trabajando con personas de empresas gubernamentales, privadas, de todo tipo, entonces, no quedaba muy bien que siendo extranjeros nos involucráramos en un tema político. Ahora, si te pones a ver las letras, sí hay algunas muy adolescentes, de amor y desamor, pero también hay crítica social.

¿Cuándo comienzas a trabajar esto de ser cantante y a pulir tu voz?
Nunca la he pulido (risas)… Aprendí de oído. Hace algunos años me dio por cantar y tomé clases en una época, pero nunca he tenido técnica. Si te fijas, en el disco de Nadie yo tocaba 4 canciones, y en vivo normalmente cantaba dos o tres. Y al otro día, aunque fueron sólo esas pocas, no podía hablar, me quedaba afónico.

¿Y ahora?
Tampoco (risas)…

¿Y qué vas hacer?
Lo de siempre: canto y al otro día no tendré voz ….(risas). Me gusta cantar pero no soy cantante, eso fue casualidad. Como dice mi hermana: no me puedo quedar callado, al final siempre termino cantando (risas).

Sonaban muy bien, no como un grupo amateur. ¿A qué crees que se debió eso?
Creo que fueron las influencias, porque cuando hicimos el disco nosotros no teníamos ni idea, y el productor tampoco se metió mucho, salvo la primera canción. Todo el disco lo grabamos con el técnico del estudio. Llegó un momento en que como no había nadie, con él nos pusimos a jugar, y por eso hay muchos tecladistas. Venía Coti Aboitiz y le ponía una cosa, luego Andrés Bobe y le ponía otra. Al final no pudimos poner a toda la gente en los créditos, porque a Carlos Fonseca le parecía que éramos mucha gente tocando teclados.

Eran muy jóvenes cuando vivieron el éxito de Nadie. ¿Cómo recuerdas esa etapa?
No fuimos concientes de lo que pasaba. Dentro de nuestra inocencia, el que la gente nos hiciera caso nos parecía que era lo normal. Nuestras canciones nos gustaban y luego les gustaban a otras personas, y pensábamos «es que son muy chulas (lindas, bellas), ¡es obvio que tienen que gustar!» (risas). No nos dimos cuenta cuándo empezó a escucharnos la gente, porque al principio venían amigos a vernos al sótano, y si íbamos a tocar a un sitio, iban nuestros amigos y familias. De repente vimos que llegaban personas que no conocíamos, y cuando nos dijeron que íbamos a grabar un disco, fue un sueño hecho realidad. Grabar es el principio de un proceso largo y que puede acabar en cualquier cosa. Tienes una oportunidad, y puede no pasar nada, fracasar o triunfar. Cuando grabamos el disco dijimos que era obvio que venía la tele, las entrevistas, que eso era un hecho, pero luego nos dimos cuenta que no era así y que en realidad tuvimos mucha suerte, que vivimos algo que muy pocas bandas tienen.

Y en ese peak dejan Chile y se van a vivir a España.
Sí. Cuando nos dijeron que nos íbamos nos partieron en dos, porque estábamos en nuestro mejor momento. Íbamos a ir al Festival de Viña y luego grabaríamos el segundo disco.

¿Cómo te estás tomando este regreso?
Lo pasamos bien y pensamos que si podemos hacerlo otra vez y pasarlo bien, lo haremos. No estamos planeando hacer una carrera musical, pero poder compaginar la actividad profesional con esto que es un hobby serio y con responsabilidad. Puede ser divertido. No me importaría hacer música en paralelo, porque creo que a estas alturas no tiene sentido que nos dediquemos sólo a hacer música. Acabamos de grabar una nueva versión de «Ausencia» y ha tenido buena crítica, entonces hay que ir viendo poco a poco.

CHACHI, EL PAPÁ

Chachi, diminutivo de «Francis» (mal pronunciado por sus hermanas), nació en Washington DC y vivió allí cerca de un año y medio. Por el trabajo de su padre, su vida y la de sus hermanas fue un permanente ir y venir por diversas partes del mundo. Perú (donde nacieron Shía y Soli), México, España, Estados Unidos nuevamente, hasta que llegaron a Chile. A los 22 años fue papá, y actualmente es consultor estratégico para empresas de España, Perú y Chile.

¿Qué significó ser papá tan joven?
Fue un cambio de vida completo. En lo profundo me tuve que replantear todo, porque te das cuenta que una personita depende de ti. Yo tenía 22 y la mamá 18 años. Todavía estábamos estudiando, tuvimos mucho apoyo de las familias. Vivimos en casa de mis padres durante los primeros 3 años de vida de nuestra hija, Ilyana. Mis tres hermanas fueron babysitters. Cuando su madre y yo terminamos la carrera, nos independizamos y nos fuimos a nuestra casa. Nos convertimos en dueños de casa a los 24 años, cuando la gente de nuestra edad estaba pensando en viajar. Tuve que convertirme rápidamente en adulto. Para algunas cosas fue muy bueno, y para otras no tanto.

¿Qué es lo que más valoras de todo este «desquite»?
Volver a tocar, hacer planes locos como surfear, viajar. Todas aquellas cosas que con una niña pequeña no podía hacer. Lo interesante es que al ser un padre muy joven, estoy haciendo viajes muy «chulos» con mi hija y tengo la edad perfecta para compartir con ella.

¿Qué temas no transas con ella?
Hay cosas que me cuesta más asumir, como el hecho de que es una chica de 23 años y tengo claro que a esa edad ya es mujer para muchas cosas, pero aun así me cuesta verla como tal. Sin embargo creo que lo llevo bien (risas).

También tienes una hija de 6 años que vive en Estados Unidos, ¿cómo sobrellevas esa separación?
Es muy complicado, doloroso a veces, porque no puedes estar cuando quieres estar. Ella tiene que saber que puede contar conmigo. En ese sentido trato de mantener la relación, aunque sea a distancia, y ojalá ella pueda venir y compartir. Por ahora es complicado, porque dependo de su madre para eso. Cuando sea mayor ya será una cosa más entre ella y yo, y probablemente ahí será más sencillo.

Si te digo Ilyana, ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza?
Mi niña. Aunque es una tremenda mujer y profesional. Valiente, inteligente, trabajadora.

Y si te digo Eva…
Ella es lo más difícil que tengo en mi vida ahora, por lo tanto para mi es la esperanza. Ilyana es mi mariposa y Eva es mi paloma, algún día volará a mi lado…

Sigue > >

 

Tags

Lo Último


Te recomendamos