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Marcial del Rio: “Las que esperan al guapo, inteligente y adinerado se quedan solas”

Tiene la gracia de lograr a través de su profesión –arquitectura– desarrollar su otra pasión: las comunicaciones. Luego de haber sido rostro del Canal Utilísima, ahora se apronta a dar un nuevo salto en televisión: será el presentador de los casos chilenos de la nueva temporada de “Extreme Makeover Home Edition Latinoamérica”. Puertas adentro cuenta cómo encontró el amor verdadero y habla de su sueño de ser papá, que incluso lo llevó a pensar en buscar un vientre de alquiler o de adoptar.

 

Por Jessica Celis Aburto.
Fotografías: Gonzalo Muñoz.

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Marcial del Rio es de esas personas que aman su oficio las 24 horas. Como arquitecto, paisajista e interiorista de profesión, es un apasionado de su trabajo y ha logrado, a través de él, desarrollar su otra pasión: las comunicaciones. Además de escribir en revistas, el año pasado fue fichado por el canal de cable Utilísima, donde entregaba sus consejos, y fue parte de «Extreme Makeover Home Edition Latinoamérica» del canal Infinito. Actualmente, graba la segunda temporada de este programa que entrega asesorías completas de arquitectura e interiorismo a familias, pero en un rol más protagónico: será el presentador de los casos chilenos. Su salida al aire está prevista para fines de año o comienzos de 2014.

¿Siempre quisiste ser arquitecto?

Mi historia es así… Sufrí bullying en el colegio de parte de mis profesores, especialmente de los de Arte, que pensaban que era un flojo, casi un bueno para nada. Tengo una enfermedad que se llama talasemia, que es como una anemia y que también le dicen anemia del Mediterráneo. La mía es leve, pero la gente se puede morir. Debido a eso me dormía en clases, en los recreos, llegaba a mi casa a dormir y todo el tiempo estaba cansado y destruido, no tenía fuerza ni ánimo para estudiar. En mi colegio no se tomaron la molestia de averiguar por qué me pasaba, y si llegaba con un trabajo de Arte, por ejemplo,  en el que me ponían buena nota, me decían: «Te voy a poner un 7, pero sé que eso no lo hiciste tú». Entonces, mi conexión con el Arte fue disminuyendo mucho porque me desmotivaron. Había asumido que era flojo y me tenían convencido. Decidí que iba a estudiar Publicidad, y no quiero mirar en menos a los publicistas ni nada de eso. Que se entienda que pensé eso cuando estaba en el colegio porque creía que era fácil. Pero mi papá me dijo «tú vas a estudiar Arquitectura. Si quieres ser el mejor publicista, primero estudia Arquitectura». Se lo agradezco infinitamente, porque me impulsó a tomar la decisión. Cuando entré a la universidad me descubrieron la enfermedad y trastornos del sueño. Me recetaron una pastilla para la talasemia y me controlaron el trastorno, con lo que me cambió la vida. Fui el mejor titulado de mi generación en la universidad (Mayor).

¿De dónde viene esa sensibilidad?

La estética fue algo que me interesó simpre, y para mí la arquitectura es una forma de vida, algo que no se estudia. Hay muchos arquitectos que no estudiaron arquitectura. ¿Qué quiero decir? Por ejemplo, un padre que no le pone en la escalera una barrera a su hijo, sino que le enseña a bajarla –porque el niño siempre querrá saltarla– tiene sentido arquitectónico del espacio y lo está ayudando a vivir en él.

Acá en Chile aún persiste cierta tendencia a «condenar» a quienes aprecian la estética de manera especial, ya que se le asocia muchas veces a algo superfluo y/o propio de una elite.

Descubrí que en Chile somos de las personas más prejuiciosas y arribistas del mundo. Acá cualquier persona que tenga una fijación positiva sobre algo que le gusta, es discriminada. Por ejemplo, si te gusta el diseño o la moda, o el yoga, ¡eres un rayado! Porque es algo innecesario… También cae en lo mismo el tildar de gay a quien no se ha casado después de los 40 o las mujeres que no han tenido ojo con nadie.

¿Cuáles son esas mujeres?

Las que esperan al hombre que sea guapo, inteligente y rico (de dinero). Esas mujeres se quedan solas (risas).

Ese pensamiento es medieval…

Lo digo por experiencia, no con algunas, sino con muchas mujeres. La última vez que llegué de Europa sin ni un peso y vivía con mi mamá, no me miraba ni Dios. No tuve polola en un montón de tiempo.

¿Pero en qué mundo te movías?

En ninguno, ¡si no tenía ni un peso! (risas)…  Era el mundo de mis amigos, los de toda la vida. Por ejemplo, cuando iba a un lugar y me gustaba alguien, y descubría que me movía en una scooter, hasta ahí no más llegaba. Ahí descubrí que hay distintos tipos de afectos de las mujeres, según la edad. A los 20 años les da lo mismo la plata porque no se proyectan. Las de 30, mayoría profesionales, tienen ganas de formalizar y muchas de ellas andan con los tules en las carteras asomando. Ellas todavía son románticas y quieren un gallo que las quiera, aunque no puedan mantenerlas. Tampoco exigen que tenga auto o dinero para que salgan, porque ella puede cubrir sus gastos. Cuando el rango etáreo sube, los requerimientos son pesados. Las mujeres bordeando los 40 quieren un millonario, joven, en lo posible sin hijos, que no las molesten y ojalá que en algún momento puedan dejar de trabajar.

Te cuento que las chilenas estamos algo más emancipadas que eso…

El 80% de la mujer chilena todavía quiere salir casada de su casa. En general están más emancipadas que antes, pero la sociedad chilena lo permite poco porque somos muy machistas. A los hombres son las propias mujeres las que nos crían para ser machistas, y lo curioso es que a la vez hay una lucha de ellas por ser iguales, pero estamos lejos de que las chilenas se liberen o que laboralmente hablando sea igualitario el trato que tienen. En Chile el doble estándar es inmenso.

Y tú, ¿por qué trabajas sólo con mujeres?

Por varias razones. Nunca he contratado a un hombre porque encuentro que las mujeres trabajan mucho mejor, son más metódicas, ordenadas, vivas. Desde el punto de vista comercial también encuentro que son más frías que los hombres, que nos damos 20 vueltas para resolver un problema. Las mujeres tienen una mirada más global y son capaces de salir de un problema para darle otra visión y resolverlo.

En lo personal, ¿cómo ha sido tu relación histórica con las mujeres?

Desde mis bisabuelas, siguiendo con mi nona, mi mamá, mi hermana y mis amigas, he tenido una relación muy cercana con ellas. Eso, sumado a que debo haber nacido con alguna sensibilidad especial, ha hecho que sea un hombre con una capacidad femenina muy potente, y eso lo agradezco infinitamente porque hace que sea un hombre completo.

Se dice que los metrosexuales ya pasaron de moda; entonces, ¿el hombre que tiene su lado femenino muy desarrollado sigue siendo visto con sospecha?

¿Qué es lo raro? ¿Quién dice qué lado o cuánto es el lado femenino si uno está hecho un 50 y 50? Mi lado masculino es lo que se ve por fuera y lo que está dentro es mío, y no tiene género. ¿Quién arma ese parámetro?

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