Wellness

Francisca Merino: “Necesito dar un salto profesional”

La actriz y animadora de CHV celebra uno de sus mejores momentos personales y el buen rating de su programa. Pero, en contraste, vive un estéril momento profesional. Su contrato con el canal dura hasta fines del otro año, pero asegura que si le sale otra oferta laboral que la satisfaga, se va. “Ahí veré lo que hago. Me voy igual”, asegura.

Por Jessica Celis Aburto. Fotografías: Gonzalo Muñoz. Producción de moda: Susana Marín. Maquillaje y peinado: Paula Bruzzone para M.A.C.

Camina rauda por los pasillos de CHV, y quienes la conocen la saludan unánimemente con un «hola Panchita». Francisca Merino responde sonriendo, con la ternura de una niña de inmensos ojos verdes. Está feliz. Dentro de 24 horas se escapará por el fin de semana a Buenos Aires junto a su marido, Claudio Labbé. «Siempre buscamos espacios para nosotros solos, nos gusta mantener el pololeo», cuenta. Su histrionismo cuando cuenta alguna historia ventila su oficio de actriz, y su voz rasposa y a veces aguda acompañan su relato con chispa.

Recomendados

Después de las 13.30 horas, la actriz y conductora cambia su rol televisivo por el de mamá, el papel al que consagra su vida cuando no está trabajando. «Apenas llego a mi casa me pongo buzo, zapatillas, me amarro el pelo, saco el maquillaje, y mi hija de 5 años (Amanda) se me pega como un imán. Luego llega mi hijo (Dominic) del colegio y se nos suma; hacemos diferentes cosas, entre ellas las tareas. Mi rutina es bien de mamá. Un panorama para ellos, por ejemplo, es ir al supermercado. Generalmente los dejo solos un rato nada más, que es cuando voy a hacer deporte. De lunes a viernes las tardes son con ellos».

¿Sigues con la idea de no tener más hijos?
Sí, prefiero tener dos muy bien cuidados y a los que me puedo dedicar. Ahora, uno nunca sabe: si vienen más, yo feliz. Me encantan los niños y las guaguas, pero siento que un hijo requiere muchísima responsabilidad, y con dos está bien. Soy súper, súper, súper dedicada. Por ejemplo, si tengo un panorama sola, tengo que hacerles uno a ellos para que no me echen de menos. Mis amigas me dicen que exagero. Me preocupo mucho de que no se sientan solos o que les hago falta. Si no estoy yo, le ruego a mi marido que esté él.

¿Y cómo te va con las tareas domésticas?

Los fines de semana cocino a medias con mi nana, y me encanta jardinear. Me gusta ver el jardín verde y precioso, podar las rosas. Mi mamá es igual y mi hermana es paisajista, así que algo familiar debo tener.

¿Sigues alguna alimentación especial?
Siento que debería ser vegeteriana, tengo esa conciencia, pero no lo soy. Me encanta comer pero soy súper deportista. Troto casi todos los días en el gimnasio, porque tengo un problema en las rodillas y hacerlo en el pavimento me hace mal. Como harta quínoa y verduras, y reduje mucho los carbohidratos. Gracias a eso me siento mucho mejor, no me hacían bien. Como proteínas blancas y nunca me ha gustado mucho la carne. Pollo a veces, siempre y cuando sea pechuga, que no se vea que es un animal faenado.

Y con tus hijos, ¿eres muy quisquillosa?
Me preocupo que coman carne orgánica, nada de pollo con hormonas. Reconozco que soy media maniática con la comida porque en el supermercado no sabes qué es lo que te están ofreciendo. Ahora, no soy fanática ni me obsesiono: me preocupo que almuercen, pero si quieren comer golosinas después, pueden hacerlo. Si les doy carne es porque están en crecimiento, no me atrevo a privarlos de eso, pero sí trato de que coman sano.

LA DEUDA QUE LA COMPLICA

Lleva siete años instalada en la farándula y hoy «SQP», su programa, pasa por uno de sus buenos momentos, convertido en el programa más visto de CHV. Y aunque asegura que se siente muy cómoda, está cansada de lo mismo. «En ciertos aspectos me siento súper consolidada, porque tengo una familia muy linda, unida, he podido educar a mis niños como quiero, tengo un marido con el que me llevo regio, pero profesionalmente siento que tengo deudas, porque no me siento plena», suelta de entrada.

¿Cuál es tu deuda?

Tengo varias cosas pendientes en este canal, que las tengo súper habladas y que de no concretarse me harán volar, porque igual tengo hartas ofertas y lugares donde me puedo ir. Necesito dar un salto profesional para hacer otras cosas.

Su contrato con el canal dura hasta fines del otro año, pero asegura que si le sale otra oferta laboral que la satisfaga, se va. «Ahí veré lo que hago. Me voy igual»,  asegura.

¿Tienes ofertas concretas?

Todos los años tengo ofertas. Mira; yo me siento muy bien en «SQP», me encanta la farándula y cómo yo abordo los temas, dentro del contexto que se va dando. Estoy instaladísima; por eso me gustaría probar en otras áreas, por eso quiero otros desafíos, ya sea en el área de la actuación o animación.

¿Animar tu propio programa?

Me gustaría tener otros desafíos. Los seres humanos nos alimentamos de nuevos desafíos, y cuando no están, no hay ancla donde puedas agarrarte.

Su reflexión revela la profundidad con la que siempre ha enfrentado los momentos difíciles. Un camino espiritual conocido públicamente y que ha alimentado desde su adolescencia, gracias al ejemplo materno. «Yo veía a mi mamá meditar y hacer yoga, entonces siempre tuve una inquietud espiritual. Partí con el catolicismo, luego me desilusioné y busqué una línea que me identificara, que es el budismo. Creo que es muy bueno tener educación espiritual, porque siempre hay vacíos que en cualquier momento otra persona puede llegar a llenarla, como le pasó a esta gente que siguió de Antares de la Luz. Si uno no practica en la casa, ¿cómo vas a educar a tus hijos en lo espiritual? Es ahí donde quedan los vacíos, y eso es lo que me interesa darles a mis hijos: lo mismo que me dieron a mí», explica.

Durante los últimos años se ha visto en Chile una especie de explosión de personas que buscan un desarrollo espiritual. Digo «especie de explosión», porque uno no sabe cuánto es cierto y cuánto es moda o pose. Pero tú siempre has sido igual…
Medito a diario desde chica, lo he hecho toda mi vida, sobretodo en etapas de crisis y problemas. No ando buscando maestros ni seres que me anden ayudando. Me causa mucha desconfianza alguien que me diga que es un iluminado o que es Dios. Alguien que es realmente un maestro o iluminado no necesita decirlo, lo demuestra con hechos. La espiritualidad se lleva por dentro y no se busca afuera, porque afuera te puedes encontrar con cualquier sorpresa. Hay gente que le gusta dictar cátedra, buscar adeptos. Para mí la meditación y mi desarrollo espiritual son como un hábito; es como lavarme los dientes todos los días. Lo llevo con humildad, tranquilidad y sin ningún dejo de fanatismo, porque eso también va de la mano de la involución de las personas.

Ese desarrollo también te ha servido para mantenerte firme en un ambiente donde te han dado, y has dado duro también…

Sí, la verdad es que ahora no me afecta mucho lo que me dicen; en algún momento sí. Es que mi mundo personal no tiene nada que ver con la farándula, entonces no tengo cómo quedarme pegada en eso. ¡Imagínate! A una amiga mía no le puedo ir a contar lo que pasó con la Kenita porque no lo entiende, no le interesa. No son temas que toco en mi vida cotidiana.

Revisando tu Twitter, uno ve rápidamente que la gente es pura buena onda contigo.

Eso es producto de un trabajo que igual he ido haciendo. Creo que partí en farándula siendo súper ácida, con tonos no tan agradables que empezaron a traerme mala onda, también. No hablo de la gente farandulera, sino del público. Y uno depende del público. Yo también decidí trabajar en esto de alguna forma para recibir ese cariño, entonces me bajoneaba «ene» cuando veía que la gente tenía una mala impresión mía. De hecho lo cuento y me afecta… (silencio). Un día unas amigas me dijeron que estaban súper preocupadas porque en la tele era otra persona. Les encontré toda la razón. Me di cuenta que podía decir las cosas de forma no tan drástica, juzgadora y moralista, y que podía conciliar también. Fue increíble, porque el día que cambié, comencé a recibir buena onda.

¿Recuerdas alguna situación de la que te arrepientas especialmente?

Sí, cuando eché gente «al agua» o llegué con algún dato al programa y sentí que esa mala onda se me devolvió. Sentí que estaba embarrando a alguien y que eso se me vino encima. Ahí decidí que nunca más reportearía ni contaría lo que veo, sea lo que sea. Ese no era mi rol, nunca lo fue, y a mí no me gusta que me lo hagan, me enerva, entonces, ¿por qué se lo voy hacer al resto?

Cuando Francisca estaba terminando la Enseñanza Media, tenía tres carreras en mente: periodismo, diseño de vestuario y teatro. Ahora no se imagina haciendo otra cosa, menos volver a incursionar en los negocios, como lo hizo alguna vez con su desaparecida tienda de zapatos, «Majas». «Probé en los negocios y no me fue bien. No fue una buena experiencia personal tampoco, pero crecí un montón, además que las cosas materiales nunca me han importado», aclara.

¿Nunca?

Me importan, pero no tengo tanto apego; sé que sirven para vivir por mientras, para manejarme bien con mi familia.

¿Y qué has hecho con la plata cuando has tenido mucha?
Cuando era chica, no es que haya perdido la cabeza, pero comía todo el día en restaurantes (risas). Después caché que los años pasaban y tenía que invertir, que no podía seguir botando la plata, así que ahí me compré mi primer departamento.

¿Qué extravagancia te has permitido?
Una vez me compré un abrigo peludo maravilloso en una tienda de Londres. Fui tres veces a verlo antes de comprarlo. Fue hace una pila de años, y me costó U$1.000 (mil dólares). Luego de eso me fui a la India donde una amiga; un día su nana lo metió por equivocación al lavado. Creí morir: tengo la imagen de haber llegado al baño, sentarme y ver mi hermoso abrigo estilando, colgado de la ducha (risas). Yo lloraba y gritaba por todo el departamento. Lo mandé a una tintorería que estaba al lado de un río y con mi amiga desde el taxi veíamos cómo estaba colgando al aire libre. Nunca volvió a ser el mismo.. (risas).

¿Y tu máxima muestra de vanidad?
Siempre que veo un espejo, me empiezo a mirar, no puedo evitarlo.

¿Te gusta lo que ves?

Me encanta, siento que estoy bien, me siento cómoda.

¿Tienes miedo al deterioro físico?

No, porque las mujeres de mi familia con el paso del tiempo se han mejorado (risas).

Tags

Lo Último


Te recomendamos