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Elvira Cristi: “Concebí a mi hijo a través del Tantra”

Se declara una adicta al Bikram Yoga, porque se siente limpia por dentro y por fuera. Lleva una dieta vegana, es decir, no consume animales ni sus derivados –como leche o huevos–, no usa medicamentos, no bebe alcohol, consume sólo azúcar de caña o rubia orgánica, y sal de mar. ¿El resultado? Una piel sana y un estado de paz que intenta cultivar día a día.

Por Carolina Palma F. Fotografías: Gonzalo Muñoz. Maquillaje y peinados: Sole Donoso. Vestuario: Adidas by Stella McCartney.

A los 8 años iba a veranear a un campo de Cauquenes, donde había un chivito con el cual jugaba. Hasta que un día lo vio colgado, despellejado, y quedó impactada, porque se dio cuenta que comía seres vivos, totalmente «sintientes». Elvira Cristi (37) no comió más chivo ni cordero, pero su familia la obligaba a comer pollo. En la adolescencia se olvidó un poco del tema, aunque los perros callejeros la remecían; todavía la remecen.

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A los 23 años se fue a Europa, donde pudo conectarse con gente vegetariana, vio crudos documentales y visitó restaurantes donde reinaba la comida vegana. «En Polonia fui al campo de concentración de Auschwitz, y me provocó la misma sensación que los animales cuando los torturan. Creo que cualquier persona que vea cómo ‘viven’ en las granjas industriales, no comería carne, no tomaría leche ni usaría abrigos de piel ni zapatos de cuero. Algunas personas creen que los animales no sienten», piensa la actriz, una de las protagonistas de la teleserie «Graduados», de CHV.

En ese momento se hizo vegetariana por 10 años. Llegando a Chile apoyó instituciones que ayudaban a perros vagabundos, comenzó a luchar contra «la tradición» llamada rodeo, los circos con animales y ni hablar de la industria peletera, que muchas veces le saca la piel a animales vivos para crear un abrigo de piel. «El ser humano no puede ser tan malagradecido con la naturaleza; todos compartimos este planeta por igual, tenemos derecho a compartir en libertad», asegura. Hace 5 años es vegana; es decir, no consume nada derivado de animal (huevos, leche, chocolate en base a leche, mayonesa, etcétera), así que disfruta de comidas libres de dolor animal, que son bastante variadas, contrario a lo que se podría pensar.

En su búsqueda del bienestar, hace más de cinco años que comenzó a practicar Yoga, pasando por diversas técnicas. ¿Con cuál se queda? Bikram, que practica casi todos los días en Bikram Yoga Centro (www.bikramyogacentro.cl), una disciplina que le ayuda a eliminar las toxinas de su cuerpo, aumenta su flexibilidad y despeja su mente. Es que comprende que es necesario calmarse en medio de esta vida urbana que ama y disfruta con su pareja y su hijo Santiago, de un año y ocho meses.

¿Cómo cambió tu cuerpo al dejar la carne?

Fuertemente. La piel me empezó a brillar. La gente se sorprende con la edad que tengo, porque mi piel está bien. No es de vanidosa, sino que me siento orgullosa porque es debido a mi alimentación. El cuerpo se siente más liviano, la digestión es más rápida.

La pregunta típica: ¿cómo sustituyes las proteínas?

La única proteína que tiene la carne es una que se adhiere rápido al cuerpo, no tiene vitaminas ni minerales. Si mezclas las lentejas con carbohidratos, tiene el mismo efecto. No entiendo cómo algunos les creen a las industrias. Yo no tomo leche porque es pésima. Está llena de aditivos, de hormonas que le hacen pésimo al organismo. De hecho, Harvard acaba de lanzar un estudio que confirma que no es saludable. Dejé la leche y nunca más sufrí de dolor de estómago, del colon… Ser vegana es lo mejor que me pudo pasar.

¿Y qué pasa con la musculatura de tu cuerpo?

No he indagado tanto en el tema, pero ahora hablaré con una nutricionista vegana que enseña cómo sacar más musculatura. Un amigo vegano tiene un plan de ejercicio y alimentación, y la verdad es que le ha ido muy bien con las proteínas vegetales, que son igual de ricas que las animales.

¿Qué cambios internos viviste?

Bueno, uno es lo que come. El hecho de no meterme en el cuerpo la tortura y el dolor que sienten los animales, influye. También me pasa que se acentúa la intuición. Uno es mucho más sensible con el dolor, pero también debes aprender a convivir con el entorno. La pega de uno es cambiar para motivar a que otros hagan el cambio, porque no es difícil, no es más caro y no te debilita. Todos esos mitos que dicen que no es saludable, son mentiras, sólo es necesario averiguar bien. Muchos me preguntan: «Si eres vegana, ¿qué comes?». ¡Todo el resto!, que es harto. Muchos de ellos se alimentan de carne y arroz, no comen ensaladas, ni frutos secos, ni quínoa, ni legumbres, ni frutas… ¡La gente se alimenta como el «forro»!, me da risa.

Y con respecto al deporte, ahora eres adicta al Yoga.

Sí, es increíble. Comencé con Bikram Yoga hace cuatro años. Antes hice Kundalini y Ashtanga, casi todos los yogas. El que más me gusta es Bikram, porque es una meditación en movimiento, debes estar full concentrada con todas las cosas en contra: 42º de calor, el sudor, el dolor, el cansancio… Es como la vida. La vida debes enfrentarla con «ene» obstáculos, aperrar y seguir adelante. Si puedes aguantar una clase de Bikram de 90 minutos, lo que te espera en la vida es nada. Te ayuda en la elongación, la piel, bebes más agua y dan deseos de comer cosas frescas. Igual como pan, papas fritas y algún chocolate de soya.

¿Cuál es la importancia de la respiración, en definitiva?

En una práctica, un profesor dijo que recordáramos inhalar y exhalar por la nariz para mantener la postura, y fue como si me hubieran dado el gran secreto. Nunca más me agotó hacer las posturas al tener la conciencia de la respiración. A veces veo a las personas que respiran por la boca y se cansan, se hiperventilan. Creo que la respiración bien hecha me ha ayudado a tener mejor piel, mejor pelo y a irradiar juventud, quizás, por lo que me han comentado compañeros de trabajo que pensaban que era más joven (ríe).

¿Haces otros ejercicios?

Ahora quiero empezar a realizar CrossFit para ganar musculatura, tema que no me ha preocupado estos años ni lo he trabajado nunca.

¿Tomas remedios?

Llevo 10 años como vegetariana, cinco como vegana y nunca voy al médico; me resfrío dos días, no me duele la cabeza, no tengo problemas de colon, nada. No tomo remedios ni para el dolor de ovarios. Hago posturas de Yoga si tengo algún problema, porque sé que sale todo.

¿Usas cremas especiales?

Mi único requerimiento es usar cremas no testeadas en animales. Ahora uso Oriflame, porque tiene súper buenos productos para rostro, cuerpo, pasta de dientes, shampoo, y Weleda también. Me informo mucho sobre las marcas, porque siempre va variando la información.

«SER VEGANO ES MÁS DIFÍCIL QUE SER GAY»

¿Tu pareja es vegana?

Sí, nos conocimos cuando él (de profesión arquitecto y artista) estaba empezando a ser vegetariano, y no le costó nada hacerse vegano.

¿Y cómo vivieron el embarazo? Me imagino que complicado tratar el tema con los médicos.

Fue una lucha constante con mi ginecólogo, que es muy bueno, en todo caso. Es que siempre me encontraba blanca o amarilla, y la verdad es que siempre he tenido ese color, porque mi mamá es morena y mi papá rubio. Me hice constantemente exámenes para ver si tenía anemia, pero nunca tuve. Algunas amigas vegetarianas comenzaron a comer carne, así que decidí escuchar a mi cuerpo. «Si me pide carne, la comeré», pensé.

Qué bueno que optaste por esa posición…

Es que no pude ser más talibana en ese momento, pero olvídate… Me dio náuseas la carne, la leche. Lo único que me dio ganas de comer fueron lentejas, espárragos y alcachofas. Tomaba también unas vitaminas naturales para fortalecerme, llamadas Kindervital, y el típico ácido fólico. Como era verano, me dieron muchas ganas de frutas, me podía comer una sandía entera sola.

¿Ni un antojo no vegano?

Ninguno, y juro que no me esforcé para que no me diera, al contrario, me entregué al deseo…

¿Y qué te decía tu mamá? ¡Las que siempre se complican!

(Ríe) Me decía: «Cómo no vas a tomar leche, no vas a tener leche para tu hijo». Yo le respondía que estuviera tranquila. Finalmente le di leche hasta el año a Santiago, y le habría seguido dando leche hasta ahora.

¿Cómo se desarrolló el parto?

Pucha, lamentablemente, fue por cesárea, yo quería natural. Es que se le enredó el cordón umbilical en el cuello, le bajaron los latidos del corazón y debieron realizar una cesárea de emergencia. Por suerte, no pasó nada. Igual encuentro que se hacen demasiadas cesáreas en Chile. Yo soñaba con un parto natural sin anestesia, me preparé buscando información, pero no se pudo…

Tu hijo Santiago tiene casi dos años, ¿le llama la atención la leche, la carne…?

Es que es alérgico a la leche, al huevo y la carne, así que es vegano como a la fuerza. De todas formas, jamás lo obligaría a ser vegano, él debe decidir más adelante. Es importante la libertad. Serlo es un acto de amor por el prójimo, por la naturaleza. Leí una entrevista a una tenista que es vegana y decía que serlo es más difícil que ser gay, y le encuentro toda la razón. Como te decía, mi hijo es vegano y olvídate que me han tratado como una asesina.

¿Se ha enfermado mucho?

No, los resfríos le duran dos o tres días. No es de los niños que pasan con tos, con flema, porque lo que hace la leche es generar mucha más flema. De hecho, a las personas con cáncer les quitan los lácteos y las carnes. Para digerirlos debes generar un hongo en tu organismo, una infección, y ese resfriado se alimenta de ese hongo, en términos simples. Es que el cuerpo no está preparado, porque no tiene colmillos ni intestino adecuado para el consumo de carne.

«TENÍA PÁNICO A LA MATERNIDAD»

Cualquiera que lea la entrevista, y sepa que no comes nada animal, haces Yoga y no consumes ciertos productos, pensará que andas en estado zen. ¿Es así?

¡No tan así! Quizás despierto más relajada que los que comen carne, porque genera muchas toxinas, uno es lo que come. En momentos de estrés, cuando hay caos y no hay humor, yo tengo humor, y no le veo el lado malo a algunas situaciones. Se te quitan las malas energías, la mala vibra. Aunque no fumo, a veces si quiero un cigarro porque estoy estresada, lo hago.

¿Bebes alcohol?

Tomé alguna vez, pero ahora no. No me gusta, considero que hace mal.

¿Tienes alguna adicción?

El agua me encanta, y mi hijo. La maternidad fue un descubrimiento máximo en mi vida a los 37 años que tengo. No me arrepiento de las cosas que he hecho, pero quizás hubiese sido bueno descubrirlo antes.

¿Y qué pasaba o pensabas?

Tenía pánico a la maternidad. Me daba miedo hacerlo mal. También pensaba que venía a un mundo tan contaminado, tan violento… Pero el mundo es uno mismo; el que creamos con mi pareja y mi hijo es hermoso. O sea, concebí a mi hijo a través del Tantra, entonces estamos súper conectados los tres. Fue muy planeado, sentí cuando me embaracé, lo sentí en el cuerpo.

¿Y desde cuándo trabajan el Tantra?

Desde que estamos juntos, porque a él le interesaba. Es maravilloso, ya que estás conectado. El Tantra hace algo especial: uno se aprende a conocer y conoce al otro desde otra dimensión. Es una meditación en la que tienes que estar conectado con el otro, y darte la libertad del goce pleno, sin ningún prejuicio. Hacer el amor es una forma de comunicarse mucho más rica que desde el diálogo.

Fue un descubrimiento…

Mi vida tiene un antes y un después de 4 sucesos: el veganismo, la meditación vipasana, el Bickram y el Tantra. El Tantra básicamente enseña a utilizar el deseo como sendero a la realización personal. Es el ahora, el presente. La práctica del sexo consciente como camino a potenciar nuestra propia sensibilidad y focalizar toda la energía en una satisfacción mutua. Es maravilloso, y cada camino lleva al otro desde el veganismo, vipasana y Yoga. Es la conjunción perfecta de amor.

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