Nos recibe en la habitación que comparte con Rafael Araneda, mientras él anima el Festival de Viña del Mar. Sin una gota de maquillaje, parece que la edad no pasara por Marcela Vacarezza (46). Es que pocas mujeres mantienen un físico tan firme y curvilíneo, y además se muestra jovial todo el tiempo, pese a que asegura que anda con la energía baja por las pocas horas de sueño. No se le nota.
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Casada hace 16 años con Rafa; tres hijos, Martina (15), Florencia (13) y Vicente (9), asegura que no existen recetas. Aunque cuando le preguntamos qué rutina no cambiaría, ahonda en lo bien que lo pasan juntos, su gusto por viajar y compartir con amigos. Además, se sienten mutuamente seguros de su compromiso.
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Después de dos años sin una participación constante en televisión, la semana pasada se integró a «Muy Buenos Días», de TVN, donde la vimos muy jugada. «Me han hecho hacer cosas que nunca antes me pidieron, como disfrazarme. Siempre he sido igual, pero nunca tuve la oportunidad de hacerlo. Me encanta pasarlo bien. No estoy loca ni me he tomado nada. Creo que hay que jugar y reírse, y aquí tuve el minuto. También tengo mi cuota seria. La gente me dice que ven otra faceta, y les gusta. ¡Qué bueno!».
Estás en un coqueteo constante con la televisión…
Estuve dos años fuera. Y al final del año pasado, comencé a retomar un poco en participaciones esporádicas. Ahora salió esto del matinal. No sé qué pasó, se alinearon las estrellas, algo (ríe). Está funcionando el tema, pero no me proyecto más allá. El trabajo en televisión es inestable, antojadizo. Vivo el minuto, lo paso bien y agradezco que hayan confiado en mí. Si viene algo, fantástico, y si no viene, por algo será también.
Una de las polémicas de la semana festivalera fue la rutina de «Chiqui» Aguayo. ¿Te gustó?
Para mí una rutina de humor lo primero que tiene que hacer es que te haga reír, y en ese sentido todos somos distintos. A mí no me gustó, no me reí. Si buscamos la igualdad entre hombres y mujeres, tenemos que ser medidos con la misma vara. Si esa rutina la hubiese hecho un hombre, habría sido lo mismo. No había un hilo conductor, no estaban bien puestos los garabatos, sobraban en muchos espacios. No la critico porque viene de una mujer, en un hombre me hubiese parecido vulgar también.
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¿Eres garabatera?
Yo soy súper garabatera, pero hay lugares donde uso menos garabatos, o no digo. Un garabato bien puesto hay que decirlo. No me escandalizo. Si no me reí, no es por cartuchona. El colombiano, el «Mono» Sánchez, no hizo humor tan blanco, pero me reí. Se relaciona con poner el garabato bien puesto y tener una rutina para hacer reír.
¿Qué te gusta de la televisión?
Encuentro que la tele está pasando por un momento malo. Actualmente, no podría decir qué me gusta. No podría rescatar mucho porque no hay nada. No hay muchos programas en vivo, sólo los matinales y pocos estelares. ¿Qué me gusta de la tele? Tengo más peros. Creo que falta arriesgar, hacer cosas nuevas. Faltan programas para jóvenes, programas de conversación. A mí me gusta el trabajo en televisión porque lo paso bien.
¿Este año te gustaría volver?
Me encantaría volver a trabajar, pero creo que las cosas son por algo. Si no da, quizás no se tiene que dar. Si me preguntas si estoy dispuesta, sí, quiero trabajar. Cuando los niños eran más chicos, necesitaba estar con ellos. Ahora cada uno tiene sus panoramas, estudian solos. Uno se convierte en Uber y cajero automático, porque te dicen «dame plata para…» y «llévame a tal lado» (ríe).
Eres sicóloga. ¿Hasta qué punto te ha ayudado en tus relaciones familiares o de pareja?
La sicología te sirve para la vida en general, no sólo en una relación de pareja. Se desarrolla una manera de ver las cosas y observar el mundo de manera especial. Aprendes que hay matices, que uno proyecta ciertas cosas en el otro. No hay un pensamiento frío en pensar «voy aplicar esta técnica».
¿Han hecho terapia de pareja alguna vez?
No, nunca, y yo tampoco. No lo he encontrado necesario.
¿Qué es lo peor y mejor de estar casada con Rafael Araneda?
Lo mejor, muchas cosas. Tenemos una familia el descueve, y él me encanta. No tengo dudas de infidelidades ni desconfianza, porque sé lo que pesa para él la familia, los hijos. Cuida a su pareja, hijos, su mamá y hermana que viven con nosotros. Es un buen papá, buen amante, buen amigo… Las tiene todas (ríe). Lo malo…., ¿qué podría ser lo malo? No veo lo malo, lo cual no quiere decir que no discutamos.
¿Quizás los horarios?
No, para algunas familias es más complicado aún. Bueno, quizás la época del Festival uno se transforma en una vocera, no explícitamente con el título, pero se sabe que uno tiene más información, porque duermo con él, estamos día a día. Al final, tengo que medir qué digo y qué no digo. Hay que no pelar el cable.
¿Tienen alguna rutina que no te gustaría cambiar?
No me gustaría perder lo bien que lo pasamos. Tenemos un súper buen grupo de amigos, nos gusta viajar, nos gusta estar juntos como familia, somos bien achoclonados. Eso no lo queremos perder. Además, uno mira a los niños y te das cuenta que crecen tan rápido. Miro a la mayor de 15, y en 2 años no nos va a pescar ni en bajada (ríe).
«NO SOY PRO ABORTO, PERO LAS COSAS CAMBIAN CUANDO LE TOCA A UNO»
¿Ves alguna diferencia entre tu adolescencia y la de ellas?
Muchas diferencias. Las fiestas empiezan antes, el tema del pololeo, el del cigarro también. Yo iba a fiestas a los 15, pero ahora son todos los fines de semana, y en el verano todos los días. Ellos son más independientes. Creo que se exponen a lo mismo que uno, pero antes. Ni hablar de los bailes más eróticos…
¿Y cómo lo manejas con ellas?
Hablo con las dos a calzón quitado. A veces me dicen «mamá, córtala. Ya sabemos». Se agotan, pero me da lo mismo.
Y en temas valóricos como el aborto. ¿Estás de acuerdo con la despenalización del aborto en las tres causales?
Sí, estoy de acuerdo. Creo que tiene que existir la libertad en esas tres causales para que cada mujer sea libre de tomarlo o no. Algunos mezclan que uno esté a favor de despenalizar el aborto, con que uno esté a favor del acto de abortar. Nadie te obliga a nada. Tú puedes seguir con tus propios valores, mismo pensamiento, existiendo o no existiendo la ley. Si me preguntas si tuviera que optar por abortar por alguna de esas tres causales, no sé. No soy pro aborto, pero creo que las cosas cambian cuando le toca a uno. Ahí está el doble estándar en nuestro país, cuando una mujer entra a una clínica por otra razón o viaja a otros países para hacerlo.
¿Y qué opinan ellas, tus hijas?
Lo mismo que yo. Están en un colegio muy católico. La mayor me dijo que salió el tema de la despenalización del aborto en una clase, y ella dijo lo que pensaba. Y bien, está bien que dé su opinión. Nos falta tolerancia al respecto. Está ahí. Cada uno es libre de tomarlo o no.
¿Ha influido en la vida de tus hijos tener padres conocidos?
Hasta el minuto no he visto ninguna tranca, no he visto que se compliquen. Creo que opinan como todas las niñitas sobre sus mamás, tipo «no se te ocurra ponerte eso», «con eso te ves mal», pero son súper apañadoras. Para la vedetón, la más grande me decía que lo hiciera, que lo pasara bien, pero la más chica no quería y a mi hijo le daba vergüenza.
Él es bien amoroso parece, ¿no?
Él es bueeeno.
¿¿¿Las otras no???
Le digo que son las hermanastras (ríe). Son muy divertidas, se llevan muy bien, se apoyan la una a la otra. «Mamá, cómo le vas a decir que no a la Martina», «no le digas eso a la Florencia». Se protegen. El chico es bueno de alma, me da como pena. La gente buena del alma sufre tanto en la vida…, pero hasta ahora no, menos mal.
¿Y te dicen algo por tanto piquito en público de su papá?
Lo piden a gritos al lado mío, y me miran para ver qué cara pongo. No les importa (ríe).
Hace muchos años dijiste que tener un hijo es lo mejor y lo peor que te puede pasar al mismo tiempo. Quince años después, ¿agregarías algo a esa declaración?
Claro, se entiende pésimo la frase en realidad. Bueno, es lo mejor porque es lo más lindo que puedes tener, lo más maravilloso. Es lo peor porque uno se expone al dolor más grande que puedes llegar a sentir en la vida. Si le pasa algo a alguno de mis hijos, me muero. No sé cómo la gente puede seguir viviendo. No me lo imagino.
Y también cualquier cosa que le hagan. ¿Han tocado en la casa el tema de la violencia en el pololeo?
Ufff… Me muero que elijan mal. Uno permanentemente está con la posibilidad latente de sufrir por algo que les pase. Hemos hablado con mis hijas de eso también.
¿Y de qué forma las guías?
Las dos han pololeado, y gracias a Dios han tenido una buena relación. No quiero ser la vieja latera, pero de repente les hablo del tema. A veces les digo que son chicas para pololear, pero que si quieren, lo hagan. Aunque es importante que no dejen de juntarse con sus amigas, que no las anden paqueando, y me dicen «sí sabemos». Igual les sigo hablando, porque así empiezan esas cosas.
«LA VIDA ES PARA PASARLO BIEN»
¿Y con el tema de la belleza, el físico?
Mis dos hijas son muy distintas. A la mayor le da lo mismo. Anda en buzo, no le interesa la ropa. A la más chica le gusta comprarse ropa, verse bien. No me meto en eso. Si me preguntan cómo se ven, opino. Lo único que me interesa inculcarles es el deporte. Me dan miedo los estereotipos de belleza, por mis hijas. Por lo tanto, me da miedo la anorexia, dar mensajes equivocados. Como soy buena para comer, y como sé que se puede estar bien comiendo bien y haciendo deporte, se los inculco. Son niñitas felices, sanas, que han entendido que por ahí va el camino. Aquí en el hotel se levantan, van al gimnasio, y después se comen una hamburguesa. Lo único que queremos con Rafael es que se muevan. Si a una le gusta baile, será baile; si la otra quiere atletismo, será atletismo. Hasta ahora las veo felices, no se privan y entienden el concepto de la salud corporal.
¿Cuándo comenzó tu amor por el deporte?
Desde el colegio. Competía en atletismo en carreras largas. Bueno, competía en todo porque no había casi nadie para hacerlo (ríe). Es que el deporte es muy importante. Hago cardio todos los días una hora, y después complemento con TRX, pesas. ¡Y no me gusta, ah! Bueno, después de hacerlo, uno se siente regio. Cuando no hago, ando con menos energía. Es parte de mi rutina el deporte, como lavarme los dientes.
¿Y hay más secretos para mantenerse como tú?
70% alimentación y 30% deporte. Me hago igual tratamientos estéticos, pero no hay nada milagroso. Lo único que funciona es el deporte y la comida. Hoy me dio risa con las niñitas, porque les gusta comer igual que a mí. Ellas me han entendido el concepto de equilibrar la balanza. Me trato de cuidar, no como carbohidratos después de las tres de la tarde, no como frutas después de esa hora tampoco. El fin de semana tengo chipe libre. Hoy fuimos a almorzar, les pregunté si querían postre, y me dijeron que no porque iban al cine y comerían cabritas. Es un ejemplo burdo, pero la vida es de equilibrio. La vida es para pasarlo bien.
¿Tienes algún vicio?
El cigarro, pero igual lo equilibro. Soy estructurada. Anoto los cigarros que me fumo. Parto el día con los 20 cigarros, es bueno para la sicología. Si la abres a las cuatro de la tarde, y ves que va por la mitad, te controlas. Hay días que me fumo 4, y otros más si salgo en la noche. Si fumo más un día, al día siguiente fumo menos.
¿Te gustaría dejarlo?
No. Qué grave lo que estoy diciendo, pero estoy siendo súper sincera. Lo dejé por los embarazos. Ahí podría haberlo dejado, pero pensaba «qué rico era fumar con un traguito», y casi me obligué a fumar. Los sentía asquerosos al principio. A veces dejo de fumar por 15 días, pero no lo he dejado. Parece que no tengo interés. Mal.
Viene el mes de la mujer. ¿Qué es lo que más y menos te gusta de esta «nueva mujer»?
Me gusta que no es una mujer sumisa, que no depende 100% del hombre, toma sus decisiones, tiene el privilegio de elegir qué hacer y cuándo. No me gusta que encima de la independencia que hemos ganado, la parte de dueña de casa, de la maternidad, aún no se equilibra con los hombres, entonces la pega es el doble. La mujer sale a trabajar, pero también está el trabajo de la casa. El hombre no está ayudando mucho en las labores domésticas, todavía existe una visión machista.