Por Andrea Sánchez
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Michel Obama no sólo logró ganarse la simpatía de la población estadounidense y mundial por sus carismáticas apariciones en televisión, también obtuvo su lugar en al historia de su país al convertirse en la primera mujer negra en ser primera dama, cosa que le significaría retos.
Antes de ella, la mayoría de las primeras damas eran mujeres no trabajadoras, alejadas de la política y cuyo papel era más el de un icono de moda que estaba al lado del presidente. Cierto, Hillary también tuvo una gran presencia política, pero no se desarrolló hacia ella el mismo sentimiento de empatía que con Michelle.
Una vez instalada en la Casa Blanca, se preocupó por sus hijas y por su esposo, la ‘mamá en jefe’ como la denominaron algunos, se encargó primero de su familia y luego de las labores que vienen con la responsabilidad de ser la esposa del presidente del país más poderoso del mundo.
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Educación por las niñas
Con la ayuda del gobierno e instituciones privadas, Michelle emprendió el programa ‘Let Girls Learn’, con el que busca contribuir a que niñas de todo el mundo, pero en especial de algunos lugares en vías de desarrollo tengan acceso a la educación, contribuyendo de esta forma con la sociedad y brindándoles la oportunidad de un mejor futuro.
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Vio por los veteranos de guerra
Lo que inició como una aparición en un programa en el que ayudaba a veteranos de guerra a tener casa, se convirtió en una causa, Michelle trabajó por los veteranos de guerra de los Estados Unidos, con iniciativas que buscaron brindarles apoyo a ellos y a sus familias.
Agricultura sustentable
Aunque a pequeña escala, Michelle Obama decidió utilizar uno de los jardines de la casa para hacer un huerto en el que se producían parte de los alimentos que eran servidos todos los días en la Casa Blanca. Una de las cosas que más le preocupaba era la salud de los jóvenes y la lucha contra la obesidad.
Cambio en la alimentación de los jóvenes
Otra de las cosas que impulsó fueron los programas de rediseño de los comedores en las escuelas, pues impulsó una campaña por una alimentación más sana para los niños y niñas estadounidenses.
Aunque no se trata de un legado, Michelle Obama apoyó a Hillary Clinton, sin decir el nombre del actual presidente electo, la primera dama se encargó de dar un mensaje fuerte y contundente sobre las políticas y mensajes misóginos de Trump brindándole esperanza a la población que resintió la llegada del republicano a la presidencia.