Por Gabriela Nava
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Feminista y activista
Cuando te reconoces como feminista públicamente, o como diría una buena amiga: «cuando sales del clóset del patriarcado», nunca faltará el incómodo con tu postura. Y no, no hablo de los llamados ‘machitrolls’ esos que se la pasan al pendiente de tus tuits o publicaciones en Facebook, listos para lanzar un comentario despectivo, un insulto o en el mejor de los casos, llamarte ‘feminazi’.
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Hablo del macho de la vida real, aquel compañero de trabajo, de clases, algún jefe, profesor, incluso tu ‘amigo’ o mejor dicho, quien pensabas que era tu amigo. Aquel incómodo que intentará desprestigiarte con frases como: «pinche hipócrita, mejor cállate que tú has hablado mal de una mujer».Y sí, sí lo he hecho, y no, no me enorgullece en absoluto.
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¿Pero entonces de qué se trata? ¿De ser una mierda de persona toda la vida porque «pus ya, uno es mierda» y ya? ¿Dónde está la evolución? ¿Dónde queda el crecimiento personal? ¿Nuestro pasado nos condena? A mí no.
El feminismo me ha permitido construir y deconstruir mis actos, pensamientos e ideas, ha cambiado mi forma de vivir, de ver las cosas, ha cambiado la relación conmigo y con otras personas, sobre todo con las demás mujeres.
El ‘derecho a la maldad’ es un concepto que hace poco aprendí en un taller. No por ser mujer, por ser feminista en automático vas a ser una blanca paloma; pero la sociedad y sobre todo los incómodos por tu postura siempre van a observarte, a señalarte y a juzgarte, porque en su pequeña cabeza asumen que no tienes derecho a equivocarte.
Soy feminista y no soy una santa y muy lejos estoy de serlo. Soy feminista por convicción y soy machista porque lamentablemente así crecí, así crecimos, el patriarcado lo tenemos memorizado de la A a la Z.
Sin saberlo, tenemos el patriarcado introyectado, es una lógica cultural encarnizada. A diario tengo una lucha interna para re programar mis actos, expresiones y pensamientos machistas.
Lo que busco con la introspección diaria es ser mejor persona de lo que fui ayer.
Ser congruente. Y ¿qué crees? nada como el feminismo para lograrlo.
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