La sacrificada vida de la mujer que se hizo conocida por tener octillizos

Tener un hijo no es tarea fácil, imagina, tener ocho y todos de una misma vez. Así, es la vida de Nadya Suleman, una norteamericana de 33 años, que hace siete año se hizo mundialmente conocida tras mostrar su barriga esperando a ocho bebés.

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Gracias a un tratamiento de fertilidad, la mujer quedó esperando octillizos. Cuando su caso se hizo conocido, médicos de todo el mundo debatieron sobre el tema y la ética de la ciencia, cuestionando incluso, a la madre.

En ese momento, la mujer ya tenía seis hijos, se encontraba sin trabajo ni pareja, por lo que su capacidad en el cuidado sobre los bebés, fue duramente cuestionado.

Sea como sea, la mujer y tu familia se hizo mundialmente conocida, y la llamaron «octomom», ya que logró dar a luz a sus hijos, todos sanos. Sin embargo, los problemas vinieron después, cuando debió hacerse cargo económicamente del gran familión.

A un año de haber sido madre de ocho, dijo en una entrevista con Oprah Winfrey que estaba arrepentida de haber tenido tantos hijos y que su decisión había sido inmadura y egoísta. «Vivo con una tremenda carga de culpabilidad», dijo.

Para lograr costear a su monumental familia, Suleman trabajó en películas eróticas y de bajo presupuesto, además de acceder a posar ligera de ropa en algunas revistas. «Todo lo que hice fue para ganar dinero y poner comida en la mesa» señaló.

Y cómo no, si entre sus necesidades básicas tenía que tener alimento y techo para 14 niños. Para poder cuidar de todos, necesitaba de tres niñeras, 20 galones de leche, 21 docenas de huevos y 35 bolsas de pan a la semana, sólo por nombrar algunas cosas.
«La gente piensa que tuve todas estas donaciones y ayuda, pero no fue así. Hice todo por mí misma y lo pagué todo de mi bolsillo así que fui ‘octomom’ durante cuatro años. Los últimos dos años fueron muy oscuros. Acabé en un camino muy destructivo», agregó.

Felizmente, su situación hoy está bastante mejorada, aunque sigue siendo muy sacrificada. Volvió a vivir en su ciudad natal de Orange Country donde trabaja con mujeres en vulnerabilidad.

Para poder trabajar y cuidar de sus hijos, duerme menos de cinco horas al día, se levanta antes de las cinco de la mañana, prepara el desayuno para todos y los lleva al colegio.

Pese a que perdió a sus dos padres hace tres años, la mujer se mantiene optimista. «Me he mantenido fuerte por mis hijos. Saben lo que hice como la ‘octomom’, les he dicho la verdad. Les he contado que hice cosas malas y vergonzosas y me han dicho: ‘Está bien mamá, te queremos de todos modos y siempre lo haremos'», concluyó.

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