Por Diego díaz de León*
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¿Qué es un síntoma?
La Real Academia Española (RAE) lo define como «manifestación reveladora de una enfermedad». Son en estas manifestaciones en las que los profesionistas de la salud nos fijamos para llegar a una impresión diagnóstica. En algunas profesiones la aproximación va destinada a desaparecer los síntomas y en otras, el ojo se pone sobre la raíz de éstos. En cuestiones psicológicas si el foco se pone sobre la disminución o desaparición de los síntomas nos encontramos en una labor interminable, pues si se cubre uno, sin dar solución al conflicto que lo genera, saldrá otro, puede ser diferente o parecido, pero seguirán surgiendo hasta solucionar la raíz. Una forma gráfica de explicarlo es imaginando un barril lleno de agua con hoyos en diferentes localizaciones del mismo. Suponiendo que tapamos un hoyo, el agua saldrá por otro. Con los síntomas psicológicos sucede lo mismo.
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¿A qué nos referimos con neurosis?
Pensándolo desde Freud, podemos entender la neurosis como un conflicto en la mente de la persona. Este conflicto se da entre las instancias que Freud ha descrito en su tópica estructural, el «ello», el «yo» y el «superyó». Éstas son las tres instancias de la mente que, por cuestiones prácticas, podríamos entenderlas de la siguiente forma. El «ello» es aquella instancia que es completamente inconsciente, es decir, no percibimos el contenido de la misma y en ella se encuentran todos los impulsos. Estos impulsos se dividen en dos categorías, los impulsos agresivos y los impulsos libidinales (o de placer). La siguiente instancia es el «yo», la cual tiene partes conscientes, preconscientes e inconscientes. Las partes conscientes es todo aquello que tenemos presente mentalmente y el preconsciente se refiere a todo contenido al que podemos acceder con un pequeño esfuerzo mental. Un ejemplo es nuestro nombre. No tenemos nuestro nombre presente todo el tiempo, pero si nos lo piden en un formulario con un esfuerzo somos capaces de acceder a ese contenido. El «yo» tiene diferentes funciones. Se puede encargar de aspectos cognitivos como la memoria o el lenguaje. Otra función que tiene es actuar como mediador entre la instancia del «ello» y la del «superyó», instancia que explicaré más adelante. Por otro lado, se encarga del contacto con la realidad y el contexto en el que el sujeto se desenvuelve para que se adapte de la mejor forma posible. El «superyó» es la instancia de la moralidad, es la internalización de las normas, reglas y prohibiciones. Regresando a un punto expuesto anteriormente, el «yo» es la instancia mediadora entre el «ello» y el «superyó». Esto significa que el «yo» regula los impulsos provenientes del «ello», los adecúa al juicio del «superyó» y los maneja de tal forma que puedan ser satisfechos en la realidad y en el contexto en el que el sujeto vive.
Una vez explicado esto, si hablamos de síntoma neurótico tenemos que hablar del conflicto neurótico. Éste se da cuando hay una falla en la mediación que el «yo» realiza, el impulso se reprime y se genera un conflicto entre estas instancias. Este conflicto, dependiendo la estructura mental del sujeto, es el que genera diferentes síntomas. Cada neurosis presenta diferentes síntomas, un ejemplo es la neurosis obsesivo compulsiva que presenta como síntoma patognomónico rituales que si no se realizan generan una angustia enorme.
¿Qué síntomas neuróticos podemos encontrar en las parejas?
La respuesta a esta pregunta es interminable pues podemos encontrar cualquier síntoma y no necesariamente uno, pueden ser varios. Sin embargo, podemos exponer aquellos que son comunes. Uno de ellos son los celos. Excluyendo la estructura mental y cualquier patología, podemos hablar de esto desde una perspectiva general. En los celos podemos encontrar diferentes raíces de los mismos, una puede ser un conflicto generado a partir de la atracción que la persona que siente celos tiene por aquella a la que los celos son dirigidos. Esta atracción la proyecta a su pareja y la vive como que la pareja está sintiendo una atracción real por la tercera persona, ya que la atracción sí es real pues pertenece a uno mismo pero está colocada en el otro.
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Asimismo, otro síntoma que podemos encontrar son las rupturas y regresos constantes en la misma pareja. La explicación de cada síntoma varía en cada caso, pero en este ejemplo la explicación podría ser la dificultad para manejar la cercanía y la separación con el otro, y es por esto que saltan de una a otra. Como éstos podemos encontrar muchos otros, lo importante es profundizar lo suficiente para detectar la raíz del síntoma y darle una solución al conflicto.
* Diego Díaz de León es Psicólogo de la Clínica de Asistencia de la Sociedad Pscioanalítica de México (SPM).