El uso de zapatos que proveen de algunos centímetros de altura siempre ha sido un motivo de preocupación para los especialistas en ortopedia, y en ocasiones, un dolor de cabeza al andar, ¡aunque cueste admitirlo!.
Desde lo stilettos o tacón de aguja hasta los actuales zapatos de suela Frankestein o flatforms, pareciera que la moda siempre ha estado en contra.
Lo cierto es que este peculiar diseño que se popularizó en la década de los 90, ha cobrado fuerza nuevamente y en sus diversos diseños: botas, tenis, sandalias, zapatillas, y muchos más.
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Para muchas, este estilo es aún más cómodo que los zapatos de suela baja, y menos perjudiciales por su suela recta y uniforme a lo largo del pie, pero, nada más alejado de la realidad.
Como todo, su uso a diario puede llegar a afectar la anatomía natural de la planta de pie, así como ocasionar dolores lúmbares, de espalda y hasta cervicales.
De Alto riesgo
El uso frecuente de estos zapatos, pueden provocar desviaciones de la columna y desgaste en los discos lumbares, ya que al ser totalmente planos, el peso de todo el cuerpo recae en la espalda.
A su vez, el peso desproporcionado del cuerpo sobre la planta del pie, puede deformar los dedos y el crecimiento de los mismos, dando lugar a problemas como los desagradables juanetes y uñas encarnadas.
Aumenta el riesgo de traumatismos de tobillo y rodilla ya que al ser sumamente inestables, pueden hacerte perder el equilibrio en terrenos muy irregulares como arena o pavimento deteriorado.
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