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Empecé a hacer yoga y mi cuerpo comenzó a cambiar

Con dos semanas haciendo yoga he podido notar que mi cuerpo está cambiando y…¡me encanta!

Por Olivia O’Gam

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Foto. Monserrat García

En mi segunda semana haciendo yoga como parte del #RetoEnergyFitness2017 noté que mi cuerpo empezó a cambiar. No me refiero a que perdí varios kilos, sino a que a mi organismo le cayó muy bien el ejercicio. Ya les había dicho que estoy durmiendo mucho mejor, pero no les había contado que siento que mi cuerpo se ha fortalecido. Especialmente lo siento en las piernas, están más fuertes y ya no me duelen al finalizar el día. Les recomiendo que se olviden de estar subiéndose a la báscula todos los días, puede convertirse en una obsesión que les reste motivación y minimice los pequeños logros que han tenido. Confíen en lo que sienten y lo que pueden lograr.

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Otro gran cambio que noté es que, siempre que termino de hacer yoga, tengo muchísima hambre. Ha sido una sorpresa porque por las noches solía cenar poco a menos que tuviera algún antojo irresistible. Sí, ahora tengo más hambre, pero me efrento al dilema de no saber qué comer. He cambiado ciertos hábitos y estoy dejando de tomar tanta soda o refresco, así como papas fritas y comida con exceso de grasa. No lo he conseguido en su totalidad, pero espero lograrlo. Me he dado cuenta, ahora que hago ejercicio, que los alimentos que solía comer o hacen que me inflame o que me sienta pesada. Y si bien seguir mis viejos hábitos alimenticios es un error, también lo es querer comer solo lechuga, verduras o extraños suplementos alimenticios, así que les prometo consultar con mis profesores y un nutriólogo, qué debes comer cuando haces yoga.

Estoy tomando más agua y ya no he tenido esos continuos malestares estomacales que me tenían siempre enferma. 

Por otro lado, empecé la semana con el firme propósito de vencer algunos de mis miedos a ciertas posturas como los parados de cabeza y la suspensión del cuerpo con un cinturón. Los primeros siguen pendientes y lo segundo lo he logrado. La concentración ha sido clave para mis clases de Yoga OF The Wall (donde tu suspendes con un cinturón incrustado en la pared), pero me sigue costando trabajo respirar. A veces me descubro conteniendo la respiración, pero haciendo casi perfectas las posturas que marca la instructora. Grave error, todo tiene su tiempo y no puedes acelerar las cosas porque puedes lastimar tu cuerpo. He llegado a pensar que, en ocasiones, me pasa lo mismo que en la clase en mi vida cotidiana: dejo de respirar y hago las cosas para complacer a los demás o para no ‘fallarle’ a los que esperan grandes cosas de mi.

Una de las grandes cosas que valoro de mi nueva rutina de yoga es que me ha ayudado a descubrir lo importante que es el ejercicio y que a veces centramos toda nuestra atención en el trabajo, la escuela, los amigos, la familia o la pareja, pero perdemos de vista nuestra salud. Si tienes una vida sedentaria, igual que yo, el yoga puede hacer maravillas por ti

¿En tus propósitos de Año Nuevo no estuvo hacer ejercicio? Empieza ahora. Si al igual que yo, están haciendo yoga, no se desesperen por no aguantar todas las posturas, el yoga también transforma la mente y estoy segura que les gustará.

 

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