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Connie Achurra nos comparte sus mejores tips saludables para comer

Tuvo bulimia desde los 14 años, con subidas y bajadas de peso constantes. Todo cambió cuando eligió comer de forma saludable. Ahora dicta talleres detox, de cocina sana y tiene el programa “Mi Lado Dulce y saludable”, de 13C.

Por: Carolina Palma Fuentealba.
Fotografías: Gonzalo Muñoz.

El mundo de Constanza –Connie, como todos le dicen– Achurra (39), brilla. Como muchos, me sorprendí cuando entré a su casa, que comparte con sus dos hijas: Luciana, de 7, y Julieta, de 8 años. Imágenes de vírgenes, muebles pintados con delicadeza, banderas tibetanas, lindas cajitas, diversos Budas, tacitas vintage y platos de colores se transforman en un viaje para los ojos.

 

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Es una artista de pies a cabeza. Estudió Música, Diseño, Composición y Arreglo, y Teatro. ¿Su talento en la cocina? Lo cultivó de forma autodidacta. Gracias a su amor por la belleza de las cosas inventa platos exquisitamente sanos y bellos, como vemos en sus redes sociales, donde parece como @connieachurra, y en el programa «Mi Lado Dulce y Saludable», de 13C. Además, dicta talleres de cocina, detox y restaura muebles. «Más que demonizar la comida, el problema se relaciona con los excesos. Antes uno se tomaba un vaso de leche en la mañana. Ahora los niños toman leche, comen postres y galletas con lactosa. Lo mismo pasa con el trigo; antes solo era el pan del desayuno y otro a la once», asegura Connie, quien se convirtió en referente de vida saludable y también es embajadora del refrigerador Twin Cooling Plus, de Samsung.

Tu relación con la comida saludable se inició para sanarte de un problema alimenticio. ¿Cómo se dio ese proceso?
Sufrí de bulimia severa desde los 14 hasta los 23 años. Me empecé a tratar porque me pillaron y siempre estuve en esa lucha constante. Después seguí obsesionaba con el tema, me alimentaba de puras cosas light. Cuando nacieron mis hijas sentí que no quería heredarles eso, entonces hice un cambio profundo.

¿Por qué se lo ibas a heredar?
Siento que son hábitos súper heredados. Mi mamá tuvo anorexia en algún punto de la vida. Mi obsesión tenía que ver con la suya también. Tengo dos hijas, entonces no quería pasarles el rollo. Ese cambio no era ponerme a dieta, porque hice todo, fui a Slim Center, me pinché, hice cien dietas, fui a todas las nutricionistas, bajaba, subía… La historia del 95% de las mujeres de Chile. Si finalmente alimentarme de comida light no me funcionaba, me pregunté qué pasaba si comía comida de verdad, y me dejaba de preocupar de las calorías.

¿Y cómo llegaste a esa tendencia?
Como siempre me ha gustado el tema, empecé a profundizar. La probé, me empecé a sentir bien, y pasé periodos largos en el mismo peso. Eso fue increíble, porque siempre tenía jeans guardados de diferentes tallas: 40, 42 y 44. Cuando dejé la comida procesada, terminaron los atracones, que finalmente era el gran tema. Como tenía atracones, tenía que vomitar en mi desesperación. Cuando dejé de comer azúcares refinados, caché que dejé de tener atracones.

¿Por qué se produce eso?
Porque el azúcar produce un nivel de adicción comprobado científicamente. Es tal el nivel de adicción que si te comes una barra de chocolate entera, no es tu culpa. Tienes azúcar circulando en la sangre, por lo tanto estás en estado de adicción. Como los alcohólicos. Cuando entendí que no era mi culpa, que no era una débil y sin voluntad, empecé este camino. Al principio «guateaba», iba súper bien y me desviaba. A veces iba a un cumpleaños, comía como vaca, y me costaba una semana limpiarme y volver a comer bien.

¿Eliminaste el azúcar?
Es que me di cuenta que era adicta al azúcar, así es que llegué al Grupo Goce. Es como una terapia de alcohólicos anónimos, con puras personas con problemas con la comida. El punto de unión es que todos son adictos al azúcar, porque llevamos años alimentándonos de comida refinada, que finalmente es pura azúcar.

¿Qué te parecieron esas sesiones?
En la primera sesión me puse a reclamar, a pelear. Uno de los que está a cargo es el doctor Antonio Abud, un doctor de otro planeta, quien hizo muchos bypass gástricos durante 20 años hasta que decidió comenzar con esto. Es una terapia simple, no hay dieta mágica. Se relaciona con entender por qué uno come, por qué uno se boicotea. Las mujeres que hicieron esto bajaron 20 kilos, ¡y se separaron! (ríe). Era darte cuenta que no sólo eras gorda, sino que estabas en un contexto en que ya no eras feliz, no te llenaba y eso lo suplías con comida.

En una terapia colectiva, ¿te dan una dieta?
Una dieta tipo. Uno no baja porque no hace la dieta. Ellos parten de la base que no es tu culpa estar gorda, no es tu culpa que te levantes en la noche a comer la colación de los cabros chicos.

La culpa es terrible…
La culpa te frustra, te enrabia y la rabia la volcamos en uno. La rabia no la tiramos para afuera, sino para adentro. Pero no es tu culpa. Este es un mundo de obesos, y la culpa es de la mala calidad de la comida, de los excesos. Si estás viendo televisión y tienes un chocolate escondido, y aparecen 80 avisos de chocolate, se te dispara un chorro de dopamina en el cerebro y vas como zombi a buscarlo.

Uno siempre piensa que la comida sana es cara y no tiene sabor, ese sabor que le da la grasa…
Es que puedes comer buenas grasas, puedes aliñar con especias, hierbas, una buena mantequilla. Yo no soy vegana, sólo no como azúcar ni alimentos refinados. Cuando uno empieza a limpiarse, se desacostumbra el paladar. Finalmente, si tienes parámetro de salado las papas fritas de paquete, nada tendrá sabor. Si tu parámetro de dulce son los chocolates, ni el durazno más dulce tiene sabor. Los parámetros están artificialmente corridos. Cuando dejas de comer azúcar y sal, comienzas a darte cuenta que todo tiene sabor. Te das cuenta que la palta sola es rica, que no necesitas echarle sal. Al año comes la mitad de lo dulce.

¡El tiempo nos juega en contra!

Es que es el tiempo, la comodidad, la flojera… Cuando a uno algo le interesa, tiene tiempo. Es pega igual. Tengo amigas que le dan al cabro chico salchichas con bebida y me dicen: «Sí sé que es malo, pero me da paja» o «es muy cara la buena comida». No me vengan con cosas. Andan con un jeep increíble, con botas caras, no se van a desfinanciar por comprar un aceite de coco de 10 mil pesos. Los niños se demorarán una semana en acostumbrarse, pero al final terminarán comiendo, porque comen lo que uno les da.

Esto de la alimentación tiene mucho de moda también…
Hay modas peligrosas, como los jugos prensados en frío. Full nutrientes, pero a un diabético lo puedes matar con ese jugo. Es sano, pero le sacaste la fibra, lo conviertes en azúcar pura. Si un día te lo quieres tomar en ayunas, para remplazar el desayuno, bacán, pero no puedes tomarlo en vez de una bebida para almorzar. Si tiene hartos vegetales verdes, sí, aunque tampoco lo puedes tomar como si fuera un vaso de agua. Si quieres hacer un cambio, averigua al respecto.

¿Qué alimentos has incorporado en los últimos años?
La quínoa, que es una tremenda fuente de proteína vegetal. Hace años que uso sólo granos y cereales integrales. En mi casa no hay harina blanca porque no me interesa. Le perdí el susto a mezclar, a probar. Puedes hacer un queque con garbanzos o helado con palta. Como mis hijas están acostumbradas, no se espantan con el queque con garbanzo.

¿Tomas lácteos?
No mucho porque son inflamatorios. Quizás algunos yogures ecológicos, hechos con leche de verdad y no en caja.

Es importante que la comida sea bonita también, y tú lo sabes bien. Todo es lindo en tu casa…
Para mí todo tiene que ser bonito. No resisto las cosas mal presentadas. Las frutas, vegetales, frutos secos y miel son más bonitas que una cajita. Tienen una belleza propia que hay que resaltar.

¿Qué piensas sobre el fenómeno «gluten free»?
Es que en el afán de que no tenga gluten, le meten otros ingredientes. Mejor come arroz integral, que te alimenta y no tiene gluten. De todas formas, no hay verdades absolutas. Todos los organismos reaccionan diferentes. Algunos comen fibra y les hace increíble; otros se hinchan como globo. Hay que regular. Hay que aplicar sentido común.

¿Alguna tendencia que te parezca interesante?
Una que dice que los hidratos de carbono son los culpables de todo. Lo que uno debería incorporar son grasas. Cuando bajas las grasa es malo para el sistema neurológico. Esto que a todo le hayan sacado la grasa, y que le hayan agregado más hidratos de carbono, es el causante de todo. Hablo de palta, aceite de oliva, pescado, aceite de coco, frutos secos, aceitunas. El problema del pan con palta no es la palta, es el pan.

 

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