Por Andrea Sánchez
Este 1 de diciembre es el Día Mundial de la lucha contra el SIDA, de acuerdo con Naciones Unidas, para enero de 2016, cerca de 18,2 millones de personas tuvieron acceso a la terapia antirretrovírica. Al final de 2015, 36,7 millones de personas en el mundo vivían con el VIH, de ahí la importancia de romper mitos alrededor de esta terrible enfermedad.
Las principales formas de contagio
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Hay tres sustancias a través de las cuales podrías contraer VIH y son: la sangre (este fluido contiene la concentración más alta del VIH), fluidos (semen y secreciones vaginales) y finalmente, la leche materna. El VIH no se transmite a través de heces, saliva, sudor, lágrimas u orina.
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Cuando una persona ha sido diagnosticada con VIH es importante recalcar que una gota de su sangre es suficiente para que una persona sea infectada, pies es en la sangre donde se concentra la mayor cantidad del virus. Aunque en el semen y los luidos vaginales sea menor, no quiere decir que arriesgues tu vida.
Para que se dé un contagio es necesario que la sangre con VIH entre el flujo sanguíneo de la otra persona. Sólo así se daría la transmisión. El sexo sin protección sigue siendo una de la formas de contagio más comunes. Así que, todos somos población de riesgo si nuestra vida sexual es activa y no usamos condón, el único método que puede prevenir esta enfermedad.
El VIH no se transmite a una persona que done sangre u órganos ya que nunca están en contacto con las personas que los reciben. Sólo podría haber un contagio si el donante padece VIH, situación que está controlada por los organismos que regulan la donación.