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Sobrepeso en Chile: ¡En marzo empiezo la dieta!

En la era de la información instantánea hacemos la dieta de moda, compramos alimentos que no conocemos o dejamos de comer otros que pueden ser importantes para nuestra salud. El principal problema: muchas veces recurrimos a la fuente incorrecta. Aquí, dos especialistas nos ayudan y orientan sobre cómo mantener una nutrición equilibrada durante todo el año.

Llega marzo y el desorden en la alimentación al que nos vemos sometidas no es menor. La comida rápida o chatarra causa estragos rápidamente, no sólo en nuestra dieta diaria, sino en la de los niños. De hecho, los pequeños chilenos ocupan el segundo lugar en obesidad de Latinoamérica.

Cuando revisamos la alimentación de nuestros padres y abuelos descubrimos que comían en abundancia. Un almuerzo o cena podía llegar a tener más de dos platos principales. Sin embargo, debemos reconocer que su alimentación era más saludable, pues hace 15 o 20 años, no existía la cantidad de comida procesada, la alternativa de los más diversos o múltiples productos disponibles o los lugares de comida rápida, hoy tan comunes y habituales.

La nutricionista María Teresa Ruiz, directora de Nutre Alma, centro de nutrición y terapias alternativas, señala que para contrarrestar la mala alimentación de todo el año, o de un largo período de tiempo, no hay una receta mágica y siempre es un buen momento para partir cuidando la alimentación. «Cuando decimos ‘parto la dieta el lunes’ generalmente es una excusa. El momento de cambiar siempre es ahora», señala.

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En todo caso, reconoce que el cambio no lo podemos generar de un momento a otro, que es parte de un proceso. «Podemos formar hábitos proponiéndonos pequeños cambios, como tomar un litro de agua al día, que es algo que al principio puede costar, pero que luego será una costumbre».

Para la nutricionista y coordinadora de Clínicas Le Ciel, Emiliana Berti, otra alternativa que permite generar hábitos es fijarse metas mensuales: «Es una forma de establecer costumbres y poder mantenerlas en el tiempo. Y es bueno hacerlo considerando que dichas metas deben tener beneficios, por ejemplo darse permisos en cumpleaños, fiestas o reuniones, pero con el fin de retomar de inmediato el plan de alimentación, para llegar a la meta establecida».

Ambas especialistas coinciden en que lo ideal es que la alimentación saludable sea parte de nuestro día a día. Y que si tenemos una celebración familiar o una comida con amigos, no terminemos angustiadas por el tema de la comida.

 

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«Si nos cuidamos habitualmente, podemos celebrar y comer sin culpas, pero siempre con moderación. Notaremos incluso un menor deseo de comer golosinas y comida chatarra, ya que empezamos a reconocer lo que el cuerpo nos pide como alimento», asegura Ruiz.
La nutricionista agrega: «Debemos consumir al menos 3 a 4 porciones de verduras, y 2 de frutas al día. Granos integrales, legumbres, pescados, carnes magras, aceites crudos y frutos secos. Lo que debemos evitar son las harinas refinadas, azúcares y frituras; y siempre beber suficiente agua. Son recomendaciones clave para tener una alimentación saludable».

Emiliana Berti adiciona que lo ideal es poder crear hábitos no sólo de alimentación, sino también de actividad física, ya que «de esta forma logramos más y mejores resultados. Es bueno tener presente los beneficios que complementa el realizar deportes, ya que generan un bienestar tanto físico como mental. Despejando la mente y los sentidos por una parte, y mejorando la circulación, las articulaciones y los músculos, por la otra».

PARTIR CON NUESTROS NIÑOS
Berti afirma que es necesario crear una conducta desde pequeños para favorecer la buena alimentación. Indica que la forma de conseguirlo es «evitando principalmente las grasas, alto contenido de azúcar, bebidas gasificadas y alimentos procesados, especialmente con altas dosis de sal, ya que generan un súbito de energía y no son fuente de nutrientes».

Ruiz, por su parte, sostiene que «debemos considerar que las porciones de los niños son mucho más pequeñas que las de los adultos y no debemos obligarlos a comer ‘todo lo que está en el plato’. Lo ideal es que el niño se tome su tiempo, que mastique bien y deje de comer cuando su cuerpo se lo indique. Ello, porque los niños regulan bien el hambre».

Agrega que un tema muy importante en la alimentación de nuestros hijos es preocuparnos de lo que comen como colaciones, mientras están en el colegio o fuera del hogar. Y coincide con Berti: «Hay que evitar cualquier tipo de snack salado (papas fritas, ramitas, souflés), galletas, golosinas y bebidas gaseosas. Recomendados serían los lácteos semidescremados, fruta, frutos secos sin sal y jugos sin azúcar adicionada –pero de preferencia agua– para hidratarse».

Aprender a manejar la ansiedad
La ansiedad también es parte de la vida moderna y controlarla no es algo fácil. Muchas veces termina afectando nuestra alimentación, porque nos lleva a comer o ‘picar’ grandes cantidades de comida sin que nuestro cuerpo lo necesite. Y por lo general, cuando lo hacemos bajo esta condición, no ingerimos alimentos sanos sino golosinas, chocolates o productos altos en sodio, porque es un comportamiento asociado a una «necesidad» de azúcar o sal, de acuerdo a la preferencia de la persona.

Para María Teresa Ruiz, la forma más apropiada de evitar esos momentos de ansiedad es comiendo aproximadamente cada dos o tres horas y en porciones pequeñas. «Así consideramos tres comidas principales, y entre dos y tres colaciones o meriendas. Esto nos ayudará a mantener estables los niveles de glucosa en la sangre, y la ansiedad, a raya».
Pero agrega que si ésta aún persiste «es recomendable pedir apoyo sicológico para poder manejar la presión, el estrés o los cambios de ánimo. A veces es necesario que nos enseñen a canalizarlos de otra manera que no sea comiendo».

Finalmente, Emiliana Berti sostiene que como la ansiedad es un estado de inquietud que mantiene a la persona expectante, en alarma permanente, es posible adoptar algunas técnicas que nos permitan lograr mayor bienestar y tranquilidad. Y nos entrega algunos tips:

• Reserva una hora del día sólo para ti y realiza una actividad que te guste y te haga sentir bien, como meditar, practicar algún deporte, leer un libro o simplemente salir a caminar. Son estímulos que disminuyen el estado de ansiedad.

• Expresa tus emociones y aprende a vivir el «aquí» y el «ahora». Explicar lo que te sucede y disfrutar el momento actual que vives ayuda a combatir los momentos de ansiedad.

• Descansa. Dedicar el tiempo necesario al descanso es clave. Renovarte, para terminar un día y comenzar el otro con la energía suficiente, es fundamental.

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