Moda y Belleza

Por qué la marca de Daniela Ospina venderá más de lo que crees

Para muchos es “guisa”, pero en realidad, hace parte de lo que consume la mayoría en Colombia.

Luz Lancheros (@luxandlan) 

Muchos en Colombia se sienten exquisitos pensando en moda al estilo de una señora bogotana de estrato 6 y más: con saquitos de Chanel, maquillaje sobrio, líneas rectas. Y hasta se atreven a criticar a otros (y a otras) pensando que son los reyes “del buen gusto” con conceptos que llevan atrasados en el tiempo 70 años, pertenecen solo a un grupo social,  les impiden ver más allá de sus montañas y sobre todo, a sí mismos.

Porque es irónico cuando le dicen a otro mal vestido, pero usan un jean levantacola que desdeñas, pero que vas a comprar para la oficina, para la fiesta de diciembre y para tu cumpleaños. “Ay, pero es que son muy lobos”. Sí, pero seguramente alguien que conoces lo está usando ahora mismo. De hecho, el 83% de la población colombiana usa un jean o algo similar y la moda popular que tu desprecias, pero que tienes que usar para ir a trabajar, según dato del rey de la moda masiva en Colombia, Gabriel Alvarado Mosquera.

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Ahí es donde entra Daniela Ospina: su marca va a vender lo que quieras en un país como Colombia y lo hace a buenos precios, con un lema empoderador y con modelos accesibles.

De igual forma, las marcas que representa saben cómo somos. Y no, no somos los “lobos que aman el brillo”. De hecho en Colombia, nuestra moda masiva interpreta tendencias globales, como se vio en las marcas que participaron en la feria “Moda para el Mundo”. D’yaboo, por ejemplo,  lo hace con las frutas que Dolce & Gabbana vende acá a más de 10 millones de pesos. Otras marcas tienen los colores Pantone, los apliques y perlas que vemos en todos los informes de tendencias. Y en una época donde predomina la expresividad maxi en la ropa (con Gucci a la cabeza) esto no es raro.

 

Por eso en la pasarela de Joy Staz (que factura lo suficiente como para estar en Colombiamoda) no es extraño verla con un body de dénim. O a Julieta Piñeres con una chaqueta de perlas (las perlas se han visto en las pasarelas de high couture de este año, para comenzar).

Y por eso tampoco será raro que lo que hace su marca de ropa también sea traer lo más nuevo del activewear a una mujer que ve las tendencias como algo inentendible e inaccesible. Y que por cultura, ha querido mostrar su cuerpo.

¿Por qué mostrar el cuerpo es tan peyorativo?

Tenemos un fuerte sentido patriarcal hacia esto. Desde la Colonia, nos inculcaron que las curvas y el cuerpo femenino, todo lo que fuera asociado a ellas, era pecaminoso. De ahí que expresiones negras sean condenadas (como la champeta). Ese pensamiento blanco europeo siguió oprimiendo a las mujeres, en el sentido de que mostrar su cuerpo (incluso mostrarse en público) era algo malo. Si te muestras “no te das a respetar” y te pueden lapidar como a María Magdalena, porque no vales nada. Fuiste contra las reglas. Así pasamos más de tres siglos.

Llegó el narco en los 80 y bajo la mirada de “date a desear para estar con un duro” ahora mostrar estaba bien, pero siguió ahondando en esta premisa, la de “si te muestras eres un objeto y no más, alguien de baja calaña” . Irónicamente, la moda como se entiende en Colombia , que ha vendido sexo como parte de su sistema comercial, también ve al cuerpo de la mujer y sobre todo a sus curvas, como algo peyorativo: al imponerse el ideal de la mujer sin curvas en la élite bogotana (tan acostumbrada ella a todo lo inglés desde la Independencia), lo que sea oscuro, grande y con curvas, será “fo”. Increíblemente, a pesar de asimilar este pensamiento (que ni les aplica por contexto), muchas conviven despreciando lo que quieren ser y demuestran todos los días que son, con esas mismas jerarquías sociales que les enseñaron desde los tiempos del ruido.

Daniela Ospina solo representa una forma de ser que aún nos cuesta asimilar como nuestra (tal y como todo, nuestra oscuridad, nuestra pobreza, nuestro chabacanismo, nuestra señorialidad, etc.), pero que factura al inevitablemente triunfar en contextos alejados de pretensiones de sofisticación.*

* Mi ensayo presentado en las V Experiencias Investigativas del Vestir y la Moda de la UPB (2015)  ahonda aún más en el tema de la moda popular colombiana y en su historia.

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