La corona que resplandecerá sobre la cabeza de la Reina de San Francisco de Quito (2025–2026) no es solo una joya, es un himno a la ciudad. Creada en un mes completo por las hábiles manos de expertos de Sajo Joyería, esta pieza incorpora con maestría varios símbolos de Quito: desde la arquitectura neogótica de la Basílica del Voto Nacional, hasta la flora emblemática de nuestra tierra.

Inspiración gótica: la Basílica del Voto Nacional
El diseño de la corona nace de la imponente Basílica del Voto Nacional, uno de los ejemplos más espectaculares del neogótico latinoamericano. Con sus torres de aproximadamente 115 metros de altura y una cruz latina, la basílica fue concebida por el arquitecto francés Emilio Tarlier, quien se inspiró en la catedral de Notre Dame de París.
La corona refleja esa estética a través de una silueta que remite a los pináculos y arcos de la basílica, con un rosetón de 16 puntas, símbolo de unidad de Quito y eco de los rosetones de la iglesia.

La tradición quiteña en la corona
La corona también esta trabajada con detalles de pequeños vitrales, homenajeando los vitrales de la Basílica del Voto, que narran escenas bíblicas y muestran la flora ecuatoriana.
Los colores fusionados en esmalte evocan la técnica artística del esmaltado: una combinación de rubíes y zafiros que alude también a los colores de la bandera de Quito.

Más allá de la arquitectura y el color, la corona celebra la identidad botánica de Quito. Entre sus motivos están el volcán Pichincha, fuente de fuerza y presencia dominante en el paisaje; la orquídea Maywa, símbolo de belleza delicada y elegancia; y la chuquiragua, conocida por su resistencia y su valor tradicional.
El rosetón: símbolo mayor de unidad
El rosetón de 16 puntas no solo es una pieza estética, sino un símbolo profundo. Representa la unidad de Quito, reflejando el espíritu de una ciudad que abraza su pasado y su presente. En este diseño, las ventanas y curvas se entrelazan para narrar la historia quiteña con todo su esplendor.
Además, la corona es una obra de arte en la que cada curva, cada ventana de esmalte y cada piedra es obra de manos artesanas. El esmaltado artístico, la joyería tradicional y el trabajo manual se conjugan para crear un objeto que es más que un adorno.

Un símbolo con propósito social
Esta corona no es solo un símbolo de belleza, sino de compromiso. Fue donada por Sajo Joyería, con cariño y vocación de comunidad, para la Reina de Quito 2025–2026. Representa el vínculo entre la tradición artesana quiteña y la fundación Reina de Quito, una institución con 40 años cambiando vidas y promoviendo el sentido de pertenencia en la ciudad.
¿Por qué esta corona es diferente?
- Identidad quiteña: cada detalle remite al patrimonio arquitectónico, natural y cultural de Quito.
- Arte y tradición: combina esmalte, joyería y simbolismo desde una perspectiva artesanal.
- Unidad y orgullo: el rosetón de 16 puntas es un recordatorio de la unión de la ciudad.
- Impacto social: al ser una donación, reafirma un compromiso comunitario, más allá del lujo, con la cultura y la gente de Quito.
Esta corona no es solo una pieza para una reina: es un pedazo de Quito encapsulado en esmalte y piedras preciosas. Es la luz gótica de la Basílica, el color de sus vitrales, el latido del volcán Pichincha, la delicadeza de las orquídeas y la fuerza de la chuquiragua, todo en un símbolo de unidad y pertenencia.
Al mirar esta joya, uno no solo ve una corona, ve la historia de una ciudad que ama su pasado, celebra su presente y sueña con un futuro brillante.

