Días antes de que la ciudad estalle en música, color y tradición por las Fiestas de Quito, el Teatro Bolívar se prepara para un evento que reúne sueños, causas y liderazgo femenino: la elección de la Reina de San Francisco de Quito, este 27 de noviembre.
Entre las candidatas, destaca la voz firme y dulce de Valentina Preciado Feijóo, una joven de 19 años que llega al certamen no solo con ilusión, sino también con un propósito que nace desde lo más profundo de su historia.
Desde niña, en su familia la llamaban “Valdita la reina”, un apodo que sembró en ella la certeza de que algún día estaría en un escenario como este. Hoy, su sueño infantil se entrelaza con un proyecto de vida que busca salvar a otros.
La familia: su raíz y su fuerza
Valentina viene de una familia unida, extensa y amorosa, donde los primos son como hermanos y los tíos como segundos padres. Esa red cálida ha sido su refugio en días difíciles y su motor en los días luminosos.
Cuando recibió la noticia de que sería candidata, su familia estaba lejos, literalmente a punto de despegar en un avión. El momento se convirtió en una montaña rusa emocional: lágrimas, abrazos y una certeza compartida de que los sueños sí se cumplen cuando se construyen con corazón.
Ella menciona que sus hermanos la ven como un ejemplo, y por eso, lo que ella busca es enseñarles que la honestidad, la coherencia y la valentía son la base para cualquier decisión que tomen.
“Quito Te Escucha”: el proyecto que nació de una herida y floreció en propósito
Entre varias ideas, Valentina decidió presentar un proyecto profundamente personal: “Quito Te Escucha”. Este nace de una etapa muy oscura que vivió en su adolescencia, cuando tuvo pensamientos suicidas y, como ella describe, no tuvo a alguien que la escuchara de forma cercana y constante.
Quito Te Escucha” está diseñado para acompañar a los jóvenes desde diferentes frentes. Busca prevenir el suicidio creando espacios seguros donde puedan hablar sin miedo, impulsa talleres y campañas digitales que visibilizan la importancia de la salud mental. Además de promover el autocuidado emocional como una herramienta real para reconocer, sentir y sanar.
“Cada cifra de suicidio es una historia que no alcanzó a contarse. Y quiero que este proyecto sea la razón por la que alguien hoy decida quedarse”, afirma con una fuerza que solo nace de haber estado ahí.
Su decisión es seguir ayudando
Si llega a convertirse en Reina de San Francisco de Quito, Valentina tiene claro cuál será su misión: “Trabajaré con todo mi corazón para que los jóvenes sepan que su vida es irreemplazable”, dice con convicción.
Pero también tiene claro qué pasará si no gana. Nada se detendrá. Valentina asegura que se lleva muy bien con todas las candidatas y que estaría encantada de apoyar a quien resulte elegida. Para ella, la corona no es el fin, solo un medio para amplificar un propósito que ya existe y que seguirá creciendo.
Sabores y rincones de Quito que la representan
Como buena quiteña, Valentina también lleva la ciudad en el paladar. Confiesa que sus platos típicos favoritos son el hornado, con su mezcla de texturas y sabores, y la tripa mishki, ese clásico que sorprende a turistas por su autenticidad y tradición.
Por otro lado, si tuviera que recibir a visitantes extranjeros, los llevaría directo a La Floresta, un barrio vibrante donde la comida callejera, el arte urbano y la vida cultural muestran a Quito como la ciudad más auténtica y diversa.
Su camino en la Medicina
Valentina estudia Medicina en la Universidad de Las Américas (UDLA), una carrera que escogió con el corazón y que está profundamente conectada con su proyecto social. Quiere formarse para sanar, escuchar y acompañar. Quiere ser la profesional que ella misma necesitó cuando era adolescente.
Su vocación está marcada por una sensibilidad humana que muy pocas personas logran desarrollar a tan temprana edad.
Un mensaje para todas las mujeres y jóvenes
Su voz, aunque dulce, es firme cuando habla de salud mental. Valentina invita a mujeres, madres, hermanas, amigas y jóvenes a no callar el dolor, a dejarse acompañar, a reconocer que la vulnerabilidad también es una forma de fortaleza. Su historia es un recordatorio de que incluso desde la herida se puede construir esperanza.
Fiestas de Quito: tradición, identidad y un nuevo comienzo
A pocos días de que inicien las Fiestas de Quito, la ciudad se llena de expectativa y tradición, y la elección del 27 de noviembre en el Teatro Bolívar se convierte en un escenario donde las historias de las candidatas toman protagonismo. Para Valentina, este momento significa más que una celebración, es una oportunidad para darle voz a una causa que nace de su propia vida.
Aunque la emoción por el certamen está presente, ella mantiene claro su norte. Sabe que ganar sería especial, pero también que su compromiso con los jóvenes no depende de una corona. Su verdadera inspiración está en acompañar, escuchar y construir un mensaje que permanezca más allá de una noche de gala. Porque en Valentina, lo que brilla no es el título, sino la intención con la que camina.