Entre sonrisas, emociones y promesas, las 10 candidatas a Reina de San Francisco de Quito 2025-2026 firmaron su inscripción oficial en un evento lleno de significado y tradición. El acto, realizado en las instalaciones del Swissotel Quito, marcó el inicio formal de sus actividades dentro del certamen más representativo de la capital.
La Fundación Reina de Quito, organizadora del evento, destacó que esta ceremonia simboliza el compromiso de cada participante con los valores de transparencia, responsabilidad y respeto que caracterizan al concurso. Familiares, amigos y miembros del equipo de coordinación acompañaron a las jóvenes en este momento especial.
Más que una corona: una misión de servicio
Durante la jornada, las candidatas no solo oficializaron su participación, sino que también conocieron los lineamientos éticos y sociales que guiarán su proceso. Se compartieron las normas de convivencia, los compromisos de labor comunitaria y el espíritu solidario que identifica a la Fundación.

Doménica Jarrín, actual Reina de San Francisco de Quito, ofreció un mensaje inspirador a las aspirantes: “Esta experiencia va más allá de cámaras y pasarelas. Es una oportunidad para servir, crecer como mujeres y descubrir de qué están hechas”. Su llamado a la unión y la empatía resonó entre las participantes: “Recuerden que cuando una gana, todas ganan. No se trata de vencer, sino de crecer”.
Cinco semanas para brillar
Con la firma de inscripción, las jóvenes comienzan cinco intensas semanas de preparación en liderazgo, comunicación, compromiso social y trabajo en equipo. Cada actividad busca fortalecer su papel como representantes del espíritu quiteño: alegre, solidario y resiliente.


El proceso culminará el 27 de noviembre con la gran gala de elección en el Teatro Bolívar, donde una de ellas será coronada como la nueva Reina de San Francisco de Quito. Pero, más allá del título, cada participante se convierte en embajadora de la ciudad y en un reflejo del corazón de su gente.
Quito celebra su esencia femenina y solidaria
Con esta ceremonia, la capital da inicio a uno de los momentos más esperados de sus fiestas. Cada sonrisa, palabra y compromiso sellado en el Swissotel representa la fuerza de una generación de mujeres que creen en la empatía, el servicio y el poder de transformar su entorno.

Porque ser Reina de Quito no es solo llevar una corona: es representar con orgullo a una ciudad que late entre montañas, historia y esperanza.

