La ecuatoriana Belén Sánchez nos representó recientemente en el New York Fashion Week 2025, uno de los escenarios más emblemáticos del mundo de la moda. Allí presentó su colección “Fleur d’amour” —“Flor de amor”—, una propuesta que unió arte, naturaleza y diseño contemporáneo en perfecta armonía.
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El 11 de septiembre de 2025, en el icónico Sony Hall de Times Square, Belén deslumbró con cinco looks únicos que capturaron la esencia de lo natural, joyas elaboradas con orquídeas, mini rosas, margaritas, ranúnculos y una exótica variedad de orquídeas ecuatorianas.
Cada pieza parecía contener un suspiro del Ecuador, color, vida y una feminidad que florece con fuerza propia. Su trabajo fue ovacionado no solo por su belleza, sino por la sensibilidad detrás de su concepto, convertir las flores naturales en arte eterno.
De abogada a diseñadora: una reinvención con propósito
Lo más inspirador de la historia de Belén es que su salto al mundo de la moda no fue planeado. Durante años, ella trabajó como abogada, con jornadas extensas de más de 12 horas. Sin embargo, dentro de ella habitaba una pasión que nunca dejó de latir, la creación.
“Siempre he sido muy hábil para las manualidades”, cuenta con una sonrisa. “Desde hace años hacía joyas para mí, y a mis amigas les encantaban. Me pedían que les haga más”.
Durante la pandemia, cuando el mundo entero se detuvo, Belén encontró el momento que siempre había postergado. Entre alambres, pinzas y flores, su creatividad floreció.

“Tenía más tiempo y decidí dedicarme a hacer joyas. Empecé con alambrismo, una técnica que consiste en tejer alambre de cobre de distintos calibres. Lo hacía solo por gusto, hasta que me di cuenta de que cada pieza contaba una historia”, recuerda.
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El alambrismo se convirtió en su lenguaje artístico. Con paciencia y precisión, entrelazaba alambre de cobre con baño de oro, formando estructuras delicadas y resistentes. Pero la verdadera magia llegó cuando decidió combinar esa técnica con su gran amor a las flores naturales.

Flores que nunca mueren: la fusión entre arte y naturaleza
“Las flores tienen energía, alegría y vida, cuando te las pones, algo cambia”, dice Belén. Y eso se percibe en cada una de sus creaciones. Para ella, no se trata solo de fabricar joyas, sino de eternizar momentos.
Las flores que utiliza, rosas, orquídeas, margaritas y azaleas, pasan por un cuidadoso proceso de secado que dura entre 8 y 10 días, dependiendo de la especie. Algunas se secan al aire, otras con gel de sílica para conservar su forma y color. Luego, son encapsuladas en resina transparente, capa por capa, hasta lograr una pieza duradera que conserva la esencia viva de la flor.

“Cada joya es completamente única. Incluso los pares de aretes son diferentes porque las flores nunca son iguales. Es una técnica imperfecta, pero ahí está su belleza”, explica.
Además del trabajo artesanal, Belén presta especial atención a los materiales. Utiliza alambre de cobre con baño de oro y accesorios de buena calidad para mantener la durabilidad y elegancia de cada diseño. “No tendría sentido usar flores preciosas y ponerles materiales baratos. Todo tiene que tener armonía”, comenta con convicción.
Una historia que floreció desde Quito
Este año, Belén decidió lanzarse por completo a su sueño. Participó en ferias emblemáticas de Quito, como el Gran Bazar de Cumbayá y la Feria de las Flores en Puembo, donde presentó sus primeras colecciones de joyas artesanales. El público quedó encantado. “A la gente le fascinó la mezcla entre el alambrismo y las flores naturales. Era algo que no habían visto antes”, recuerda.
En esas ferias nació oficialmente su marca llamada BS by Belén Sánchez, un emprendimiento que combina arte, sostenibilidad y feminidad. Cada pieza está pensada para mujeres auténticas, libres y seguras de sí mismas.

“Cuando una mujer se pone una de mis joyas, no solo luce hermosa, sino que lleva un pedacito de naturaleza, una energía positiva que le recuerda su propio poder”, dice Belén, convencida de que la belleza también puede ser una forma de sanación.
De Ecuador al mundo: su llegada al New York Fashion Week
El salto internacional llegó gracias a una publicación que vio en redes sociales. “Buscaban diseñadores latinoamericanos con propuestas innovadoras en joyería o moda. Y cuando la leí, dije: esa soy yo”, recuerda feliz.
Belén envió fotografías, videos y la descripción de su trabajo sin imaginar que semanas después recibiría una de las noticias más emocionantes de su vida: había sido seleccionada para participar en el New York Fashion Week 2025.

El desfile del 11 de septiembre marcó un antes y un después. Con sus cinco looks, Belén no solo exhibió joyas, sino una parte de la identidad ecuatoriana. “Mi inspiración siempre ha sido la naturaleza.
El Ecuador tiene una de las mayores variedades de orquídeas del mundo. Quise mostrar eso, nuestra riqueza natural, desde una perspectiva artística”, comparte con orgullo.

Su colección Fleur d’amour cautivó por su originalidad. Collares con pétalos reales encapsulados, anillos con margaritas diminutas, pulseras de orquídeas y carteras adornadas con flores secas. Cada look era una historia de color, feminidad y conexión con la tierra.
El siguiente capítulo: un tributo a Giorgio Armani
Después del éxito en Nueva York, Belén recibió una invitación exclusiva para participar en un tributo a Giorgio Armani en Los Ángeles, el 25 de octubre de 2025. Su nueva colección estará inspirada en la elegancia y el legado del diseñador italiano, combinando flecos, movimiento y flores naturales en una propuesta que promete volver a sorprender.
Para ella, cada nueva oportunidad es una semilla que florece. “Nunca imaginé estar en pasarelas internacionales, pero cuando haces las cosas con pasión, el universo se alinea”, dice.
El arte de florecer en cualquier etapa
Más allá de los reflectores, Belén es una mujer que inspira por su autenticidad. Reinventarse después de una larga carrera profesional no fue fácil, pero lo hizo desde la convicción de que nunca es tarde para empezar de nuevo.
“Mis hijos ya son profesionales, y este era mi momento. Quería dedicarme a algo que me hiciera feliz, y las joyas me conectan con eso”, afirma.
Su historia resuena con muchas mujeres que hoy buscan un cambio, una nueva etapa y un camino propio. Belén lo logró con amor, paciencia y mucha fe en sí misma. Y hoy, sus joyas son una metáfora perfecta: cada flor, al igual que cada mujer, florece a su tiempo.
Un mensaje que florece más allá de la moda
Las creaciones de Belén Sánchez no son simples accesorios. Son símbolos de fuerza, belleza y conexión con la naturaleza. Son también una invitación a recordar que lo efímero puede transformarse en eterno, y que la verdadera elegancia nace de lo auténtico.

Desde su taller en Quito hasta las pasarelas internacionales, Belén nos enseña que los sueños también se tejen a mano. Y que cuando una mujer decide florecer, nada puede detenerla.