Moda y Belleza

Gerard Cortez: “Ser uno mismo representa un poder inimaginable”

El analista de moda y uno de los creadores de contenido sobre el tema más importantes de Latinoamérica cuenta cómo es abrir espacios desde su pertenencia a la comunidad LGBTIQ en una industria que apenas comienza a visibilizar la diversidad.

Hace seis años era impensable, sobre todo en una industria de moda como la mexicana, que una persona se saliera de la normatividad de clase y raza (sobre todo en el atuendo)  para hablar de moda y fuera tan seguida. Pero poco a poco se abrieron espacios y Gerard Cortez, venezolano analista de moda, periodista, conductor y creador de contenido y migrante en ese país, se ha ido erigiendo como uno de los rostros visibles que le muestran a la región que hay un mundo más allá de su acérrima señorialidad.Gerard Cortez: «Ser uno mismo representa un poder inimaginable”

A través de sus eclécticos looks, el contenido que comparte sobre editoriales y los temas donde combina moda y política, así como sociedad, ha logrado llegar a decenas de miles de seguidores en redes sociales e incluso a la revista Elle México. Investigador incansable, habló con Metro sobre cómo la moda debe ser libertad y diversidad en Latinoamérica.

Gerard Cortez: «Ser uno mismo representa un poder inimaginable”

¿Cómo crees que has abierto la mente de miles de seguidores sobre otras formas de ser a través de la moda?

Empecé siendo yo. Vi que en la moda, al hablar de ella, era muy parecido en otras partes y no sabía si tendría un espacio en los medios tradicionales, por lo que creé los míos. Me di cuenta de que con mi contenido podía mostrarle a la gente cómo disfruto de la moda. Ahora, para mí elegir una camisa es muy sencillo, pero cuando un chico gay adolescente, por ejemplo, lo hace, siente libertad y que su vida está cambiando. Que se expresa por primera vez con su ropa. Yo creo en el poder de la moda y esa es una de mis más grandes motivaciones. Quiero que la gente se dé cuenta de que cuando eres libre de tener tu estilo personal y disfrutar la moda a tu manera, eres tu mejor versión, porque te sientes bien. Y me siguen, pero también hay gente que diga, “no soy esa persona, pero qué cool que ella sea así”. Hay que derrumbar el concepto de lo distinto como malo.

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¿Cuáles son los desafíos de generar atuendos y contenidos que contrarían a una sociedad tan machista, racista y homofóbica como la latinoamericana? 

Los retos van más por las exclusiones que hay en el mundo de la moda, medios y entretenimiento. Por ejemplo, el cómo en la televisión latinoamericana siguen perpetuando clichés sobre las personas como la comunidad. Otro reto es toparse con comentarios que te juzgan en todo, pero que son motivadores para hablar sobre la moda y cómo está cambiando.

¿Cómo sientes que ha recibido la comunidad LGBTIQ tu contenido? 

¡Es una locura! No me imaginé el poder que tiene el ser uno mismo. En mi cumpleaños, por ejemplo, que fue por Zoom, se conectó una chica de 15 años que se sentía mal por su cuerpo y luego de ver uno de mis videos comenzó a probarse ropa y me mostró cómo estaba vestida. Eso es invaluable. Incluso me dicen “no sabía que tal cosa era así, o no estoy de acuerdo contigo, pero me gusta tu contenido”. Eso es lo que me motiva. Y viendo los comentarios digo, el mundo es increíble. Falta más decir las cosas como son.

«No es solo para que yo salga a la calle y me digan ‘qué lindo eres’: es para que se entienda que la diversidad existe y no va a dejar de existir»

¿Cómo crees que la moda ha empoderado a la comunidad LGBTI? 

Lo queer no es una moda, es una identidad. No es una camisa con lentejuelas. Es una forma de sentirnos, de decirle al mundo quiénes somos. La moda en ese sentido es política y social: el cómo la gente gay se vestía en los años 60 y 70 era un grito, una declaración, una protesta, como las marchas. Y cuando una persona de la comunidad sale vestida a la calle incluso con algo que incomoda a otro, eso es una protesta.

Es decir: déjenme ser. Déjenme ser raro, sexy. Cuando alguien se viste así, les dice a sus padres, a los religiosos que no está de acuerdo con sus reglas sobre cómo debe ser una persona. Incluso está cansada de ello. Es lo que hace una estética y no dejará de ser un poder. No es superficial: veo gays heteronormados diciéndome, “oye, no me pondría eso jamás, pero te ves muy bien, te aplaudo”. Y cuando van de compras, se arriesgan más.No estoy en contra de lo heteronormado ,lo sobrio, serio, pero si estoy en contra de que quieran imponerles a otros formas de ser.

¿Qué crees que falta en la industria de moda en Latinoamérica para tener diversidad real?

Me he dado cuenta de que si bien mis discursos se basan en ideas, es necesario tomar acciones. En la región se aprecia la estética bonita, pero es todo. No es suficiente decir que una pieza de ropa es bonita, que es lo que se ha hecho siempre. Es tomar acciones:  cambiar narrativas en todos los espacios, industrias culturales incluidas. Que llenemos de información y dejar la discriminación incluso en ámbitos como raza y género.

No es solo para que yo salga a la calle y me digan “qué lindo eres”: es para que se entienda que la diversidad existe y no va a dejar de existir, antes existía también, solo que no hablaba, no se vestía como quería, no salía en pantalla. Todavía no sale lo suficiente, cuando estoy en televisión abierta mexicana aún soy el “rarito”. Y no es suficiente. Necesitamos ver mujeres de talla grande, otros cuerpos. Es más que discriminación a la comunidad y es más que moda, es discriminación hacia lo distinto. Por eso Latinoamérica debe abrir la mente, y nosotros debemos adueñarnos de nuestros espacios y poner nuestra narrativa, como lo está mostrando Black Lives Matters y lo grita la comunidad LGBTI. La industria de la moda acá debe entender que no es revolucionario solamente poner una camisa transparente y bonita en un hombre guapo.

 

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