Los primeros rayos de sol en el hemisferio norte, se confundieron con la colorida pasarela de Carolina Herrera en la New York Fashion Week (NYFW).
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La propuesta del director creativo Wes Gordon apuntó al resaltado de siluetas con piezas extremadamente cortas o infinitamente largas, inspirado por las formas de la naturaleza que fueron representadas a través de un trabajo nutrido de color y lleno de elegancia. El enunciado del desfile: la visión alegre y de colores dramáticos traída a la vida.
Al igual que otras casas de moda, Carolina Herrera utilizó telas con puntos y cinturones anchos. Un completo guiño a décadas pasadas que hoy en día vieron la posibilidad de resurgir a través de distintos elementos. Fueron cerca de 400 invitados los que presenciaron el relato contado sobre la pasarela.
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Vestidos voluminosos, flores y moños en la cintura, combinados con fuertes tonalidades dominadas por el amarillo, azul y rosa, contuvo la propuesta exhibida por Wes Gordon. Un lanzamiento que, si bien se dirigió a la mujer moderna cada vez más implacable y dispuesta a mostrar su historia a través del vestuario, se cuadró con la elegante línea de la fundadora de la marca.
Mangas largas, cortas y sin mangas en absoluto. La fluidez en el movimiento y los cortes trazados en cada pieza desde shorts a faldas, pasando por vestidos cortos y largos, hicieron de esta pasarela un manifiesto de modernidad en el que quizás sea uno de los mejores shows del diseñador. Extravagancia y color.