La moringa es un poderoso aliado para nuestra piel. Sus propiedades astringentes, antibacterianas y antivirales la hacen perfecta para combatir el acné, desaparecer cicatrices y mantener a raya a las arrugas.
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Los expertos recomiendan el uso del aceite de moringa para mantener una piel sana, libre de esas molestas espinillas. Pero además elimina las toxinas y las células muertas. Su preparación es muy fácil.
Cómo prepararlo
-Marca (cocina hasta que cambien de color) las semillas de moringa en un sartén.
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-Luego, en un mortero tritura las semillas para acelerar la extracción del aceite.
-En una olla con agua, cocina las semillas machacadas hasta aparezca una película de aceite. Hierve durante 20 minutos.
-Sin que se enfríe, retira el aceite que estará en la parte superior de la olla y resérvalo.
-Cuando ya esté frío, viértelo en un recipiente de vidrio.
Beneficios
Para disfrutar de sus beneficios, úsalo a diario en las zonas que desees mejorar. Preferiblemente antes de acostarte, para que actúe durante toda la noche. Antes de aplicarlo, lava bien tu rostro con tus productos de limpieza preferidos.
Este aceite de moringa tiene propiedades curativas para la piel. Contiene antioxidantes, que funcionan como un agente antienvejecimiento. Puede rejuvenecer las células ya que mejora la producción de colágeno y elastina.