Mucho tenemos que aprender las mujeres asiáticas y sus rituales de belleza. Estos cada vez cobran más fuerza, gracias a que aportan grandes beneficios a la piel, haciéndola lucir radiante y hermosa.
A pesar de poseer una genética con dermis más gruesa y mayor producción de colágeno, las asiáticas no se confían solo de ello y complementan su cuidado personal con estrictos hábitos que las hacen lucir muy jóvenes.
Dichos hábitos se han transmitido de generación en generación y siguen siendo muy efectivos:
Alimentación alcalina
La comida asiática además de ser deliciosa, siempre es alcalina y las grasas son buenas, como el Omega-3, el cual se encuentra en el pescado. El alga wakame aporta vitamina B, calcio y potasio, y es ideal para mantener la elasticidad de la piel.
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Otefuki
Este ritual de belleza asiático consiste en humedecer una toalla con agua caliente y aceite de romero o lavanda para abrir los poros de tu cara e hidratarla. Se recomienda que lo hagas por las noches, pues es cuando suele tener mejor efecto.
Limpieza e hidratación
Este es un hábito primordial y de absoluta importancia en su rutina facial. Si no removemos el maquillaje y suciedad de nuestro rostro se crearán esas indeseadas impurezas. Las asiáticas apuestan siempre por los aceites, tales como el de oliva y el de argán.
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Ellas potencializan el poder de los aceites y de cualquier otro tratamiento con la técnica Otefuki, consiste en aplicar toallas con vapor caliente y aceites aromáticos. Esta técnica abre los poros y logra que la piel esté lista para recibir posteriores tratamientos, logrando una mejor absorción.
Masajes faciales
Los masajes estimulan la circulación y ejercitan los músculos faciales. Algunas técnicas son Eishodo o Tanaka que ayudan a prevenir los primeros signos de envejecimiento.
Té blanco o verde
Los beneficios del té van más allá de su rico sabor. El té blanco y el té verde están repletos de antioxidantes, por lo tanto previenen el envejecimiento prematuro. El té verde es un excelente sustituto para el café.