Moda y Belleza

Isabel Henao: El poder de la sutileza

La diseñadora enmarca una posición diferenciadora a través de la resignificación del cuerpo.

En la era del bolero profuso, del cuadro Vichy y la raya homogénea, Isabel Henao aparece como una tenue brisa refrescante a la hora de construir el cuerpo en torno al significado de la elegancia. Fluidez, riqueza textil, ensambles acentuados. Conceptos elaborados al estilo de un Haiku que realzan el arte del vestir sin esfuerzo, porque la pieza en su maleabilidad y versatilidad tiene su propio lenguaje. Este es el sello de la diseñadora paisa, quien en 15 años de carrera ha dibujado la feminidad a través de la sutileza y la influencia de lo oriental en sus formas, adaptadas a su propia visión.

Este año, en el cierre de Colombiamoda 2018 y en alianza con el Banco de Bogotá y la Revista Carrusel, Isabel presentará su colección “El Sonido del Viento”, donde toma este elemento como centro de una propuesta llena de cortes limpios, acentos contrastantes ( mas no bruscos) y bordados y texturas para evocar la ensoñación de su universo, del que vimos un comienzo en Bogotá Fashion Week. Allí, el encantamiento de lo nocturno cobró protagonismo a través de los violetas y malvas. Esta vez, los jacquards y tules recrearán las formas del viento en el cuerpo femenino, en esa eterna riqueza sutil que hacen de la marca de la diseñadora una referencia de elegancia compleja en el panorama del diseño colombiano.

Nueva Mujer  habló con ella sobre su trabajo previo al cierre de Colombiamoda 2018

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¿Es esta una colección una continuidad de la de Bogotá Fashion Week?

Sí hay una continuidad, es innegable. Son dos colecciones muy cercanas una de la otra. Pero sí hay ciertos puntos de ese nuevo camino creativo con el que quería transcurrir este año. Hay ciertos puntos de conexión, textiles, pero este es un enfoque desde nuestra nueva historia. Nuestra inspiración es el viento, con colores mucho más ligeros.

¿Cómo depuras las siluetas y piezas que presentas?

Ensayo, desarrollo, me gusta, volvemos a desbaratar, esto funciona, es un proceso de taller. Casi todo lo que hacemos en el taller no se hace sobre papel sino maniquí sino sobre proceso físico mismo, siento que cuando trabajamos tanto las telas, estas tienen que hablar por sí mismas y hay que saber encontrarle el alma a cada uno de los desarrollos nuevos cuando nos llegan.

Vemos esa fluidez oriental como sello de tu línea creativa. Cuéntanos un poco más de eso.

Yo creo que han existido siempre ciertas influencias desde el inicio de mi trabajo con oriente, creo es un tema que siempre ha estado vinculado en mis colecciones y hace parte  del ADN creativo desde el inicio. Estamos tratando de mezclar elementos. Un poco tener ese referente de oriente, pero a lo que somos nosotros en Occidente como tal. Hablar de la fluidez, pero acercarnos un poco al cuerpo femenino. El latino tiene una tendencia fuerte a marcar todo, pero es interesante cuando te sueltas de la concepción de lo que es un hombro, una línea siza, una curvatura de cadera. Y cuando empiezas a generar volúmenes diferentes pero regresando al cuerpo de una forma adicional. Entonces es un proceso de exploración en cada pieza.

“La moda es un motor de cambio social, de progreso, de querer soñar y transformar un poco las cosas que no te gustan de tu realidad. Es un vehículo de comunicación sin necesidad de palabras”

¿Cómo se puede mantener una marca a través de 15 años?

Como todo en la vida, el tiempo pasa. Por un lado no te das cuenta de que el tiempo pasa muy rápido, pero luego te das cuenta de que pasa muy lento porque es mucho lo que tienes que vivir  pues para decir que llevas 15 años trabajando en algo. Hay momentos altos y momentos bajos. Momentos en los que tienes que decir que no estás contento con lo que estás haciendo o que estás dichoso con lo que haces. Es un proceso de descubrimiento, como viene siendo la vida misma. Es imposible para que un diseñador todo sea un camino de ascenso, todo te encante y todo les encante a los clientes, porque muchas veces a tí te puede encantar una idea pero a los clientes no y a la prensa sí, o al revés. Entonces es un proceso de constante evolución y cuestionamiento y de cruzar los dedos esperando que todo salga bien.

Eso iba a preguntarte. Porque en una industria tan dura, ser un referente debe llevar un enorme esfuerzo.

Es un trabajo muy duro. Con un equipo de trabajo maravilloso. Y terquedad. La palabra sería esa, porque se pasa por momentos maravillosos, pero también retadores. Debes estar enamorado de lo que haces para seguir creando, soñando y generando empresa y no es fácil, hacerlo todo al mismo tiempo.

¿Cómo te diferencias en el territorio del bolero y Caribbean chic?

Hay momentos en los que muchos lenguajes empiezan a unirse en ciertos puntos. Hay momentos donde desarrollamos una colección y tenemos tal color que es completamente nuevo para la marca y resulta que cuando ya lanzamos la colección y la vemos en otra colección. Hay coincidencias creativas, pero creo que lo más importante es tratar de entender esa identidad y si hay algo en tendencia (odio esa palabra) que de alguna manera llega a tí y es interesante para tu cliente y tu trabajo, lo importante es cómo se ve ese elemento a través de tu visión creativa. Es un poco triste cuando vemos cosas que simple y llanamente son versiones de alguien.

¿Qué es ser un diseñador colombiano actualmente con nuestro boom creativo?

Tenemos un boom creativo, pero yo siento que apenas está empezando.  Creo que el trabajo para consolidar esa atención creativa es largo, no es un boom mediático y ya está. Es un motor de cambio y transformación que puede ser muy profundo para nuestro país, no solo para nuestro sector de moda.  Insisto en el llamado de que la moda debe ser vista como un generador de empresa y desarrollo sostenible.

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