Moda y Belleza

Sex and the City: Su legado de moda, 20 años después

Y por esto muchas siguen amando a la serie.

No existía, desde “Dinastía”, una serie que configurara tan poderosamente la moda como un elemento generacional, de consumo y como forma de empoderamiento, donde comprar unos zapatos significaba una autoafirmación de la independencia que brindaba la soltería. De la mano de la vestuarista Patricia Field, vimos en “Sex and the City” y en Carrie Bradshaw un fenómeno que tradujo la fantasía del consumo y del glamour al terreno televisivo y simbólico, donde las marcas de lujo se combinaban con ropa de segunda mano y asimismo, vimos cómo la evolución y sello estilístico de los personajes creaban una fantasía de moda sobre la mujer soltera en la gran ciudad, Nueva York.Miles de mujeres se identificaron con las piezas y el característico estilo de la columnista de sexo y la adicta a los zapatos que gastaba 500 dólares en ellos. Claramente, aparte de crear en sí misma todo un género que las chick flicks sucedáneas trataron de emular , “Sex and the City” creó su propia marca y ayudó a sus protagonistas, sobre todo a Sarah Jessica Parker, a quedar como íconos de moda y cultura pop. Eso, a pesar de que su lectura hoy sea reevaluada en todo sentido. Pero más allá de eso, mostramos cómo esta serie aún influye –generacional y estilísticamente– veinte años después.

“Sex and The City presentó a la mujer soltera de una manera distinta a lo que se había visto antes”

P y R

Vanessa Rosales, escritora de moda, master en Fashion Studies–Parsons

¿Cómo se configura “Sex and the City” como una serie que marcó un hito en cuanto a soltería, moda y consumo?

–Lo interesante de la serie es cómo esa representación de la soltería femenina en ll vida urbana, que tenía que ver también con este esquema de la moda, donde esa soltería y vida moderna neoyorquina se vivía a través de la moda. Obviamente fue un momento en el que el celebrity culture de los 90 estaba en el ambiente. El personaje de Carrie tenía mucho que ver alrededor de cómo su identidad y la de sus amigas se expresaba no solo a través de la sexualidad sino del gusto y de la experiencia de la moda en Manhattan. Tal vez fue uno de los primeros shows en la televisión norteamericana que presentó la soltería femenina de una manera diferente y esto lo asoció mucho a esta feminidad poderosa y liberada que además podía incorporar dentro de su fortaleza el tema de la moda. Sin duda, ha sido un imaginario muy poderoso.

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Muchos critican hoy que Carrie gaste todo ese dinero en zapatos. Y que la serie sea una oda al hedonismo que no aplica con la realidad millennial que sí mostró Girls, por ejemplo.

–Yo me preguntaba cómo siendo una columnista de periódico se podía costear el apartamento de Carrie y tener su apartamento. Yo viví en Nueva York y claramente veo un tema de improbabilidad, pero tenemos que fijarnos que hay un tema de ficción y simbolismo alrededor de los personajes. Sin duda alguna, pienso que las películas son el vaciamiento de los símbolos, absolutamente.

¿En donde todo el lujo y riesgo se muestran a todo dar?

–Siempre he pensado que esa escena en la que Carrie se casa con Big y hay un performance de un shooting para Vogue, es como la domesticación de Carrie. Sobre todo porque algunas de las inquietudes que sembró la serie sobre todo en la primera temporada, con Miranda ­–la más inquieta y conscientemente feminista de las cuatro– se volvieron parte de la cultura capitalista y consumista. Y, finalmente, en la moda y el capitalismo, todo va siendo coaptado y vaciado simbólicamente, pero hay que agradecer que la serie les permitió a muchas mujeres representar su soltería de una manera diferente. A la serie le debemos esa gran parte de esa mixtura de la moda y feminismo, que para nosotras hoy en día es normal, pero que para las generaciones de antes no y no le pedimos pedir perfección. Se nos olvida matizar las ficcionalizaciones de la cultura popular.

Entonces, ¿SATC sí pasa el juicio de la historia?

Por supuesto que ese legado trasciende en el tiempo. Para nosotras es normal es mezclar la liberación social, la soltería y la moda. Antes de Carrie y SATC no era así. Recomiendo mucho el análisis de Emily Nusbaum sobre la serie en 2013, es una gran manera de entender ese legado. Hay que contextualizar a la serie dentro de ese momento del feminismo, de hecho hay un libro llamado “What a Girl Wants”, que analiza cómo todas esas películas de esta época vienen de esta serie. Sí, es verdad, las cuatro amigas son heteronormativas, blancas, y en las películas el lujo y lo monetario es desbordante, pero ellas tenían ese poder adquisitivo. La única es problemática Carrie por lo que hace, pero eso también hace parte de la ficción y la fantasía. De qué le pedimos a la televisión. Hay que entender esto; que el Internet no era común y la televisión tiene una fuerza distinta ahora.

 

4 looks icónicos de las protagonistas

Vestido de boda de Carrie (Sex and the City, the movie, 2008)

Una obra maestra de Vivienne Westwood, que la protagonista usaría en su boda fallida con Big. La diseñadora la sacó en conmemoración con los veinte años.

Carrie en tutú (Cabezote)

Este look, que Patricia Field consiguió por 15 dólares, fue refinado luego por el de la segunda película, con la imponenente falda de tutú en el mercado de Abu Dhabi y la camiseta –éxito en ventas– de J’ Adore Dior.

Miranda en silueta oversize y gorra de béisbol ( Temporada dos, episodio uno)

Aunque para su tiempo este atuendo era uno de los típicos looks masculinizados de la abogada, hoy en día es alabado por su silueta y su ensamble. Algo que han rescatado marcas como Vetements, para comenzar.

Samantha y su power suit rojo (Sex and the City, la película, 2010)

Nadie como ella para personificar la audacia y la sexualidad de los atuendos con el mejor color, el rojo.

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