Post originalmente publicado en gertiesme.com. Si quieres ver el original, haz clic en el link que dejé anteriormente, o bueno, también puedes leerlo completo aquí.
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Según lo que indica mi planner, el 4 y 5 de octubre fui a la Mercedes-Benz Fashion Week Chile, que es como una semana de la moda, pero que en verdad dura dos días y tiene la marca de un auto. Como el ser miserable que soy, me acredité a última hora y fuimos de prensa en nombre de Belelú (*sonido de casino*) con mi querida compañera de desventuras K. Valley.
Día 1 y día 2: chascarros y desamores
Era una semana de la moda, así que no escatimamos. Nos pusimos nuestras mejores pilchas (la Karina lo logró mucho más que yo, les diré), nos maquillamos full contouring (mentira) y partimos. Todo esto fue en la galería Patricia Ready pa lo ke benga, y fuimos en el auto del pololo de la K. Primero, los estacionamientos tenían valet parking (te bajan del auto y te lo estacionan ellos), que hasta ese día, como buen ser humano picantoso, no tenía puta idea qué era y me pareció innecesariamente lujoso, pero lujoso al fin y al cabo.
Apenas llegamos, dije la palabra mágica que me ha abierto tantas puertas y me ha permitido robar trabajar mucho: “Somos prensa”, le dije a una de las niñas de afuera. Nos llevaron a una mesita, donde estaban quienes veían los temas con prensa, aka agencia que no nombraré porque siempre me mando este tipo de condoros. Luego, nos indicaron que la prensa estaría en un corral (ok…) hasta que llegaran todos los invitados.
Sí, un corral. Como perritos. Como los Rugrats. Como en Argentina. Estuvimos en esta especie de corral, mirando cómo entraban increíbles celebridades como Ennio Carota a los que -supuestamente- debíamos fotografiar y esperar a que hicieran sus cosas de invitados mientras nosotros, la prensa, el perraje del evento, mirábamos cómo disfrutaban y no sé qué.
El propósito de las Fashion Week es supuestamente mostrar colecciones a la prensa. a influencers y otros personajes de la moda, por ende ¿Por qué la prensa no estaba calificada como invitada? ¿Por qué querían convertir una Fashion Week en onda, una versión más cuma de los Oscar? ¿Por qué invitaron a Ennio Carota? Tantas preguntas.
En fin, la cosa es que en una jugada maestra, luego de estar más de una hora paradas mirando la nada, teniendo small talks con otros periodistas igual de chatos que nosotras, pedimos entrar a “tomar fotos”. Al parecer lo que esta gente no quería era que las cámaras grandes estuvieran adentro, aunque igual las vimos, pero nosotras andábamos con celulares, así que nada, pasamos, después de 84 años, pero lo hicimos.
Adentro del evento, además de autos Mercedes-Benz, había una especie de ¿espejos? y cosas Samsung donde mostraban las fotos de la falsi-alfombra roja, te maquillaban ahí mismo (?) y también hubo muchos canapés ricos y alcohol.
El día 2, no obstante, quisimos hacer algo distinto. Como sabíamos que el corral era un chiste (del que no nos queríamos reír, por supuesto), llegamos más tarde para evitarlo. Nuestro plan era evadirlo y entrar lo antes posible, para lo que incluso contactamos a un gallo de la marca de autos de lujo sin mucho éxito. Así que hablamos con alguien de la agencia, que “oye porfah es que queremos ir a tomar fotos de adentro porfah”, y bueno, después de unos diez minutos, lo logramos.
Al final del día 2, eso sí, tuvimos un chascarro con el famoso (y para mí desconocido) valet parking: a uno de los estacionadores aparentemente se le perdió el auto (?) y estuvimos media hora esperando que llegara. UNA MIERDA.
La moda
Ya, para que no digan que no hablo de la ropa o que ando puro pelando les voy a contar de la experiencia en sí ¿Qué tiene de especial ver la ropa en pasarela versus una foto/maniquí/etc?
La verdad, yo fui sin ningún prejuicio, pero debo decir que la experiencia de ver una pasarela fue genial. Como diría mi profesora Lisa Piña, fue una experiencia estética (#EEEEEEEEEEEEEEEEEE) porque ves las prendas “vivas”, puestas en alguien (que a veces pesa dos kilos, pero meh), y además ves cómo el diseñador/a propone lo que hizo, incluso con la música lo peinados, los zapatos, etc.
Fueron un total de ocho diseñadores los que se presentaron en la MBFW: Duende Capitalista, Sr. González, Sisa, Kika Neumann, Nous Etudions, MO, 12_NA y Qüina.
Debo decir que mis favoritas, porque soy una señora vintage y urbana, fueron Qüina, Sr. González y Nous, creo que no he profundizado mucho en las razones por las cuáles me gustaron tanto estas colecciones, aunque también debo decir que la estética de Kika Neumann (aaah, trencitas) fueron todo. Además, como que la deconstrucción de las prendas (#E) de Nous y Sr. González fue bacan, onda, trajes asimétricos, minimal, etc.
No tengo mucho material de calidad de nada, la verdad, porque la agencia nunca me envió las fotos y videos oficiales del desfile… confirmando que, por supuesto, en la moda sigo siendo alguien humilde, pero que disfruta mucho y se puede tomar con humor cualquier tipo de traspié.
Me tuvo pensando mucho lo que significa la moda: un lugar donde muchas veces puedes llegar solo con ciertas necesidades resueltas, en un país donde cualquier cosa relacionada con el arte es de elite y reservada para la GCU, y me da pena pensar que la moda no es para todos. Expresarse a través de la ropa es un arte, porque hay una parte de ti puesta en ello, y anyway, ni el estatus ni nada nos impiden googlear un poquito o simplemente observar y experimentar ¿no? Raya para la suma, lo pasé genial igual.
Y para finalizar, me llevé un tote bag muy bonito con una libreta, una revista y un pequeño folleto de la MBFW, y más uno para mi hermana, porque si vamos a ser miserables, seámoslo con toda la familia. Besitos <3