La columna del Dr. Valdés sobre rescatar la belleza masculina

Para sorpresa de muchos, el paso posterior natural a los concursos de belleza femeninos, fueron los masculinos, certámenes donde se elige al participante que mejor cumpla con los requisitos y cánones para ganar.

Espectáculos que cada día cobran mayor importancia en nuestro país, dejando de lado estándares, casillas y luchas de género. Sin ir más lejos, el ganador de Míster Universo 2015 fue un chileno, un joven que con todas las características que representan a nuestros compatriotas, fue elegido como el hombre más bello.

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Pero no se trata sólo de un concurso, sino también de un cambio cultural en ropa, accesorios, estética e incluso cirugías, actividades impensadas en un hombre años atrás. El cambio no se debe a la estética –que es meramente un resultado– sino que requiere varias actitudes, positivas en la juventud actual, y muy necesarias, que muchas veces se confundieron con femineidad, burlada erróneamente, haciendo incluso que muchos hombres ocultaran o se prohibieran algún ápice de autocuidado estético.

Pero hoy, cuando los concursos de belleza masculina, aunque relativamente nuevos, se han instalado en la sociedad, es mucho más fácil hablar del tema e identificarlo como una necesidad social.

Porque, ¿hay algo más noble que cuidar nuestro propio aspecto y salud? Sí, dedicárselo a otros. Si un padre, por ejemplo, realiza ejercicios delante de sus hijos, les enseña indirectamente que esa es la mejor actividad. Somos una sociedad que imita, sea lo que sea; por ende, aportemos a que imiten el autocuidado, que por cierto está muy lejos de ser sólo un asunto de estética.

Aunque volviendo al punto inicial, ¿estábamos hablando de un simple concurso? No, en el fondo estamos hablando de hábitos saludables y una calidad de vida que además de todos los beneficios, otorga belleza.